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Audi Q5 TFSI, un todocamino de lujo en su justa medida
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PRUEBA / AUDI Q5 TFSI 225 CV QUATTRO TIPTRONIC

Audi Q5 TFSI, un todocamino de lujo en su justa medida

Con el Audi Q5 la marca de los cuatro aros ha logrado hacer un todocamino de lujo, amplio y muy confortable, pero al mismo tiempo con

Con el Audi Q5 la marca de los cuatro aros ha logrado hacer un todocamino de lujo, amplio y muy confortable, pero al mismo tiempo con un muy buen andar en carretera y en pistas. Pero sobre todo es un coche con unas dimensiones razonables, unas medidas que le permiten moverse en el tráfico urbano y estar siempre preparado para cualquier viaje. Un buen todocamino, pero a precio de buen todocamino.

La gama del Audi Q5 es realmente amplia y ofrece tres opciones con motor diesel de entre 143 y 240 caballos y otras tres de gasolina, todas ellas con los motores TFSI con turbo y potencias entre 180 y 272 caballos. Pero a esta oferta se añaden dos versiones especiales: por un lado el SQ5, el primer vehículo de la marca alemana que combina un modelo de la serie “S” de altas prestaciones con una motorización de gasóleo, y el Q5 Hybrid. En este último caso se trata de la variante intermedia de la familia TFSI, con el motor de 225 caballos, al que se añade un motor eléctrico de otros 20 caballos para proporcionar ese carácter híbrido que le permite rodar en modo solo eléctrico algunos kilómetros.

El Audi Q5 es un todocamino lujoso, muy bien equipado pero también bastante caro. Es, por sus dimensiones y por su posicionamiento en el mercado, un rival del BMW X3 (el que fuera el creador del todocamino lujoso y compacto), el Mercedes GLK o el Volvo XC60.

Este Audi Q5, contrariamente a lo que ocurre con su hermano mayor, el Q7, es el punto de vista perfecto para un 99% de usuarios que no necesita mucho espacio, ni siete plazas. Y que busca un coche más racional en el uso diario, igual de elegante y de representativo, pero más fácil de conducir, menos consumidor y que pueda caber en una plaza de garaje normal.

Este modelo de Audi es un coche que está pensado para circular por buen asfalto, que permite circular por carretera muy deprisa sin el menor problema, salvo por los radares, pero que en algún momento permite salir del asfalto y desplazarse por una buena pista forestal, o circular por terrenos deslizantes, como nieve o hielo.

Pero que, sobre todo, no le plantea a su conductor ningún problema con tener que seleccionar con alguna palanca o botón una forma u otra de moverse en esos terrenos delicados. Algo que supondría una complicación para conductores pocos expertos en el mundo off-road, que son los posibles clientes de este todocamino de Audi.

De este modelo hemos elegido para esta prueba la versión equipada con el motor intermedio de gasolina, el TFSI de 225 caballos, que por cierto creo que representa una opción perfecta para aquellos clientes que buscan un vehículo con el que desplazarse con agilidad, pero que no tienen previsto hacer muchos kilómetros con el coche. De lo contrario, conviene más optar por una versión diesel de consumo más ajustado.

Los motores de la familia TFSi proporcionan un funcionamiento perfecto, porque ofrecen mucho par desde pocas vueltas de giro del motor. Son como un motor de gasóleo, por la forma de entregar el par, pero al mismo tiempo permiten estirarse mucho más por su parte más alta, como hacen los propulsores de gasolina. En concreto, el TFSI de 225 caballos proporciona su par máximo, de 350 Nm, en un margen muy amplio de entre las 1.500 y las 4.500 vueltas de giro del motor. Es casi como un motor eléctrico, porque desde la 1.500 vueltas siempre empuja por igual. Y esto es muy de agradecer porque rodando a pocas vueltas hay menos ruido y, sobre todo, menos consumo.

Este de 225 caballos es un magnífico motor que se muestra muy elástico y que ofrece un gran empuje desde las 1.500 revoluciones del motor, lo que hace su conducción muy agradable. Sobre todo porque unido a este propulsor encontramos un cambio de marchas automático de de ocho marchas, un Tiptronic. Este resulta muy confortable en el modo automático y en el manual obedece con bastante rapidez las solicitaciones de su conductor. Estas se pueden ordenar mediante la propia palanca o mediante levas situadas en el volante.

Por lo que se refiere a su consumo, es bastante razonable si tenemos en cuenta que llevamos un coche que pesa más de 1.800 kilos, con buena aerodinámica pero que al ser más alto supone una mayor limitación al avance que hay que superar con más gasolina. Tener un motor capaz de lanzar este modelo, bastante grande y pesado por cierto, hasta los 225 km/h y al mismo tiempo con un consumo medio homologado de 7,9 litros, es realmente destacable. A lo largo de nuestra prueba hemos obtenido un consumo más alto, por encima de los 9,0 litros, pero rodando sin excesivos miramientos hacia el consumo.

