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Draghi, preso de sus palabras: si no compra deuda pública, España será intervenida
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LAS EXPECTATIVAS SON DEMASIADO ELEVADAS

Draghi, preso de sus palabras: si no compra deuda pública, España será intervenida

La caldera estaba a punto de estallar y el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, ha abierto la válvula de escape. Una frase, apenas 17

Foto: Draghi, preso de sus palabras: si no compra deuda pública, España será intervenida
Draghi, preso de sus palabras: si no compra deuda pública, España será intervenida

La caldera estaba a punto de estallar y el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, ha abierto la válvula de escape. Una frase, apenas 17 palabras, han servido para dar un giro de 180º a la crítica situación de los últimos cuatro días: “el BCE está dispuesto a hacer todo lo necesario para preservar el euro y, créanme, será suficiente". Pero con ello, Draghi ha puesto las expectativas tan altas que no le queda otra salida que cumplirlas. Una decepción más obligaría a España a pedir el rescate al día siguiente.

Tan fuerte ha sido su efecto en el mercado que la prima de riesgo española perdió de una tacada ayer 50 puntos básicos y se alejaba de los peligrosos 600, mientras que el Ibex saltaba más de un 6%, la mayor subida desde que se creó el fondo de rescate en mayo de 2010, con los bancos disparados hasta un 10%

Y es que, las declaraciones del banquero italiano han pillado a los mercados con el pie cambiado. No en vano, justo hace una semana, Draghi echó gasolina al fuego al asegurar que el mandato del BCE no es arreglar los problemas financieros de los países. Seis días más tarde, una España al borde del default, con el gobierno tirando la toalla, y la amenaza de Moody´s de rebajar la nota a Alemania, Holanda y Luxemburgo, le han hecho cambiar de idea, con algún que otro toque de atención para ayudarle.

“Ha claudicado a los mercados alejándose de la ortodoxia del BCE”, asegura Alberto Roldán, director de análisis de Inverseguros. “Ya ocurrió lo mismo en noviembre, cuando parecía que no iba a bajar tipos y que su posición era inflexible y luego no sólo los bajó sino que anunció dos LTRO”.

De esta manera, los mercados apuestan ahora por una más que segura bajada de tipos de interés el próximo jueves en la reunión mensual del Comité de Política Monetaria y una suerte de anuncio de adquisición de deuda soberana, ya sea activando directamente el programa de compra de bonos, parado desde enero, o acelerando el proceso para que el fondo de rescate pueda hacerlo.

Las decepciones de Draghi

“El mercado descuenta esta situación y esperemos que no se equivoque”, asegura Victoria Torres, de Selftrade. “Como no compre deuda, la lía. No es la primera vez que Draghi sorprende, para bien o para mal. Si no lo anuncia, los países que lo necesitan se verán obligados a pedir un rescate”.

Y es que en el currículo Draghi desde su llegada a la presidencia del BCE el pasado otoño está la palabra decepción marcada en rojo. El último jarro de agua fría, helada, se produjo en el último cónclave para decidir la política monetaria de la eurozona. Aunque bajó tipos de interés hasta el 0,75%, cumpliendo con el consenso, no dio ni una sola pista sobre ninguna medida extraordinaria de liquidez, no tanto sobre compra de deuda que no se esperaba.

Desde entonces, las bolsas de los países en la cuerda floja, España e Italia, se han hundido, y las primas de riesgo se han tensado todavía más. El Ibex 35 entre el 5 de julio y el miércoles de esta semana había perdido más de un 16% y el FTSE MIB un 8%, mientras que sus diferenciales respecto al bund habían subido más de 100 puntos básicos.

“Si se produce un anuncio, se rellenará ese hueco y si no, van a saltar muchísimos stops”, asegura Roldán. “De hecho, ayer el Eurostoxx estaba a un 1% de hacer saltar soportes importantes de pánico”.

Lo mismo ocurre con el secundario. La rentabilidad de los bonos se había disparado a niveles inasumibles, tanto en el largo como, especialmente, en el medio plazo. De hecho, mientras que el bono a diez años llegaba al 7,5%, el cinco años se situaba en el 7,4% y el tres años por encima del 7,2% aplanando peligrosamente la curva. Una situación muy delicada para un país que todavía tiene por delante cinco meses de vencimientos, con el plato fuerte de 27.000 millones en octubre.

“Si se ha lanzado al ruedo así entiendo, o quiero creer, que algo están tramando”, asegura Nicolás López, director de análisis de MG Valores. “La clave está en si compra bonos o no. Esto sólo se puede sostener si compra, y si las medidas que anuncie son light, el mercado se volverá a venir abajo. Pero, de entrada, durante un tiempo va a aguantar”.

Balón de oxígeno para la próxima subasta del Tesoro

De hecho, al menos hasta el jueves a las 14:00, que es cuando se conocerá el resultado del consejo del BCE. Así la salida de Draghi no podía haber sido más oportuna para España. No en vano, el Tesoro acude ese mismo día por la mañana en una subasta de suma importancia, en la que tiene que colocar bonos y obligaciones. Se trata del verdadero pulsómetro del ánimo de los inversores, ya que las dos últimas de letras no sirven de referencia, dado que el papel a corto plazo tiene buena salida, teniendo en cuenta que ni Grecia hizo quitas sobre ellas.

Así, los plazos con los que sale, medio y largo, son los que más castigados se estaban viendo y el país no hubiera sido capaz de asumir rentabilidades superiores al 7% tanto para el diez años, como para el cinco o el dos. “Mientras el mercado tenga la expectativa de que se va a hacer algo es suficiente”, explica López.

Por otro lado, si el BCE finalmente actúa significa, además, que da su bendición a las medidas adoptadas por España e Italia. El pasado mes de noviembre, cuando después de cumplir con su parte, bajando tipos e inyectando un billón de euros a los bancos con los que compraron deuda, los gobiernos no hicieron los deberes para solucionar la crisis, el regulador optó por no intervenir hasta que los líderes europeos dieran pasos importantes y contundentes para atajar el problema de raíz.

La compra de bonos supondría, por tanto, que el banco central apoya los duros ajustes aprobados, que pasan por una subida del IVA hasta el 23%, la eliminación de una paga extra a los funcionarios, eliminación de empresas públicas, subvenciones o incluso, en Italia, la supresión de la mitad de las provincias, que no habían contado con el beneplácito de los mercados.

La caldera estaba a punto de estallar y el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, ha abierto la válvula de escape. Una frase, apenas 17 palabras, han servido para dar un giro de 180º a la crítica situación de los últimos cuatro días: “el BCE está dispuesto a hacer todo lo necesario para preservar el euro y, créanme, será suficiente". Pero con ello, Draghi ha puesto las expectativas tan altas que no le queda otra salida que cumplirlas. Una decepción más obligaría a España a pedir el rescate al día siguiente.

Mario Draghi