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Javier Solana: "Mediante la ruptura de la legalidad, no podrán ser miembros de la UE"
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afirma que le produce "enorme tristeza" la situación

Javier Solana: "Mediante la ruptura de la legalidad, no podrán ser miembros de la UE"

"Queramos o no, si los planes de Mas se llevan a la práctica, Cataluña no formará parte de la UE", advierte el ex alto representante de la UE en un desayuno en Madrid con Borrell de protagonista

Foto: Javier Solana, durante su intervención este 23 de septiembre en Nueva Economía Fórum, en el hotel Palace de Madrid. (EFE)
Javier Solana, durante su intervención este 23 de septiembre en Nueva Economía Fórum, en el hotel Palace de Madrid. (EFE)

A todo el torrente de advertencias durante la campaña de las elecciones del 27-S sobre los riesgos de una posible independencia de Cataluña, se sumó este miércoles otra más. La de Javier Solana, exsecretario general de la OTAN, ex alto representante de Política Exterior y Seguridad Común de la Unión Europea, exministro socialista de Felipe González. Y fue tremendamente claro: "Queramos o no, si los planes que tiene el señor [Artur] Mas se llevan a la práctica, Cataluña no formará parte de la UE". Diáfano. Más aún: "Mediante la ruptura de la legalidad", los catalanes "no podrán ser miembros nunca de la UE, eso hay que saberlo".

Solana hizo de telonero en un desayuno informativo en Madrid que tuvo como protagonista al expresidente del Parlamento Europeo, y también exministro de González, Josep Borrell, de actualidad por el lanzamiento de su libro, firmado a medias con Joan Llorach, Las cuentas y los cuentos de la independencia (Catarata, 2015), en el que intenta "desmontar" los "mitos" del soberanismo, construido sobre los "agravios" a Cataluña. Al acto asistieron dirigentes del PSOE, encabezados por su secretario de Organización, César Luena, número dos de Pedro Sánchez. Y todos pudieron oír, además, cómo Borrell se postulaba para ser ministro otra vez.

El ex alto representante de la UE recordó que, durante sus años en el corazón de Europa, recibió a muchos países que soñaban con convertirse en una parte más de la Unión, y vio "alegrías" cuando la puerta de entrada se abría. Y por eso le produce una "enome tristeza" ver cómo una parte de su propio país, que hizo "un gran esfuerzo para entrar en la UE", ahora "quiere salirse", realidad que, según subrayó una y otra vez, será insoslayable si Cataluña se independiza de España.

No se pierde pasaporte

"Para poder ser miembro de la UE, tienes que ser un Estado. Nada que no sea un Estado puede pedir ser miembro de la UE, y cualquier secesión ilegal no será un Estado, porque para ser un Estado tienes que ser reconocido por la comunidad internacional, ser miembro de Naciones Unidas... Es la pescadilla que se muerde la cola. ¡Es imposible, es imposible! —razonó Solana—. No serás Estado y no puedes solicitar entrar en la UE. En el momento en que te declaras independiente, cesan todas tus relaciones con la UE desde el punto de vista económico, etc. Y eso plantea unos problemas enormes". Porque "una cosa es tener un pasaporte, que no se pierde, y otra ser miembro de un Estado que es parte de la UE. No tiene nada que ver una cosa con la otra".

Borrell: “La comunidad internacional no reconocerá una independencia por las bravas de una región. Nadie va a abrir esa puerta“

El exministro entraba así en un charco pisado ayer martes por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que se hizo un pequeño lío en una entrevista con Carlos Alsina en Onda Cero, al dar a entender que si hubiese una secesión, los catalanes perderían la nacionalidad española y, por ende, la europea. Solana dejó claro que no, que quien no desa hacerlo no pierde la nacionalidad ni el pasaporte. Pero distinto es disfrutar los derechos que confiere pertenecer al club europeo. "No hay cabida para que, en una ruptura de un país no constitucionalmente hecha, esos ciudadanos puedan ser parte de la UE", recalcó minutos antes del comienzo del desayuno a los periodistas. Y ese criterio vale, "multiplicado por diez", para la OTAN.

Se suspende las políticas de la UE

Borrell, obviamente, abundó en los argumentos de Solana. Y fue igual de tajante. "La comunidad internacional no reconocerá una independencia por las bravas de una región que la pide porque quiere escapar al esfuerzo de solidaridad que se le pide. Todos los países europeos tienen un problema parecido. Nadie va a abrir la puerta".

