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Bruselas y Fráncfort piden que se vigile de cerca el traspaso del Popular al Santander
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preocupa el impacto que puedan tener los juicios

Bruselas y Fráncfort piden que se vigile de cerca el traspaso del Popular al Santander

A la Comisión Europea y al BCE les preocupa el impacto que puedan tener los juicios que los accionistas y bonistas emprendan por haberse visto perjudicados por la quita

Foto: Foto: Reuters.
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Hace un mes, el BCE declaró al Banco Popular en “quiebra o riesgo de quiebra”. Tras una larga noche, la entidad amaneció bajo el control del Santander, que la compró por un euro, mientras sus accionistas y tenedores de deuda subordinada se quedaban con las manos vacías. Desde entonces, tanto Fráncfort como Bruselas han insistido en que la operación cumplió con todas las normas. Y no solo eso, también dejaron claro que el nuevo mecanismo europeo de resolución “funciona perfectamente”.

Y así lo afirman, una vez más, ambas instituciones en el informe que han elaborado tras su misión a España para tomar el pulso a la marcha de la economía y el sector financiero del país. No obstante, no todo es positivo. Ambas instituciones advierten de que los supervisores tienen que vigilar de cerca la puesta en marcha efectiva de la transferencia del Popular al Santander. Primero, para verificar que la operación se ejecuta de manera correcta. Pero, además, para “seguir de cerca cualquier riesgo derivado de los potenciales costes de litigios”.

Dicho de otro modo: a la Comisión Europea y al BCE les preocupa el impacto que puedan tener los juicios que los accionistas y bonistas emprendan por haberse visto perjudicados por la quita. Y eso pese a que tanto en Bruselas como en Fráncfort dicen confiar en que el marco legal sobre el que se hizo la operación fue impecable.

Lastres: créditos morosos, activos inmobiliarios

El año pasado, los beneficios de los bancos españoles siguieron cayendo –con una bajada del 30 %, 3.000 millones de euros, respecto al año anterior– “estrujados” por el contexto de tipos de interés bajos y la necesidad de seguir dotándose de provisiones. Además, pese a que el índice de créditos morosos ha descendido del 10 % de marzo de 2016 al 8,8 % un año después, estos siguen estando por encima de la media europea y “suponen un lastre” para la banca.

La lenta recuperación de los precios en el sector inmobiliario, a un ritmo menor del esperado, supone también un problema para aquellos bancos que tienen este tipo de activos en sus balances. Esto también tiene un importante impacto en la Sareb, sobre la que la CE y el BCE advierten que es un “reto” para el banco malo lograr colocar su porfolio “de manera rentable”.

Volver a pisar el acelerador de las reformas

“Asegurar un crecimiento equilibrado, sostenible e inclusivo a largo plazo sigue siendo un reto”. Así lo consideran el BCE y la CE, que advierten de que aunque el crecimiento actual respalda la puesta en pie de la economía y el fortalecimiento del sector bancario, es necesario que se tomen más medidas. En concreto, piden que se siga reduciendo el déficit y la deuda. Pero, ante todo, creen que ha llegado el momento de que el Gobierno vuelva a impulsar reformas estructurales para aumentar el empleo, la productividad y el crecimiento. “Hay que evitar que se retroceda en reformas ya adoptadas”, añaden.

También avisan de que, según sus estimaciones, la creación de trabajo va a ralentizarse y de que la tasa de desempleo se mantiene entre las más altas de la Unión Europea –la segunda, solo por detrás de Grecia– con un 18,8 % en el primer trimestre de este año.

No hay riesgo de que España no pague

Desde que España salió de su rescate financiero en enero de 2014, la CE y el BCE viajan de manera periódica a España para llevar a cabo “misiones” en las que evalúan la salud de la economía del país y de su sector bancario. El objetivo es asegurarse de que el país podrá devolver los 41.000 millones que tomó prestados de sus socios, algo sobre lo que creen que los “riesgos son muy bajos”. La próxima visita de los acreedores será en otoño.

Hace un mes, el BCE declaró al Banco Popular en “quiebra o riesgo de quiebra”. Tras una larga noche, la entidad amaneció bajo el control del Santander, que la compró por un euro, mientras sus accionistas y tenedores de deuda subordinada se quedaban con las manos vacías. Desde entonces, tanto Fráncfort como Bruselas han insistido en que la operación cumplió con todas las normas. Y no solo eso, también dejaron claro que el nuevo mecanismo europeo de resolución “funciona perfectamente”.

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