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Bretón ‘aprendió’ de sus “errores gestuales” en los interrogatorios con el juez
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SUMARIO DEL CASO ‘NIÑOS DE CÓRDOBA’

Bretón ‘aprendió’ de sus “errores gestuales” en los interrogatorios con el juez

“A lo largo de las distintas declaraciones, el encartado [José Bretón] se ha caracterizado por un absoluto autocontrol y frialdad, hasta el punto de ir aprendiendo

Foto: Bretón ‘aprendió’ de sus “errores gestuales” en los interrogatorios con el juez
Bretón ‘aprendió’ de sus “errores gestuales” en los interrogatorios con el juez

“A lo largo de las distintas declaraciones, el encartado [José Bretón] se ha caracterizado por un absoluto autocontrol y frialdad, hasta el punto de ir aprendiendo de sus propios errores”. Esta frase está escrita por la persona que mejor conoce el caso de los dos hermanos desaparecidos en Córdoba el pasado 8 de octubre, Ruth y José, de 6 y dos años: el juez que acaba de procesar a su padre, José Bretón, como responsable de su desaparición.

El magistrado José Luis Rodríguez Laín, titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Córdoba, destaca la “frialdad de carácter” de Bretón porque “le permite dominar sus impulsos y reaccionar en cada momento en que estuvo a punto de derrumbarse”. José Bretón, que sostiene desde el primer día que perdió a sus hijos en un parque de Córdoba, no fue detenido hasta el 21 de octubre, una semana y media después de la desaparición de sus hijos.

En su primera comparecencia ante el juez, Bretón llegó “a perder el control de sus gestos” cuando se le inquirió “de forma directa sobre cuestiones que no tenía meditadas o que apuntan directamente a su responsabilidad en la desaparición de sus hijos”, escribe el magistrado en el auto de procesamiento, de 46 folios de extensión, al que ha tenido acceso El Confidencial. Esta fue la última vez que el preso perdió los papeles.

Bretón tomó nota de “las apreciaciones del equipo de análisis de conductas” de la Policía para “inhibir gestos, posturas y movimientos” que pudieran comprometerle. Hasta el punto de convertirse en un témpano. Según Rodríguez Laín, el único gesto emocional que transmite desde entonces el rostro de Bretón en cada declaración policial y judicial es “una leve introspección de la comisura de los labios”.

El magistrado añade que la cámara que graba la declaración del acusado no detecta algo que él sí que apunta como significativo en la actitud del preso siendo interrogado: “Una acción de presionar las manos hasta el punto de ver cambiar su color a rojo cuando la tensión es más palpable o cuando cree dar signos de flaqueza”.

El magistrado intenta demostrar que miente

El juez ya ha perdido la esperanza de que Bretón pueda confesar: “La verdad de lo acontecido, desgraciadamente, habrá de quedar en la conciencia del encartado”, escribe, lacónico, en el auto de procesamiento. El magistrado centra su estrategia en demostrar que el preso miente, que los niños nunca llegaron al parque y que todo forma parte de un “plan preconcebido” para vengarse de su mujer.

El esfuerzo al que se enfrenta Rodríguez Laín es titánico ante una persona que se ha adaptado “a su vida entre rejas” y “ha convertido en una especie de reto tratar en vano de ofrecer respuestas a todas las contradicciones y evidencias a las que se enfrenta”. Y en ese reto ha implicado a su propia familia, según apuntan las últimas investigaciones policiales, que el juez ha decidido no incluir en el auto de procesamiento.

Estas investigaciones se basan en el hallazgo de una nota en la celda de Bretón en la que el preso apunta, para que no se le olvide, que le tiene que decir a su madre que declare algo concreto cuando sea llamada por el juez. El magistrado, sin embargo, sí que afirma categórico que la familia de Bretón, que en los primeros días y en las declaraciones policiales llegaron hasta a señalarle como culpable de la desaparición de Ruth y José, actúa “como una piña” para defenderle. Tanto, que el preso llega “a vanagloriarse” de esa actitud, como apunta el magistrado.

Los informes psicológicos que el juez incorpora al sumario consideran a Bretón como un estratega “concienzudo, organizado y meticuloso”. Pero lo que más destacan es su “carácter eminentemente manipulador” que está llevando hasta “donde haga falta para dar rienda suelta a sus deseos de castigo o venganza frente a quienes consideran que le han hecho un grave daño”.

Televisión en la celda y lectura diaria de su caso

El preso ha llegado tan lejos que sigue manteniendo su situación (y la de su familia bajo control). Y lo consigue pese a ser consciente del enorme revuelo mediático del caso que protagoniza (ha conseguido que le instalen una televisión en la celda y lee a diario todo lo que se publica), del escarnio público que soportó esposado y rodeado de policías durante la recreación de la pérdida de sus hijos y de las últimas reacciones violentas hacia su familia por parte del entorno de su mujer (sus padres fueron abucheados en los juzgados y su hermano incluso agredido).

En esta situación de, supuestamente, saber lo que nadie sabe (el paradero de sus hijos) y tener la situación bajo su estricto control, ha renunciado incluso a recurrir su auto de procesamiento para no retrasar el inicio de un juicio en el que aspira a ser absuelto. Bretón se enfrenta a dos delitos de detención ilegal con el agravante de parentesco y de menores, además de otro denuncia falsa.

El próximo 25 de mayo volverá a declarar ante el juez Rodríguez Laín para poner punto final a una instrucción que dura ya siete meses y que, de momento, no ha conseguido averiguar qué pasó aquel 8 de octubre de 2011 con los niños Ruth y José.

“A lo largo de las distintas declaraciones, el encartado [José Bretón] se ha caracterizado por un absoluto autocontrol y frialdad, hasta el punto de ir aprendiendo de sus propios errores”. Esta frase está escrita por la persona que mejor conoce el caso de los dos hermanos desaparecidos en Córdoba el pasado 8 de octubre, Ruth y José, de 6 y dos años: el juez que acaba de procesar a su padre, José Bretón, como responsable de su desaparición.