El exministro de Obras Públicas caricaturizó a Mas cuando afirma que la canciller alemana, Angela Merkel, no va a expulsar a siete millones de catalanes. "Pareciera que nos fuera a meter en un barco y mandarnos a Argel. No va a expulsar a nadie de ninguna parte. Simplemente, como ha dicho y repetido la Comisión Europea, si una región de un Estado miembro se convirtiera en un Estado independiente, tendría que pedir la admisión, lo que quiere decir que no forma parte del club. Y la admisión tendría que ser aprobada y ratificada por unanimidad de todos los estados miembros. Y mientras eso no ocurriera, se suspende automáticamente la aplicación de las políticas comunitarias en ese territorio. 'That's the key', esta es la llave".

El expresidente de la Eurocámara se postula para el Gobierno: “Ser ministro es un honor al que nadie puede hacer feos. ¿Cómo voy a hacer ascos?“

Es decir, que no hay una 'expulsión' formal, "todo el mundo se queda en su casa", ni "nadie va a impedir utilizar el euro", pero no se aplican políticas de la UE, como las ayudas agrícolas. A su juicio, lo que desea Mas es una "independencia clandestina", ya que pretende declarar la secesión y que España no diga que Cataluña está fuera. O sea, una independencia "sin que se noten sus efectos".

La banca estuvo "bien calladita"

Borrell aseguró que en Cataluña se vive en una especie de "realismo mágico", por el gusto por lo irreal, porque los hechos "no importan", pese a que se hayan repetido en numerosas ocasiones las consecuencias de la separación. Porque, como explicó, no se publican en Alemania las balanzas fiscales, ni los catalanes tendrían 16.000 millones de euros más... como creen (y predican) los independentistas. Su libro pretende desmontar aquello que estos han colocado como "verdades incuestionables", cuando son "falsedades absolutas", y considera que hay que "dar esa batalla", aunque sea "tarde". Su obra ha servido, cree, como "una salida del armario", pues la gente se siente "reconfortada" al hallar una manera para decir "no soy independentista y no tengo por qué ocultarlo".

El exministro se refirió al rotundo comunicado de la banca, lanzado la semana pasada, contra la secesión. Y para darle un arreón: "Bien podría haberlo dicho un año y medio antes, cuando algunos empezamos a decirlo y nos cayeron chuzos de punta. Estuvo bien calladita. Se presta a la crítica de que se hace por razones electorales. Lo que dice está puesto en razón, pero cuándo lo dice no lo está".

Por tanto, hay que "desmontar agravios inexistentes", "penalizar mentiras", "separar el grano de la paja". Esa es la tarea que ha de hacerse, analizó, y para ello también son necesarias "reformas" y mejorar el flujo de inversiones hacia Cataluña. Para Borrell, el problema no se resolverá hasta que los catalanes "vuelvan a votar" otro texto, después de la "barbaridad" de que se les tumbase el Estatut de 2006. Que se pronuncien, todos los catalanes, y también "todos los españoles" sobre una reforma de la Constitución, con el objetivo de que los "agravios emocionales se subsanen y acepten". Esa nueva Carta Magna quizá "no tendrá el apoyo del 100%, porque habrá un 20% que diga independencia o nada, pero hay que reducir ese porcentaje" de separatistas que indican las encuestas, del 45%, a una cifra "sostenible".

Borrell se opone a la implantación del pacto fiscal para Cataluña. O sea, a que logre un régimen fiscal como el del País Vasco o Navarra. "Apuntarse a un chollo es humano", dijo, pero si todas las comunidades se suman a él, "la Hacienda pública quiebra". Lo que habría que hacer es "mejorar" el sistema de financiación de las comunidades del régimen común, no extender el modelo de concierto económico.

Al final del coloquio, Borrell dio otro titular. Se le preguntó si había que leer, tras su participación en la campaña del PSC y la presentación de su libro, un deseo de volver a la primera línea. "Ser ministro es un honor al que nadie puede hacer feos. ¿Cómo voy a hacer ascos?". ¿Estará en las listas al Congreso? "Para ser ministro no hace falta ser diputado". Así que no se plantea una vuelta a las Cortes. Pero sí al Gobierno. Siempre que su partido vuelva a la Moncloa. Para eso habrá que esperar a diciembre.

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A todo el torrente de advertencias durante la campaña de las elecciones del 27-S sobre los riesgos de una posible independencia de Cataluña, se sumó este miércoles otra más. La de Javier Solana, exsecretario general de la OTAN, ex alto representante de Política Exterior y Seguridad Común de la Unión Europea, exministro socialista de Felipe González. Y fue tremendamente claro: "Queramos o no, si los planes que tiene el señor [Artur] Mas se llevan a la práctica, Cataluña no formará parte de la UE". Diáfano. Más aún: "Mediante la ruptura de la legalidad", los catalanes "no podrán ser miembros nunca de la UE, eso hay que saberlo".

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