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El hombre más fuerte de Rusia vuelve al Kremlin
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PUTIN GANA LAS PRESIDENCIALES CON EL 63,42% DE LOS VOTOS

El hombre más fuerte de Rusia vuelve al Kremlin

Los pronósticos no fallaron. Habrá Putin para otros seis años. El primer ministro y candidato de Rusia Unida a la Presidencia del país proclamó ayer su victoria

Foto: El hombre más fuerte de Rusia vuelve al Kremlin
El hombre más fuerte de Rusia vuelve al Kremlin

Los pronósticos no fallaron. Habrá Putin para otros seis años. El primer ministro y candidato de Rusia Unida a la Presidencia del país proclamó ayer su victoria en las elecciones ante más de 100.000 simpatizantes reunidos en torno a la plaza Manège de Moscú para celebrar el resultado. Según la Comisión Electoral Central rusa, Vladimir Putin obtuvo el 63,42% de los votos. El segundo en el podio, Guennadi Ziuganov, tan solo logró el 17,26%. "¡Hemos ganado en lucha abierta y honesta!", afirmó Putin junto a su delfín y presidente saliente, Dimitri Medvedev, ante una multitud entusiasmada y en respuesta a las acusaciones de irregularidades en los comicios. "Pedimos a todos unidad en torno a los intereses de Rusia", apostilló.

El hombre más fuerte de Rusia, regresa de esta forma al Kremlin para retomar las riendas del país, que realmente nunca soltó durante sus cuatro años como primer ministro. "Todos estos ocho años trabajé como un esclavo de galeras, de la mañana a la noche", afirmó al resumir sus dos primeros mandatos presidenciales (2000-2008). Ahora, con sus 59 años, el exagente del KGB que en diciembre de 1999 el expresidente Borís Yeltsin presentó al país y al mundo como su sucesor, se muestra dispuesto a asumir el mando con renovados bríos. Como muchos previeron, su sucesor en el Kremlin, Dmitri Medvédev, renunció a presentarse a la reelección en favor de su mentor, Putin, quien anunció que lo propondrá como jefe de Gobierno, enroque que está suscitando más de un crítica.

Unas elecciones sin competidor

Esta vez, Putin se sometió al veredicto de las urnas sin una guerra en marcha, como ocurrió en 2000, con la de Chechenia, ni con los laureles frescos de vencedor del separatismo y de adalid contra la desintegración del país, como en 2004. En esas dos ocasiones no tuvo competidor: tras las penurias de los años 90 la sociedad rusa ansiaba a un dirigente joven, coherente, enérgico, capaz de poner orden en el país y de devolverle a éste su antiguo poderío, y Putin parecía calzar con el perfil. En estas elecciones tampoco tuvo rival, ya que ninguno de sus cuatro contrincantes logró hacerle sombra ni durante la campaña ni en el escrutinio. Su principal adversario, a juzgar por las multitudinarias manifestaciones de protesta de los dos últimos meses, es el descontento casi transversal que suscita el sistema político erigido por él desde que llegó al poder.

En un primer momento, el virtual presidente electo se mostró sorprendido por la magnitud de las manifestaciones, convocadas por intelectuales y grupos de la más diversa orientación, que no forman parte de la llamada oposición parlamentaria. "Dejad que los monos vengan a mí", declaró con su habitual estilo barriobajero tras las primeras protestas. Pero al poco andar, cuando se comprobó que quienes salían a la calles eran miembros de la nueva clase media, el candidato cambió de discurso y aseguró que estas manifestaciones habían sido posibles sólo gracias a los avances conseguidos durante su gestión.

¿Una nueva versión de Putin en 2012?

Desde su entorno se oyen voces que auguran una versión 2.0 del líder ruso para el próximo período presidencial, pero los opositores denuncian que su objetivo es perpetuarse en el poder. "Se quedará por lo menos hasta el año 2030", aseguró el político ultranacionalista Vladímir Yirinovski, uno de sus cuatro rivales en la cita de la urnas del próximo domingo.

Jurista de formación y con un máster en economía, Putin es acusado por sus adversarios de ser el principal responsable de la corrupción rampante en el país y de haber convertido a sus amigos de San Petersburgo, su ciudad de origen, en multimillonarios. Fue allí precisamente, en la antigua capital imperial rusa, donde tras abandonar el KGB con el grado de teniente coronel, Putin dio los primeros pasos en la administración pública. En 1995, tras cuatro años en el Ayuntamiento de San Petersburgo, donde llegó a ser teniente de alcalde, se trasladó a Moscú, donde su carrera alcanzó velocidades meteóricas. En la capital comenzó en el Gabinete de la Presidencia, luego pasó a la dirección de los servicios secretos, y de ahí a la presidencia del Gobierno y la jefatura del Estado, todo esto en apenas cuatro años.

Los pronósticos no fallaron. Habrá Putin para otros seis años. El primer ministro y candidato de Rusia Unida a la Presidencia del país proclamó ayer su victoria en las elecciones ante más de 100.000 simpatizantes reunidos en torno a la plaza Manège de Moscú para celebrar el resultado. Según la Comisión Electoral Central rusa, Vladimir Putin obtuvo el 63,42% de los votos. El segundo en el podio, Guennadi Ziuganov, tan solo logró el 17,26%. "¡Hemos ganado en lucha abierta y honesta!", afirmó Putin junto a su delfín y presidente saliente, Dimitri Medvedev, ante una multitud entusiasmada y en respuesta a las acusaciones de irregularidades en los comicios. "Pedimos a todos unidad en torno a los intereses de Rusia", apostilló.