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El PSOE busca fortalecer a Sánchez celebrando sus primeros 100 días como líder
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TRAS LAS PRIMERAS DISCREPANCIAS CON DÍAZ

El PSOE busca fortalecer a Sánchez celebrando sus primeros 100 días como líder

El PSOE quiere celebrar por todo lo alto los primeros 100 días de Pedro Sánchez como líder en un acto que tendrá lugar el primer fin de semana de noviembre.

Foto: Pedro Sánchez (EFE)
Pedro Sánchez (EFE)

El Partido Socialista quiere celebrar por todo lo alto los primeros 100 días de Pedro Sánchez al frente del PSOE en un acto que tendrá lugar el primer fin de semana de noviembre y que llega justo en un momento en el que se han evidenciado ya las primeras fracturas o distancias entre el líder del PSOE y la presidenta andaluza, Susana Díaz. Cien días de ‘gracia’ –fue elegido el 27 de julio– en los que Sánchez ha impuesto un giro radical al partido, ha abierto las siglas del PSOE a los militantes y a los simpatizantes en las asambleas ciudadanas al más puro 'estilo Podemos’, y en los que ha sufrido, también, los primeros reveses y tropiezos. Anuncios y afirmaciones luego corregidos o, directamente rectificados; la expulsión de militantes históricos como el exministro Virgilio Zapatero, que han levantado ampollas en ciertos sectores del partido, y un estreno en la tribuna de oradores del Congreso frente al veterano Cristóbal Montoro que ha terminado por debajo de las expectativas generadas tras los ataques cargados de intención y retranca del ministro.

Cien días no parece un periodo muy extenso para grandes celebraciones, pero el PSOE busca fortalecer la imagen de su líder en la previa a un año cargado de citas electorales en las que Sánchez se jugará todo su futuro al todo o nada. Los detalles del acto todavía no se han cerrado, pero fuentes del PSOE señalan que será una celebración “participativa”, al estilo de las asambleas ciudadanas, y no un acto de “autocomplacencia”.

En estos 100 primeros días, Sánchez ha revolucionado la comunicación oficial del PSOE y de los políticos con gestos como el de entrar en directo en el programa Sálvame, de Telecinco, para aclarar la posición del partido sobre el maltrato animal y el Toro de la Vega. Otras medidas de su cuño personal que han impreso un nuevo estilo han sido también sus posiciones nítidas a favor de la regeneración democrática mediante la firma de un código ético para todos los cargos del partido, la propuesta de que se tenga que presentar un certificado fiscal antes y después de abandonar un cargo institucional, su mensaje contra las puertas giratorias de exministros y expresidentes, la exigencia de mayores incompatibilidades para la actividad parlamentaria y la prohibición de que sus diputados puedan cobrar otras remuneraciones por acudir a tertulias, dar clases en la universidad o por ejercer la abogacía.

Pero, sin duda, la decisión que más ha marcado un antes y un después con la etapa previa de Alfredo Pérez Rubalcaba ha sido su decisión de expulsar sin contemplaciones a todos los militantes del partido que se beneficiaron de las denominadas tarjetas black de Caja Madrid. En total, 6 personas que pidieron voluntariamente su baja y otras 10 expulsadas. Entre ellos, el exministro Virgilio Zapatero, exrector de la Universidad de Alcalá de Henares y uno de los ponentes del informe sobre el futuro del Valle de los Caídos que el Gobierno socialista hizo público en sus últimos días de mandato. El exministro ha denunciado que su expulsión es “injusta, precipitada e ilegal” y ha recibido el afecto de otros compañeros de la vieja guardia como Rodríguez Ibarra, que se ha quejado públicamente de que el partido haya sido más duro con Virgilio que con Jordi Pujol.

Fuentes de la dirección del PSOE se mostraban este martes “sorprendidas” por las dos entrevistas que Susana Díaz ha protagonizado esta semana, en las que marcaba distancias de un Pedro Sánchez que, si se aupó a la secretaría general del PSOE, fue gracias al apoyo abrumadoramente mayoritario que cosechó en la federación andaluza. Sánchez y Díaz han hablado tras esas entrevistas, pero los gestos evidencian, también en estos primeros 100 días, que entre ellos está empezando a haber mayor distancia. Sobre todo, a raíz de algunos de los anuncios realizados por Sánchez, que han resultado polémicos o desafortunados.

Entre ellos, su idea de que las víctimas de la violencia de género tuvieran funerales de Estado análogos a los de las víctimas de ETA, propuesta que fue corregida en menos de 24 horas por el propio partido, al igual que la respuesta del dirigente socialista en una entrevista en la que despreció el valor del Ministerio de Defensa.

Para la fecha de estos primeros cien días de liderazgo, el primer fin de semana de noviembre, todavía no habrá resultados del CIS que puedan medir el ‘efecto Sánchez’ en la izquierda. El último CIS con estimación de voto, en julio, realizado aún en la era Rubalcaba, reflejaba un partido que se desplomaba otros cinco puntos, hasta el 21,2%. A falta de nuevos resultados del CIS, la única encuesta que habla de un efecto remontada es la publicada recientemente por El País y que sitúa a PP y PSOE al borde del empate técnico con una ligera ventaja de los populares sobre los socialistas: 32,3% frente a 31,7%.

El Partido Socialista quiere celebrar por todo lo alto los primeros 100 días de Pedro Sánchez al frente del PSOE en un acto que tendrá lugar el primer fin de semana de noviembre y que llega justo en un momento en el que se han evidenciado ya las primeras fracturas o distancias entre el líder del PSOE y la presidenta andaluza, Susana Díaz. Cien días de ‘gracia’ –fue elegido el 27 de julio– en los que Sánchez ha impuesto un giro radical al partido, ha abierto las siglas del PSOE a los militantes y a los simpatizantes en las asambleas ciudadanas al más puro 'estilo Podemos’, y en los que ha sufrido, también, los primeros reveses y tropiezos. Anuncios y afirmaciones luego corregidos o, directamente rectificados; la expulsión de militantes históricos como el exministro Virgilio Zapatero, que han levantado ampollas en ciertos sectores del partido, y un estreno en la tribuna de oradores del Congreso frente al veterano Cristóbal Montoro que ha terminado por debajo de las expectativas generadas tras los ataques cargados de intención y retranca del ministro.

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