Es noticia
'Affluenza', la polémica enfermedad que libra de la cárcel a los niños ricos de EEUU
  1. Mundo
¿Existe realmente esta patología?

'Affluenza', la polémica enfermedad que libra de la cárcel a los niños ricos de EEUU

No está reconocida por la Asociación Americana de Psiquiatría, pero esta presunta dolencia es alegada en cada vez más casos de privilegiados que cometen un delito

Foto: El adolescente Ethan Couch, que alegó 'affluenza' a cuatro personas al conducir borracho en 2013, detenido en México (Reuters)
El adolescente Ethan Couch, que alegó 'affluenza' a cuatro personas al conducir borracho en 2013, detenido en México (Reuters)

Se llama Ethan Couch y en 2013 se estrelló contra un vehículo aparcado mientras conducía ebrio a 110 kilómetros por hora. El adolescente, de 16 años, mató a cuatro personas y dejó once heridos; en la sangre le detectaron cannabis, Valium y tres veces la tasa de alcoholemia. Sus abogados alegaron que el joven padecía “affluenza”, un trastorno ligado al hecho de ser rico. Los padres de Couch, según la defensa, lo habrían malcriado hasta deformar su sentido de la responsabilidad. Couch se libró de prisión.

El caso de Couch atizó la indignación en un país que vive la mayor desigualdad de su historia y donde una parte del espectro político libra desde 2011 una cruzada moral contra el 1% más rico. La “affluenza” fue duramente criticada como una excusa inaceptable por diferentes psiquiatras, pero desde entonces ha planeado sobre el paisaje como una supuesta causa de comportamiento delictivo, y un ejemplo de cómo la justicia penal de EEUU peca de tener dos velocidades: una para humildes y otra para pudientes.

El término, en cualquier caso, ha calado: fue parte de la defensa de Robert H. Richards IV, el heredero de una de las familias más ricas de Delaware, que en 2009 fue sentenciado a ocho años de libertad condicional y no tuvo que poner un pie en prisión a pesar de haber violado a su hija de tres años. Desde entonces no son pocos los que han alegado esta condición para lograr condenas más benévolas, tanto en EEUU como en otros países anglosajones, como Australia. El primer caso documentado de esta estrategia de defensa legal, de hecho, ocurrió en fecha tan remota como 1924.

Una investigación publicada por la Universidad de Columbia afirma que el 20% de los adolescentes de clase media-alta creen que sus padres les ayudarían a salir de una situación problemática en la escuela. Su autora, la psicóloga Suniya Luthar, denunció la sentencia de Couch por considerar que justifica los delitos de la gente con dinero. “Es un doble estándar”, declara Luthar a El Confidencial. “Si crees que a los niños se les debe de dar una segunda oportunidad, esto tiene que aplicarse a todos los niños, no solo a aquellos cuyos padres pueden pagar una cara rehabilitación”, y asegura que si se hubiera tratado de un joven de familia pobre, incapaz de pagar los 450.000 dólares anuales de la rehabilitación de Couch, la sentencia hubiera sido diferente.

placeholder Ethan Couch a su llegada al tribunal de Justicia de Tim Curry en Fort Worth, el 13 de abril de 2016 (EFE)
Ethan Couch a su llegada al tribunal de Justicia de Tim Curry en Fort Worth, el 13 de abril de 2016 (EFE)

Dos varas de medir para el mismo crimen

El mismo juez de Texas, Jean Boyd, que libró a Couch de los 20 años de prisión que pedía el fiscal, había condenado años antes a otro joven en circunstancias parecidas: Bradlee Miller, de 16 años, se emborrachó y mató a una persona atropellándola. Le cayeron 20 años por asesinato y por no pararse a ofrecer primeros auxilios. El acusado vivía con su abuelo ya que su madre era adicta a las drogas.

La “affluenza" no está reconocida como diagnóstico en la Asociación Americana de Psiquiatría, pero según Luthar tiene visos de realidad. “No es un término psiquiátrico, sino coloquial, pero representa un fenómeno real. Es como otros tipos de adicciones; una adicción a la riqueza y el dinero: nunca se tiene suficiente, siempre se busca más. La terapia estaría basada en el mismo principio: aprender a apartarse y buscar otras recompensas en la vida, como las relaciones o la vida en comunidad”.

