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¿Basta el libre comercio y la ayuda al desarrollo?
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propuestas de colaboración en la reunión del ecofin

¿Basta el libre comercio y la ayuda al desarrollo?

La Unión Europea busca "un pacto con África" para impulsar al continente y reducir la migración. Las discusiones en la cumbre de Malta no han profundizado en medidas concretas

Foto: Los ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea durante su reunión informal Europea (Ecofin) en el Palacio del Gran Maestre en La Valeta, Malta. (EFE)
Los ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea durante su reunión informal Europea (Ecofin) en el Palacio del Gran Maestre en La Valeta, Malta. (EFE)

“El libre comercio, por sí mismo, no es suficiente”. Ni limitarse a enviar capital a los países menos desarrollados. Así de tajante es el documento puesto este sábado sobre la mesa en la que ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea han discutido qué se puede hacer para reducir impulsar el desarrollo de Marruecos, Libia y el resto de países del Norte de África, con la vista puesta en reducir la inmigración. Ni siquiera elevar el PIB de un país es garantía de éxito a la hora de convencer a sus habitantes de que no hagan las maletas. Se necesita más: posibilidades de hacer negocio, de trabajar, de llevar a tus hijos a una buena escuela, junto a una mayor seguridad y una menor corrupción. Y en esto, Europa tiene mucho con lo que contribuir.

“La conclusión es la necesidad de tener un acuerdo con África, un pacto, no para África, sino con África”, ha explicado el ministro español de Economía, Luis de Guindos, tras la primera discusión que ha mantenido los sus colegas en el Ecofin informal celebrado este sábado en La Valeta. Una idea que casa bien con la propuesta alemana de poner en marcha un 'Plan Marshall' para África, como en su día Estados Unidos hizo para acelerar la recomposición de Europa tras la Segunda Guerra Mundial. Y con la iniciativa italiana 'Migration Compact' y el Plan de Inversiones Exteriores europeo.

Foto: Angela Merkel y François Hollande. (EFE)

Se trata de superar la idea que aún cala en las sociedades occidentales que ven la ayuda al desarrollo como una especie de caridad. Nada más lejos: Las discusiones buscan el beneficio común. Por una parte, impulsar al continente olvidado. Por otra, cortar de raíz la migración que tanto alarma en una Europa aún traumatizada por la crisis económica. Lo que permitiría además quitar argumentos a los populismos que espolean el miedo a la llegada de extranjeros y, de paso, arremeten contra la UE.

No es solo dinero

“La mejor solución a largo plazo es que encuentren posibilidades de desarrollar su vida en el continente africano”, ha dicho el ministro belga Johan Van Overtveldt. Ni el comercio, ni la ayuda al desarrolla basta. Aumentar el desarrollo económico “es un objetivo crítico, pero no es una panacea para reducir la migración”, señala el texto que ha preparado el thinktank económico Bruegel para los ministros del Ecofin. El argumento es claro: los motivos por los que gente sigue marchándose con destino a Europa son un poco más “complejos” y no se reducen al nivel de PIB de los lugares donde nacieron.

El cóctel se prepara con ingredientes como las presiones demográficas, una alta tasa de desempleo juvenil, el aumento de las redes de migración, el deseo de reunirse con sus familiares ya emigrados o la percepción de que en los países de destino hay más oportunidades de trabajo. Un ejemplo claro, aunque parezca de perogrullo, es que la crisis económica europea ha sido determinante a la hora de reducir la inmigración, tanto o más que el aumento de las restricciones de entrada a los migrantes, según Bruegel.

¿Qué puede hacer Europa?

Tradicionalmente la acción europea en África se ha centrado más en establecer acuerdos comerciales y programas de desarrollo o colaboración sectorial. La UE no puede utilizar su mejor arma con los países africanos: el proceso de adhesión al club comunitario. Ni los países de la ribera sur mediterránea ni los que se extienden más allá del Sáhara tienen ninguna perspectiva de entrar en la UE, con lo que ésta no puede utilizar con ellos la técnica de la zanahoria y el palo, para llevaros a emprender reformas económicas, sociales y políticas de calado. Como ahora hace en los Balcanes y como hizo en su día con el este de Europa o, hace aún más años, con la propia España.

La crisis económica europea ha sido determinante para reducir la inmigración, tanto o más que las restricciones de entrada, dice Bruegel

Desde la perspectiva de los ministros económicos europeos, es necesario empezar por combinar la inversión pública con una apueste firme por aumentar la privada, aunque para ello son conscientes de que se necesita mejorar el clima empresarial en países tan diversos como Libia -hundida en un conflicto que raya la guerra civil-, el Egipto del presidente y militar Abdelfatah Al-Sisi o el Túnez que da sus pasos hacia una democracia, que a veces ni siquiera están bien avenidos, como Marruecos y Argelia.

En La Valeta se ha hablado poco de medidas concretas, pero Bruegel propone algunas como combinar el desarrollo y un mayor acceso a los mercados europeos -también a los de servicios- con otras acciones, por ejemplo, para mejorar la enseñanza universitaria u ofrecer trabajo temporal a personas con una alta formación. A cambio, la UE podría buscar firmar acuerdos de readmisión de migrantes irregulares que se encuentren en suelo europeo, al estilo de la colaboración entre España y Marruecos, o siguiendo los pasos del pacto entre los Veintiocho y Turquía. También podrían abrirse nuevas vías para que aquellos que están decididos a emigrar lo hagan de manera legal, por ejemplo, con el establecimiento de centros en el África Subsahariana donde se concedan permisos de entrada a la UE.

Canarias, un ejemplo a seguir

Durante el encuentro con sus colegas europeos, Luis de Guindos ha puesto a Canarias como un ejemplo de medidas concretas que la UE podría seguir. El ministro español ha explicado que el régimen fiscal canario permite a las empresas que están ubicadas en el archipiélago que se deduzcan inversiones que llevan a cabo en África. En concreto, aquellas que inviertan en Marruecos, Mauritania, Senegal, Gambia, Guinea Bissau y Cabo Verde cuando “realicen actividades económicas en dichos territorios en el plazo de un año desde el momento de la inversión” pueden deducirse un 15 % de estas inversiones. Un modelo que podría copiarse a nivel europeo.

“El libre comercio, por sí mismo, no es suficiente”. Ni limitarse a enviar capital a los países menos desarrollados. Así de tajante es el documento puesto este sábado sobre la mesa en la que ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea han discutido qué se puede hacer para reducir impulsar el desarrollo de Marruecos, Libia y el resto de países del Norte de África, con la vista puesta en reducir la inmigración. Ni siquiera elevar el PIB de un país es garantía de éxito a la hora de convencer a sus habitantes de que no hagan las maletas. Se necesita más: posibilidades de hacer negocio, de trabajar, de llevar a tus hijos a una buena escuela, junto a una mayor seguridad y una menor corrupción. Y en esto, Europa tiene mucho con lo que contribuir.

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