¿Cuál es el coste económico de blindar Europa? 3.000 millones de euros al año

Alemania admite que no puede acoger a todos los refugiados que lleguen a Europa y apunta a la necesidad de limitar el número de entradas a territorio germano; Austria anuncia que solo aceptará a la mitad de migrantes que entraron en el país en 2015, reduciendo el porcentaje en los próximos años hasta que en 2019 el nivel de refugiados caiga hasta los 25.000; Serbia limita la entrada al país a solo aquellos inmigrantes que planean solicitar asilo en Austria o Alemania... Europa se blinda ante la crisis migratoria.

Una estrategia que, según el presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, costará unos 3.000 millones de euros al año. Añadir controles fronterizos al espacio Schengen acarrearía dicha cifra en pérdidas de ingresos, señaló ayer el político luxemburgués, quien busca reforzar el mensaje de que impulsar medidas para reducir el flujo migratorio tendrá consecuencias negativas para la economía del bloque.

Alrededor de 1,7 millones de trabajadores cruzan las fronteras internas de la UE diariamente, una cifra que asciende a 57 millones en términos anuales. El presidente de la CE sostiene que cada hora de espera en dichas fronteras tiene un coste. "Uno tras otro, cerramos las fronteras y cuando todas hayan sido cerradas veremos que el coste económico es enorme", dijo Juncker en el Parlamento Europeo de Estrasburgo. "Si cerramos las fronteras, si el mercado interno comienza a verse afectado por estas medidas... un día nos preguntaremos si realmente necesitamos o no una moneda común, si no hay un mercado único o si ya no existe la libertad de movimiento para los trabajadores", añadió.

El cierre de fronteras decretado en septiembre por varios países -como Alemania, Austria, Holanda o Eslovaquia- no solo puso en evidencia la incapacidad de la UE para responder de un modo unitario y coordinado a esta crisis humanitaria: también arrojó dudas sobre el futuro del espacio Schengen, hasta el punto de que muchos se preguntaron si los últimos acontecimientos podrían conducir al fin de tan celebrado acuerdo. Ahora que el Ejecutivo comunitario revisa sus políticas de asilo, Juncker afirma que ha decidido poner el acento en el impacto económico en respuesta a la actitud "discipliente" de los gobiernos europeos respecto al especio Schengen.

Actuar en Líbano, Jordania y Turquía

Alemania, Suecia y Serbia ofrecieron ayer sus perspectivas sobre la crisis de refugiados, frente a la que pidieron aumentar la ayuda a los países vecinos de Siria y manifestaron su falta de esperanza de que cada país de la Unión Europea asuma su parte de responsabilidad. "No creo que consigamos una solución europea en la que distribuyamos a los refugiados en todos los estados, no vemos ninguna voluntad en la mayoría de países", lamentó Sigmar Gabriel, vicecanciller de Alemania -recibió el año pasado más de 1,1 millones de refugiados al adoptar una política de puertas abiertas-. "Vemos que Austria ha decidido sobre un sistema de cuotas y está es una señal de que Suecia, Alemania y Austria no pueden resolver esta cuestión por si mismos", continuó durante una intervención en el Foro Económico Mundial de Davos.

Una gran parte de los sirios que han llegado a Europa tomaron esta decisión después de que la ONU recortase las raciones que distribuía en los campamentos de los países vecinos

El Gobierno austríaco anunció ayer que aceptará un máximo de 37.500 solicitantes de asilo en 2016, menos del 40% de las 90.000 personas que pidieron protección el año pasado. Con ese fin endurecerá los controles en su frontera con Eslovenia, desde donde llegan diariamente miles de refugiados. Frente a esta realidad, Gabriel planteó que Europa invierta más en mejorar las condiciones de vida de los refugiados en Líbano Jordania y Turquía, países que acogen a la gran mayoría de los 4,3 millones de sirios que han escapado de su país a causa de la guerra civil.

Mencionando testimonios de primera mano que recibió en un viaje a Líbano, el vicecanciller alemán comentó que una gran parte de los sirios que han llegado a Europa tomaron esta decisión después de que la ONU recortase las raciones que distribuía en los campamentos de refugiados de los países vecinos ante la falta de donaciones para financiar esta operación. "No tengo esperanza de convencer en el corto plazo a los gobiernos de Polonia, de Europa oriental o de Francia... ellos están enfrentados más que Alemania a movimientos políticos nacionalistas y temen que demasiados refugiados sean un impulso para ellos", comentó. Por ello, planteó una coalición de "países que participen voluntariamente en un sistema de cuotas, pero no de 10.000 o 20.000 refugiados, sino de algunos cientos de miles", en caso de que Turquía se comprometa a ayudar a la protección de las fronteras de Europa. De las costas de Turquía sale la mayor parte de refugiados sirios que entran en Europa por las islas de Grecia en el mar Egeo.

Por su parte, el primer ministro de Suecia, Stefan Lofven, reconoció en el mismo debate que la Unión Europea "no ha sido capaz de manejar la situación de la manera correcta". "Cuando los refugiados llegan a Europa debemos ser capaces de cooperar entre los 28 estados porque ahora la mayor carga recae en cuatro o cinco países y eso no es sostenible", sentenció. Suecia recibió el año pasado más de 160.000 solicitudes de asilo, el doble que en 2014.