El Audi Q5 está pensado para rodar por carretera. Ofrece posibilidades de uso fuera del asfalto pero es difícil que alguien se aventure por los caminos en modo más aventurero con un coche de más de 50.000 euros. En este sentido, para reforzar sus posibilidades de uso fuera del asfalto, el vehículo tiene control de descenso que permite realizar una bajada segura cuando el terreno está deslizante. El propio sistema se ocupa de frenar las ruedas de forma independiente para lograr que el descenso sea lo más seguro posible y a baja velocidad, pero sin necesidad de pisar el freno.

Este tipo de sistemas proporciona la máxima seguridad en unas condiciones que pueden ser difíciles, pero por la experiencia que tengo son pocos los conductores que conocen bien cómo funciona el control de descenso. Al iniciar el descenso el conductor solo debe presionar el botón y a partir de entonces no debe pisar nunca el pedal del freno, porque de lo contrario se desconecta. Entonces, cuando está en funcionamiento el control de descenso, se oyen los ruidos del accionamiento selectivo del freno sobre cada rueda, pero el coche baja en recto, sin perder la trayectoria. Por ejemplo, es ideal para realizar una bajada suave por un camino en el que hay nieve o barro muy deslizante. Se hará con la máxima seguridad.

En el caso de este Q5 no es normal hacer uso de este sistema en una rampa muy pronunciada, pero con los todoterreno ocurre algo muy parecido y si se llega a situaciones así de extremas. Y es una cuestión de fe accionar el botón y levantar los pies de los pedales y esperar que todo funcione bien hasta llegar abajo. Pero al menos mi experiencia es que siempre me ha funcionado a la perfección.

Pero el Audi Q5 está pensado para la carretera. Sus dimensiones, su peso y su esquema de transmisión a las cuatro ruedas permanente hacen que su comportamiento en carretera sea magnífico. Pocos coches ofrecen una seguridad como la de este Q5 cuando se trata de rodar por una buena carretera. El coche va muy bien asentado y su pisada sobre el asfalto transmite a su conductor una sensación de control absoluto del vehículo en todo momento.

Además, nuestra unidad de pruebas estaba equipada con el sistema “select drive” y la suspensión adaptativa. Ambos sistemas, opcionales, permiten al conductor elegir entre 3 modos de conducción, confort, normal o dinámica, a los que se añade el Individual. Con ello se gestiona la dureza de la suspensión, pero también la respuesta sobre al acelerador, la dureza y rapidez de la dirección y el manejo del cambio. Si hemos seleccionado los modos Comfort o Auto al funcionar con el cambio en el modo automático este trabaja en el rango de las marchas D, mientras que si hemos seleccionado el modo Dynamic se pasa al rango de marchas S, con un manejo más deportivo y ágil.

Así, en el modo dynamic el comportamiento se hace más eficaz, pero a cambio las suspensiones resultan entonces algo más secas, sobre todo si circulamos por zonas muy bacheadas. Sin embargo, sobre buenos firmes y para rodar deprisa es la mejor opción.

Esta versión TFSi de 225 caballos se mueve con alegría, se muestra muy ágil y casi parece que es poco pesado. Además, sus dimensiones contenidas, sobre todo si lo comparamos con su hermano mayor, le hacen un vehículo manejable, muy agradable de conducir e ideal para realizar buenos desplazamientos por carretera.

Y en cuanto a su sistema de tracción total, proporciona una capacidad de tracción muy buena en cualquier tipo de terreno, ya sea en una buena carretera cuando nos encontramos lluvia o nieve o alguna circunstancia que limite la adherencia, como en una pista. Y fuera del asfalto, su tracción está muy por encima de las necesidades que un usuario normal de un coche de lujo como este va a necesitar en una excursión campera familiar.

Solo un comentario más sobre su precio. El Q5 que hemos probado, con el motor TFSi de 225 CV y el cambio Tiptronic, tiene un precio de 48.780 euros, al que hay que añadir cerca de 3.000 euros de opciones incluidas en este vehículo de pruebas. Es un precio caro, pero perfectamente en línea con el de sus rivales más directos, los BMW X3 y Mercedes GLK, mientras que el modelo de Volvo resulta algo más económico.

Con el Audi Q5 la marca de los cuatro aros ha logrado hacer un todocamino de lujo, amplio y muy confortable, pero al mismo tiempo con un muy buen andar en carretera y en pistas. Pero sobre todo es un coche con unas dimensiones razonables, unas medidas que le permiten moverse en el tráfico urbano y estar siempre preparado para cualquier viaje. Un buen todocamino, pero a precio de buen todocamino.

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