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Los inmigrantes de Le Pen: "La voté porque Francia me recuerda cada vez más a la URSS"
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UNAS ELECCIONES DESICIVAS, VARIAS FRANCIAS

Los inmigrantes de Le Pen: "La voté porque Francia me recuerda cada vez más a la URSS"

La 'hijísima' perdió contra el presidente 'prêt-à-porter'. Los franceses asisten a la explosión de los paradigmas electorales habituales, dando la espalda a un bipartidismo casi totémico

Foto: Votantes de Marine Le Pen esperan a que se anuncien los resultados en la sede del FN en Lyon. (Reuters)
Votantes de Marine Le Pen esperan a que se anuncien los resultados en la sede del FN en Lyon. (Reuters)

Esta campaña ha sido la más estrambótica de la historia reciente de Francia, hasta el punto de que daría serios quebraderos de cabeza (con onomatopeyas incluidas) al más avezado de los analistas en Italia, considerada por méritos propios como el laboratorio político de Europa. Las elecciones de este domingo, que entregan la presidencia a Emmanuel Macron han demostrado que todo es relativo, incluso en la política gala.

[Mapa de resultados en las elecciones francesas]

Los franceses han asistido a la explosión de los esquemas y paradigmas electorales habituales de la 'Republique', dando la espalda a un bipartidismo casi totémico para colocar a dos personajes improbables en el tramo final de la carrera hacia el Palacio del Elíseo: la 'hijísima' Marine Le Pen y el 'desconocido' Macron. El tercero en discordia son la abstención y el voto en blanco, ya que el otro parámetro que marca la votación es el notorio descontento de millones de franceses con los dos candidatos. Muchos no darán su papeleta ni a uno ni a otro. Otros lo harán a regañadientes, no para premiar a la mejor opción, sino para cerrar el camino a la peor.

La 'hijísima' contra el 'prêt-à-porter'

La heredera del 'clan Le Pen' ha tratado de lavar la cara a la marca familiar —el Frente Nacional— y desvincularse de la imagen de extrema derecha rancia, racista y peligrosa que hizo popular a su padre. Ella, además de popular, ha querido también ser populista, por eso de ir en la misma dirección en la que soplan los vientos de la política mundial. Sus votantes —eso es cierto— ya no se esconden para no salir en la foto y asumen a pecho descubierto su afección por un partido que, en grandes líneas, no parece haber cambiado demasiado en el fondo, aunque sí haya pulido las formas y normalizado su discurso. Marine Le Pen, a diferencia de su padre, es moderna. Tuitea.

El 'perfectísimo' Macron ha irrumpido en la alta política francesa como un tren de alta velocidad. Sus críticos le echan en cara su pasado de banquero ultraliberal, aunque sus acólitos prefieren verlo como al barquero salvador que, remando firme, guíe a Francia a través del temporal de la crisis hasta la otra orilla, donde esperan la prosperidad, el crecimiento y la 'grandeur' perdidas. Hasta hace dos años y medio, nadie conocía a Macron, hasta hace menos de un año no tenía partido/movimiento político, y hasta hace solo unas semanas los franceses ni siquiera conocían su programa. Y encima, con 39 años, será el presidente más joven de la historia de Francia. El ministro de Economía de François Hollande, que se define como “ni de izquierdas, ni de derechas”, ha dado un manotazo al tablero de la política nacional y promete una segunda revolución en el país, esta vez sin guillotinas.

¿Qué ha pasado para dar forma a esta original ecuación? ¿Qué motiva a los franceses para dar este salto al vacío y votar por Le Pen, Macron o por ninguno de los dos? Lo cuentan ellos mismos en la ciudad de Lyon.

“Francia me recuerda cada vez más a la URSS”

Alexis Kolossov, gerente de una empresa informática de 39 años, no encaja en el perfil tradicional de los votantes del Frente Nacional. Vive en Francia desde hace casi 20 años, pero en sus palabras se percibe todavía un marcado acento de su Crimea natal. Su mujer y sus tres hijos son franceses. Él tiene el pasaporte y la nacionalidad, pero no nació aquí. A la pregunta de si no le parece incompatible ser extranjero y votar al FN, Alexis responde que no, aunque reconoce que “algunas de sus declaraciones son chocantes y no estoy, en absoluto, de acuerdo”. Comenta que hay muchos inmigrantes de la Europa del Este que, una vez instalados en Francia, han decidido votar por el Frente Nacional.

En su caso es la primera vez que da su voto a la extrema derecha, aunque reconoce que sintoniza con las ideas tanto de la hija como del padre desde hace tiempo, “porque en Francia hay muchas cosas que no funcionan. Hay un problema de inmigración, otro con la agricultura, otro con la gestión de las pensiones y el desempleo. Macron no es la solución”.

¿Y cómo se puede confiar en una candidata que a mitad de carrera cambia las reglas del juego?, le preguntamos en alusión al repentino cambio de orientación de Le Pen sobre el euro. “Volver al franco sería catastrófico, así que no creo realmente que vaya a sacar a Francia del euro, como ha estado diciendo”.

Alexis reconoce que, en realidad, no cree en el triunfo de Le Pen, “pero hay que votar por alguien y nunca votaré por Macron, porque no defiende los intereses de Francia, es un mero producto de la mundialización. Le Pen puede provocar un terremoto político que es necesario para el país. El sistema actual no funciona, es un país demasiado social. Este país me recuerda cada día más a la Unión Soviética. Allí no existe la democracia, las elecciones están trucadas. El nombre del presidente está ya decidido antes de que la gente vaya a votar”.

