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Antti Junkkari, el joven que quiere acabar con la violencia armada en Nigeria
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Antti Junkkari, el joven que quiere acabar con la violencia armada en Nigeria

Boko Haram ha hecho saltar por fin la situación de Nigeria a la primera plana, pero la violencia parece instaurada en el país más poblado de África

Foto: A sus 23 años, Antti Junkkari ha conseguido financiación para un pacifista y revolucionario proyecto en Nigeria y Zambia.
A sus 23 años, Antti Junkkari ha conseguido financiación para un pacifista y revolucionario proyecto en Nigeria y Zambia.

Boko Haram y el secuestro de más de 200 niñas ha llevado por fin la situación de Nigeria a la primera plana de los periódicos, pero la violencia parece instaurada en el país más poblado de África. Según los datos proporcionados por Gun Policy, existen más de 2 millones de armas de fuego en las manos de los civiles del país y más de medio millón de personas muere de forma violenta al año. Pero quizá el mayor problema sea el auge de las bandas criminales relacionadas con el negocio de la droga, ya que Nigeria es una parada recurrente en la ruta de la heroína entre Asia y Occidente.

Diversas propuestas se han puesto de marcha con el objetivo de contrarrestar este auge de la violencia en el país africano, como la que ha convertido al joven finlandés de 23 años Antti Junkkari en ganador del Make Things Better Award otorgado por Mazda, dotado con 10.000 euros y que permitirá el desarrollo de un sistema pionero de radio. “La idea surgió en Nigeria en 2009, cuando se comenzaron a sopesar maneras de prevenir la violencia en el área local”, señala Junkkari a El Confidencial. Una de ellas, propulsada por un grupo de médicos nigerianos, era la de fundar una emisora de radio que transmitiese información útil a los ciudadanos nigerianos. Una herramienta que, aun hoy en día, sigue siendo tan barata como efectiva en los países africanos.

Los programas de radio pueden transmitir información sanitaria, o información sobre las organizaciones que se encuentran en la zona, así que la gente puede saber dónde se halla la ONG más cercana en caso de que necesite ayuda”, explica Junkkari. Pronto el proyecto, lanzado por la IPPNW (International Physicians for the Prevention of the Nuclear War) comenzó a desarrollarse y a contar con la participación de un grupo de médicos finlandeses, Physicians for Social Responsability (PSR), del que forma parte Junkkari. “Me preguntaron si estaría dispuesto a formar parte de un proyecto en Nigeria y dije que sí”, explica. Es el primer paso en un camino que ha concluido con el galardón que reconoce al proyecto de innovación social más prometedor y del que el CEO y presidente de Mazda Europa, Jeff Guyton, ha dicho que “mejorará de verdad la vida de otras personas”. El dinero ha permitido a los emprendedores reunirse con sus socos nigerianos en Abuya, la capital de Nigeria, algo clave para el desarrollo del proyecto.

Pero, ¿qué distingue este programa de otros? “Nuestro enfoque utilizaba un método muy diferente a los que se suelen emplear, y se trata de un pequeño proyecto que puede llegar a mucha gente. Con 100.000 euros invertidos en 3 años, podemos alcanzar a 30 o 40 millones de personas, por lo que puede ser muy efectivo”. Y duradero, ya que estas estaciones, que se extenderán pronto a Zambia, pueden seguir estando operativas en 2050.

This is Radio Nigeria

En un mundo en el que internet se ha convertido en el principal medio de difusión, resulta llamativo que la radio pueda seguir una influencia tan grande en otras regiones del planeta. Pero así es: rápidamente, Homsku Swomen y Ogebe Onazi, los dos médicos que lanzaron el programa, vieron cómo su herramienta era aún más útil de lo que podían imaginar. “Aunque tenemos muchos objetivos, básicamente queremos prevenir la violencia en África”, explica Junkkari. “Pensamos influir sobre todo en los jóvenes que están a punto de hacerse adultos. Son pobres, están frustrados y no tienen trabajo, por lo que fácilmente caen en las garras de las bandas”.

“Pero también sabemos que si proporcionamos a los jóvenes algo que hacer, como saber que en tu área hay organizaciones a las que puedes contribuir, es una buena alternativa”, señala el joven estudiante de neurocirugía. “Básicamente, tenemos dos enfoques: por una parte, atraer a los jóvenes en potencial peligro de caer en las manos de las bandas y reducir la violencia”. No sólo por descender el número de muertes violentas, sino porque el débil sistema de salud nigeriano es erosionado por las emergencias causadas por armas de fuego: “Son muy costosas a la seguridad social. Si el coste por paciente es de 16 dólares al mes, el coste por una herida de bala es de 3.100 dólares, algo que impacta de forma muy negativa en los recursos locales”.

A diferencia de otros proyectos, Junkkari y sus compañeros están particularmente preocupados por cuantificar el efecto de su intervención. “Tomaremos una muestra de dos escuelas para realizar una encuesta sobre las actitudes ante la violencia antes y después del programa”, explica. Para ello, recurrirán a los datos de Clean Organization, “que recoge información desde 2005 de 11.000 nigerianos”, lo que les permitirá comparar diferentes estados e “identificar si realmente podemos tener un gran impacto en la violencia local”. No obstante, el finlandés se muestra realista cuando se e le pregunta si podrá tener algún efecto sobre organizaciones como Boko Haram. “Me temo que no podremos hacer demasiado, pero hay muchos otros conflictos en Nigeria relacionados con la lucha por los recursos”.

Mirando siempre hacia el futuro

Al igual que las profecías de Stephen Emmott, Paul R. Ehrlich, o Alan Weisman sobre la superpoblación, Junkkari advierte que el crecimiento de la población nigeriana –que ahora se encuentra en unos 168 millones de habitantes y crece al ritmo del 2,8%– puede agravar estos problemas. “Está unido a la gran desigualdad y la corrupción, el 90% de la población vive con dos dólares al día aunque es una de las economías más desarrolladas de África, y la mayor parte de la riqueza está condensada en el 10% de la población. Hay que buscar recursos para que todos los nigerianos tengan acceso a la educación”.

Junkkari se define a sí mismo como un joven inquieto. Aunque ahora mismo esté estudiando neurocirugía, e investigando sobre la misma, no está seguro de que esta vaya a ser su ocupación en el futuro. “Aunque me interesan el comportamiento humano y la neurología, no podría estancarme en una única cosa”. Una inquietud espoleada por el archifamoso sistema educativo finlandés: “en mi universidad se anima a la agente a que aprenda otras lenguas y a que se investigue fuera del país”.

De lo que sí está seguro es que su enfoque será el de esa “visión humanista” que, señala, “dice que cada persona debe ser valorada como ser humano que es”. Una vocación inspirada por modelos de comportamiento como “otros médicos de los años setenta y ochenta”. “Provengo de una situación privilegiada, pero me entusiasma lo que ocurre alrededor del mundo. Cuando comencé medicina, pensaba centrarme en estudiar, pero cuando conocí a los médicos me di cuenta de que se podía hacer algo más que estar en un hospital”. Y así lo está demostrando.

Boko Haram y el secuestro de más de 200 niñas ha llevado por fin la situación de Nigeria a la primera plana de los periódicos, pero la violencia parece instaurada en el país más poblado de África. Según los datos proporcionados por Gun Policy, existen más de 2 millones de armas de fuego en las manos de los civiles del país y más de medio millón de personas muere de forma violenta al año. Pero quizá el mayor problema sea el auge de las bandas criminales relacionadas con el negocio de la droga, ya que Nigeria es una parada recurrente en la ruta de la heroína entre Asia y Occidente.

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