El término es una mezcla de las palabras “afluencia” e “influenza”, o “gripe”. Se popularizó en los años noventa gracias a Jessie O’Neill, la nieta de quien fuera presidente de General Motors y secretario de Defensa, Charles Wilson. Su libro The Golden Ghetto: The Psychology of Affluence (“El Gueto de Oro: la Psicología de la Afluencia”) describe, a través de su propia experiencia, la deriva emocional de jóvenes millonarios acostumbrados a salirse con la suya y no dar nunca explicaciones. O’Neill describe la affluenza como la “relación perjudicial o desequilibrada con el dinero o su búsqueda”, un trastorno que suele ser ahogado en drogas y alcohol.

“El abuso de alcohol y de sustancias en la clase media alta, como indican muchos de nuestros estudios, es mayor que la media, incluso que entre los niños pobres”, indica Luthar. “A veces consumen por diversión, porque pueden comprar más, y a veces se automedican para lidiar con la ansiedad personal. La consecuencia, a veces, es el mal comportamiento, un comportamiento delincuente”.

placeholder Tonya Couch, la madre de Ethan, llega escoltada por la policía a la cárcel del condado Tarrant en Fort Worth, en enero de 2016 (EFE)
Tonya Couch, la madre de Ethan, llega escoltada por la policía a la cárcel del condado Tarrant en Fort Worth, en enero de 2016 (EFE)

¿Riqueza o carencias educativas?

Según la teoría original, desarrollada en 2007 por el psicólogo británico Oliver James, la “affluenza” es más común cuanto mayor es la desigualdad económica. Otros profesionales son reacios a aceptar el término, como el Dr. Jeffrey Metzger: “No es un término de diagnóstico ni un síntoma reconocido”, declara a El Confidencial. “Hay una diagnosis de trastorno de personalidad narcisista. Una de sus características es el creerse con derecho a hacer lo que sea: gente que hace cosas que otras personas verían mal, pero ellos no lo consideran así y se creen con derecho a hacerlo. Pero puedes tener este trastorno y no ser rico”.

Los psiquiatras consultados para este artículo afirman que el caso de los Couch tiene más que ver con mala paternidad que con riqueza. Su padre es un millonario del sector del metal conocido por sus exabruptos con la ley, igual que su madre. Entre los dos suman una veintena de faltas y delitos por violar los límites de velocidad o sacar a otros conductores de la carretera. El padre también fue acusado de robo y agresión a su exmujer, pero evitó varias penas de prisión al pagar fuertes compensaciones económicas.

Este comportamiento habría impactado directamente en la educación de su hijo, Ethan Couch. A la edad de 13 años, el joven ya iba conduciendo solo al colegio. Cuando los profesores se quejaron al padre, este amenazó con comprar el colegio. A los 15 años fue sorprendido en el interior de un camión con alcohol y una chica de 14 años inconsciente. Lo condenaron a libertad condicional y 12 horas de trabajo comunitario. Su siguiente “travesura”, después de robar dos cajas de cervezas en Walmart, fue la que le dio fama al matar a cuatro personas y evitar la pena de cárcel.

Meses después de librarse de la cárcel, pero aún en libertad condicional, Ethan Couch se fugó a México junto a su madre. Esta había sacado 30.000 dólares del banco y llamado al padre para decir que jamás volvería a ver a su hijo. Fueron detenidos y repatriados. Ahora mismo Couch cumple dos años en prisión.

Se llama Ethan Couch y en 2013 se estrelló contra un vehículo aparcado mientras conducía ebrio a 110 kilómetros por hora. El adolescente, de 16 años, mató a cuatro personas y dejó once heridos; en la sangre le detectaron cannabis, Valium y tres veces la tasa de alcoholemia. Sus abogados alegaron que el joven padecía “affluenza”, un trastorno ligado al hecho de ser rico. Los padres de Couch, según la defensa, lo habrían malcriado hasta deformar su sentido de la responsabilidad. Couch se libró de prisión.

Millonarios
El redactor recomienda