Terminamos nuestra charla hablando de la empatía entre Marine Le Pen y Vladimir Putin, y Alexis responde que “Marine ha comprendido que Rusia no es el enemigo de Europa, como mucha gente opina en estos momentos. Todo lo que viene de Moscú ahora es siempre negativo, y no es verdad. Rusia debería ser el principal aliado de Europa. Marine Le Pen es la única que lo ha entendido”.


“Soy un hijo de Europa, por eso voto a Macron”

El brillo en sus ojos cuando habla del líder de En Marcha! delata la convicción de Marc Pommepuy de no haberse equivocado al dar su confianza a Emmanuel Macron, al que define como una persona “atenta y respetuosa con sus adversarios”. Decidió embarcarse en la aventura electoral de En Marcha! el pasado septiembre por el mensaje europeísta. “Eso fue lo que me hizo decantarme por él”, dice este coordinador de proyecto en Sanofi Pasteur, de 30 años. “Tuve una beca Erasmus y conocí a mucha gente por toda Europa. Entonces pensé que debía alinearme con un candidato pro Europa, porque nuestra soberanía reside en Europa”. Añade que, como muchos otros franceses de su generación, buscaba una cara nueva, tras sucesivos desengaños “tanto con el Partido Socialista como con los Republicanos”. “Siempre era lo mismo” —se confía—, “al final las mismas políticas, sobre todo en lo económico; las mismas personas y los mismos escándalos”.

“Macron ha tenido el coraje de decir que no todos los males vienen de Europa, como ahora parece ser la tónica general. Se ha desmarcado del resto de candidatos con su mensaje a favor de la Europa unida”, añade.

Sobre las reformas liberales de las que ya dio un anticipo durante su breve mandato en el Ministerio de Economía del Gobierno Hollande, Marc dice no tener miedo: “Ya vivimos en ese sistema. Macron quiere regular y modificar, no romper el sistema. Es representativo de mi generación y de los cambios que hay en la sociedad. El sistema en el que vivieron nuestros padres y abuelos ya no existe, se acabó lo de trabajar toda tu vida en la misma empresa. Esa no es nuestra vida”.

“Hay dos Francias enfrentadas, una progresista que confía en el futuro y otra Francia retrógrada, pesimista y nacionalista. Es verdaderamente inquietante que Marine Le Pen haya llegado a la segunda vuelta de las elecciones”, asegura Marc a modo de despedida mientras sigue colocando banderolas en el cuartel general de Macron en Lyon, preparando la gran fiesta.

Un 'nini': “Le Pen es un travesti político”

Stephane, psicólogo y hostelero de 48 años, nos recibe en su casa en una de las colinas que rodean Lyon. La vista es fantástica y sus palabras, clarificadoras. Entra en la categoría de lo que la prensa francesa ha definido como 'ninis', los electores que reniegan de los candidatos, aunque él me hace saber, sin tapujos, que aborrece ese término: “Es solo una etiqueta. La realidad es más compleja”. “Podría haberme abstenido y facilitar así un resultado mejor para Marine Le Pen”, confiesa. “Al votar a Macron, he ayudado a que Le Pen obtenga peores resultados”.

Ir a las urnas este domingo ha sido un dilema para él, como para millones de franceses, que no se identifican con ninguno de los dos finalistas. “Si hubiera votado con la cabeza, me habría abstenido para reforzar indirectamente a Le Pen y que Macron comprenda que no tiene legitimidad. Pero he votado con el corazón, para que el Frente Nacional deje de existir. He votado a Macron, pero no estoy orgulloso de ello”.

No le gusta Macron, pero tampoco cree que se le pueda comparar a Le Pen. “Macron y Le Pen son radicalmente diferentes como personas. El Frente Nacional no existe como objeto político y Marine Le Pen no puede dirigir el destino de una nación. Macron, en cambio, es capaz de dirigir un país y reformarlo, pero por unos intereses y con unos objetivos que no coinciden con los míos. No son absolutamente comparables. Mi pensamiento político no concierne ni a Le Pen ni a Macron. En el caso de Macron, él defiende un neoliberalismo que para mí es un tipo de fascismo”.

Sobre el pasado de banquero de Macron, Stephane asegura que no es un problema, “pero sus ideas sí. En vez de banquero podría haber sido carnicero y tener las misma ideas”. Lo que sí le preocupa es que “Macron pueda desmantelar el Estado social, liberalizando todos los sectores de la economía, como desean las personas que en la actualidad controlan los resortes de la economía no solo en Francia, sino a nivel mundial”.

Para terminar la entrevista, le pregunto si ve alguna diferencia de fondo entre Marine Le Pen y su padre. Me responde que “en internet hay un vídeo que circula en el que Marine Le Pen, cuando tenía 17 años, contaba lo orgullosa que estaba de su padre y sus acciones. Yo creo que sigue estando muy orgullosa de su padre y sus acciones. Tienen las mismas ideas, ella se ha travestido para dar una imagen más moderna del Frente Nacional, pero el fondo es el mismo”.

Esta campaña ha sido la más estrambótica de la historia reciente de Francia, hasta el punto de que daría serios quebraderos de cabeza (con onomatopeyas incluidas) al más avezado de los analistas en Italia, considerada por méritos propios como el laboratorio político de Europa. Las elecciones de este domingo, que entregan la presidencia a Emmanuel Macron han demostrado que todo es relativo, incluso en la política gala.

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