Colmenar Viejo facturó 94.000€ al asesor fiscal del alcalde (en funciones y procesado)

Jorge García Díaz se puede convertir este martes en el nuevo alcalde de Colmenar Viejo (municipio de la sierra madrileña de 47.000 habitantes) si el pleno extraordinario convocado le elige para el cargo. Lleva más de una semana como regidor (del PP) en funciones tras la dimisión de su jefe de filas, Miguel Ángel Santamaría, que abandonó el sillón de la alcaldía después de que un juzgado abriera juicio oral contra él por prevaricación y la Fiscalía solicite 3,6 años de prisión. García Díaz también está procesado por el mismo delito y el ministerio público pide para él dos años de cárcel.

Con este panorama judicial, la oposición en el municipio tiene claro que debe haber un cambio, pero de momento no hay acuerdo para consensuar una alternativa. El pleno lo forman Ganemos Colmenar (cinco concejales), PSOE (tres), Ciudadanos (tres) y UPYD (uno), es decir, 12 contra los nueve del PP. Ganemos quiere liderar esa alternativa, aunque Ciudadanos ya ha dejado claro que no dará el Ejecutivo local a la marca de Podemos. La gestora del PP de Madrid también ha intentado buscar para el municipio un candidato 'limpio' que salve la alcaldía, pero no lo ha encontrado. Jorge García, procesado, se presentará para sustituir a Santamaría con los nueve votos de su partido. La clave son los 12 de la oposición.

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Jorge García es también concejal de Cultura, Medios de Comunicación, Administración Pública y Recursos Humanos. Y empresario. En el registro mercantil aparece como apoderado o administrador de tres empresas: Lincoln Road VLC, Sin Rumbo Música (en liquidación) y Lincoln Road Management. La actividad de la primera es "restaurantes y puestos de comidas". La tercera se dedica a "actividades de las agencias de colocación" y García aparece como único accionista. En las tres ha figurado también con cargos directivos José Ignacio Polo Inglés, que además dirige otra sociedad: Euro Ratio SA, que se dedica a "actividades de contabilidad, teneduría de libros, auditoría y asesoría fiscal".

Euro Ratio ha facturado en los últimos cuatro años 94.000 euros al Ayuntamiento de Colmenar, sobre todo a la Concejalía de Cultura que dirige Jorge García, según la información a la que ha tenido acceso El Confidencial. Es decir, 94.000 euros al que parece ser su socio empresarial. García asegura que no es su socio. "Yo tengo la compatibilidad para ejercer de administrador de una empresa. Tengo un restaurante en Valencia con Lincoln Road. Polo Inglés trabaja en una gestoría que es la que nos presenta los papeles a Hacienda".

En el registro, José Ignacio Polo Inglés aparece como apoderado de Lincoln Road entre enero de 2014 y mayo de 2015, y como administrador único entre marzo y mayo de 2015. En Sin Rumbo Música, Polo Inglés fue apoderado entre abril de 2008 y enero de 2015. Y en Lincoln Road Management aparece como apoderado desde junio de 2008. "Es un asesor fiscal que te pide un poder para presentar el IVA, la Seguridad Social, las nóminas. Trabaja en una gestoría y tiene esos poderes", explica García, que señala que debe haber errores en el registro.

"No entiendo por qué Polo Inglés aparece como administrador de Lincoln Road. Y Sin Rumbo Música no es mía, era de un grupo de música del que yo formé parte. Solo era uno de los socios". El registro sitúa a Jorge García como exadministrador único y exliquidador de esta sociedad. "En cuanto a Lincoln Road Management, la mantengo abierta pero sin actividad desde que soy concejal".

El horario de la biblioteca

Euro Ratio, la empresa del asesor fiscal del hoy alcalde en funciones, ha facturado 94.000 euros al Ayuntamiento de Colmenar en los últimos cuatro años: 11.300 euros en 2013; 20.500 en 2014; 59.200 en 2015, y 3.600 en lo que llevamos de año. "Se presentó a un concurso público y lo ganó, un servicio de apertura extraordinaria de bibliotecas. Ofreció el mejor precio y se presentaron unas 14 o 15 empresas. En los periodos de exámenes, se prolonga la apertura de las bibliotecas. Es lo que gestiona. Ha concursado varias veces y ha ganado solo un año".

Las facturas, en cambio, también son por otros servicios. Hay 16 facturas en 2013 giradas a la alcaldía y a la Concejalía de Cultura por conceptos tan variopintos como consumiciones servidas en los camerinos del auditorio municipal (entre 260 y 720 euros), 'catering' del concierto de Leiva (2.640 euros), los encuentros con café del alcalde (160 euros) y el servicio de taquillas de la feria de toros del municipio (3.234 euros). Otras 23 facturas en 2014 con servicios parecidos, a los que se suma la consejería del auditorio (más de 2.000 euros). En 2015, Euro Ratio presta los servicios especiales de apertura de las bibliotecas municipales: 22.800 euros.

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Euro Ratio se dedica a las "actividades de contabilidad, teneduría de libros, auditoría y asesoría fiscal". Lo que no le impidió organizar también los gastos de protocolo del acto Colmenar Emprende (facturó 570 euros) o el 'catering' del festejo de traslado de bueyes que se celebró en agosto del año pasado (otros 200 euros). En 2016, hay facturas por otros nueve servicios parecidos. "Facturará porque tiene una empresa de servicios. No lo sé exactamente", señala el alcalde en funciones, que recalca que "esto es un pueblo. Todos nos conocemos. Es normal que contrate una gestoría del pueblo para que lleve el tema fiscal de mis empresas".

Los problemas judiciales se acumulan contra el Gobierno municipal del Partido Popular en Colmenar Viejo. La Fiscalía de Madrid ha interpuesto dos nuevas querellas en el juzgado de instrucción número 4 de la localidad contra gran parte del actual equipo que dirigía Miguel Ángel Santamaría Novoa. Una de ellas salpica al edificio donde está la sede local del PP. Todas son sobre licencias urbanísticas. Santamaría, su antecesor en el cargo y 10 concejales (cinco de ellos en activo, entre ellos Jorge García) ya están procesados en otro juzgado por prevaricación urbanística continuada. "Yo estoy en este proceso judicial solo por una licencia que ya está subsanada y que no tiene recorrido. No hemos hecho nada malo", concluye García.