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Ni renta antigua ni ruina: la verdad sobre el cierre del Café Comercial
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Ni renta antigua ni ruina: la verdad sobre el cierre del Café Comercial

La familia propietaria ha cerrado sus puertas por razones de salud para sorpresa de vecinos, clientes y trabajadores, que volverán a casa con una indemnización y sin empleo

La Glorieta de Bilbao ha amanecido sin ruido de cucharillas, sin el crujir de churros y sin café. El madrileño Café Comercial ha cerrado este lunes sus puertas después de 128 años de vida y el verdugo esta vez no ha sido el ocaso de la renta antigua, sino una decisión de la familia propietaria desde hace tres generaciones. Las dueñas, María Isabel Serratacó Contreras e Isabel Contreras, han trasladado este lunes por la mañana su decisión a los trabajadores con el argumento de que son "mayores", se encuentran "un poco enfermas" y no están dispuestas a mantener el local abierto.

Así lo ha resumido Felipe, un empleado con 35 años de experiencia enfundado en la chaqueta blanca del Café Comercial, y quien junto con algunos compañeros también sexagenarios se ha quedado toda la mañana en la puerta, atendiendo a curiosos y a medios. El cese de negocio de este café literario no ha dejado a nadie indiferente. La noticia ha corrido sin descanso por las redes sociales -los propietarios han informado del cierre a través de Facebook- y también por el Madrid más castizo; y muchos curiosos no se han privado de fotografiar el cartel colgado en la cristalera tapada en el que se informa del "cese de negocio".

La decisión ha sorprendido a los clientes y a los vecinos, pero también a una veintena de trabajadores que han sabido del cierre hace apenas unas horas. "Nos lo han dicho esta mañana de sopetón, pusieron un papelito que había una reunión con las jefas, que viniéramos todos los empleados y a las 9.05 (horas) nos han dicho que se cierra el Comercial totalmente. Ahora en el verano siempre se trabaja un poco menos pero nosotros no teníamos pensamiento ninguno de que pudiera pasar esto", ha comentado Felipe a El Confidencial.

Antonio, otro trabajador que desde hace 36 años atendía las mesas del Café Comercial, ha descartado que entre las razones del cierre haya cuestiones económicas. "El negocio iba bien, trabajábamos bastante mejor que otros meses de verano", ha dicho antes de matizar que el local "no es de renta antigua ni de alquiler, el edificio entero pertenece a la familia". Desde hace unos años la gerencia había pasado a manos de los hijos de las dueñas, que remodelaron la planta de arriba y organizaron actividades culturales, pero según los empleados el cambio de aires tampoco parece haber influido en la decisión. "Ahora lo llevaban sus hijos pero no sé qué habrá pasado. Nosotros pensábamos que iba bien", ha lamentado Felipe.

"Madrid sin el Comercial se queda mutilado"

Hasta este fin de semana el Comercial ha seguido su actividad como siempre. Incluso, según comentan algunos, con la terraza llena de clientes que se han arriesgado a leer el periódico a más de 30ºC en la terraza. El propietario del kiosco de enfrente, conocido en el barrio sólo como "Rafa", da por hecho que su negocio se verá afectado. "El Comercial era uno de los pocos sitios que quedaban donde la gente venía a tomarse el café y tenía tiempo de leerse el periódico, supongo que en ese aspecto nos perjudicará el cierre", comenta Rafa. Los propietarios, que viven en el mismo edificio del café, no han atendido ni las llamadas ni el timbre del telefonillo.

"La ciudad pierde otra referencia. En estas últimas elecciones (municipales) por aquí han pasado bastantes candidatos y han puesto de relieve que este es, o era, un sitio vivo", recuerda Rafa, que ve cómo en el barrio las cadenas y multinacionales van sustituyendo a los lugares más tradicionales. También este fin de semana cerró el Mercado de Fuencarral unos números más abajo.

Hay incluso quien se declara "huérfano" y "a la intemperie", como el escritor Emiliano de Lucas, quien no encuentra un sustituto para el Café Comercial que ha retratado en tantos poemas. Y es que el espíritu de la cafetería de la Glorieta de Bilbao era muy diferente al de otros hermanos mayores como el Café Gijón, que también le vio las orejas al lobo hace unos meses. "El Gijón es más elitista, si ibas al Gijón eres un literato más reconocido, este era el hogar de escritores que hemos publicado menos", según el poeta.

"Son sitios paradigmáticos de Madrid que no pueden cerrar. Es imposible porque se pierde una tradición. Madrid sin el Comercial se queda mutilado, Madrid sin el Gijón se queda mutilado", concluye Berta, otra clienta que este lunes se quedó "sin Coca-Cola".

La Glorieta de Bilbao ha amanecido sin ruido de cucharillas, sin el crujir de churros y sin café. El madrileño Café Comercial ha cerrado este lunes sus puertas después de 128 años de vida y el verdugo esta vez no ha sido el ocaso de la renta antigua, sino una decisión de la familia propietaria desde hace tres generaciones. Las dueñas, María Isabel Serratacó Contreras e Isabel Contreras, han trasladado este lunes por la mañana su decisión a los trabajadores con el argumento de que son "mayores", se encuentran "un poco enfermas" y no están dispuestas a mantener el local abierto.

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