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La liquidación de Pescanova dejará a los bonistas indefensos ante la gran banca
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EL DÍA 29 es la fecha límite del CONCURSO

La liquidación de Pescanova dejará a los bonistas indefensos ante la gran banca

La eventual liquidación de Pescanova perjudicará mucho más a los pequeños acreedores y bonistas que a los grandes bancos con aval sobre las filiales

Foto: Accionistas de Pescanova hacen cola para acreditarse para la junta. (EFE)
Accionistas de Pescanova hacen cola para acreditarse para la junta. (EFE)

La suerte de Pescanova está echada. El juez mercantil de Pontevedra ha ampliado hasta el próximo martes, día 29, el plazo de adhesiones al convenio presentado por el consorcio que forman la cervecera catalana Damm y el fondo luxemburgués Luxempart. Si los bancos no mueven ficha en los próximos días, la multinacional gallega se verá abocada a una liquidación irremediable en la que pequeños acreedores y bonistas llevan todas las de perder.

Pescanova acumula obligaciones de pago con sus bonistas por valor de 369 millones de euros, que equivalen al 15% de la deuda concursal. Los compromisos pendientes con los proveedores y resto de acreedores comerciales se elevan a 429 millones de euros, lo que supone un 18% de la masa de la deuda.

Estos dos colectivos son los más desamparados ante la eventual liquidación ya que los grandes bancos españoles cuentan en su mayor parte con garantías personales de las filiales de Pescanova que podrían cubrir buena parte de sus riesgos financieros. La deuda conjunta del grupo con las entidades de crédito nacionales es de 1.051 millones de euros, de los que 734 millones, un 30% de la deuda concursal, están contraídos con el G-6 que forman BBVA, Sabadell, Popular, La Caixa, Novagalicia y el UBI italiano.

En los contactos que estos últimos días ha mantenido la dirección de Pescanova con los distintos grupos de acreedores se ha puesto de manifiesto la incertidumbre de un escenario de liquidación, que se traducirá en la pérdida de valor para los acreedores de la matriz española. Dicho de otro modo, sólo los bancos con avales en las filiales tienen posibilidades de resarcirse una vez que se lleven a cabo las pertinentes subastas de acciones en dichas empresas subsidiarias de Pescanova.

El G-6 quiere otro convenio de acreedores

Los responsables de la compañía entienden que el interés de los bancos con deuda en las filiales será presumiblemente intentar quedarse ellos mismos con las acciones de todas las filiales conjuntamente, lo que se traduciría en una mala recuperación para los demás acreedores concursales. La finalidad de la liquidación es maximizar la recuperación y satisfacción de los acreedores, pero la experiencia demuestra que en muchos supuestos apenas se alcanza a repagar los créditos contra la masa generados durante la tramitación del concurso, especialmente en el caso de las sociedades holding.

Pescanova es precisamente un holding puro que actúa como entidad tenedora de participaciones societarias en compañías del grupo. Los únicos activos no societarios que cuelgan directamente de la matriz son la propia marca Pescanova y las oficinas de Chapela (Pontevedra). Ambos bienes están precisamente hipotecados en garantía del crédito puente de 56 millones de euros prestado por los bancos del G-6 y Bankia hace ahora casi un año.

La eventual liquidación ofrece distintas alternativas a las grandes entidades financieras, pero a cambio deja muy poco margen a los pequeños acreedores de Pescanova. De ahí la trascendencia de llegar a un acuerdo sobre el convenio como única opción para evitar males mayores. El G-6 ha rechazado inicialmente la propuesta de la compañía y pretende ahora formalizar otra plataforma de convenio ante el juez como alternativa para la salvación de la empresa.

La posibilidad de un nuevo convenio ha sido condicionada a la salida de los dos inversores, Damm y Luxempart, que hasta la fecha han sostenido la empresa. Los bancos no quieren a los actuales socios industriales y su capacidad de gestión solamente podrá ser valorada cuando se detalle el consiguiente plan de viabilidad. El G-6 está dispuesto a partir de cero, pero el tiempo juega en contra porque la cuenta atrás ha comenzado y sólo quedan tres días hábiles. El martes es la fecha límite marcada en rojo dentro del calendario de Pescanova.

La suerte de Pescanova está echada. El juez mercantil de Pontevedra ha ampliado hasta el próximo martes, día 29, el plazo de adhesiones al convenio presentado por el consorcio que forman la cervecera catalana Damm y el fondo luxemburgués Luxempart. Si los bancos no mueven ficha en los próximos días, la multinacional gallega se verá abocada a una liquidación irremediable en la que pequeños acreedores y bonistas llevan todas las de perder.

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