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El FMI sugiere que el próximo Gobierno tendrá que recortar el gasto público en 2016
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PREVÉ QUE EL CONSUMO VOLVERÁ A CAER

El FMI sugiere que el próximo Gobierno tendrá que recortar el gasto público en 2016

La política fiscal neutral toca a su fin. Eso es lo que piensa el FMI, que estima que en 2016 el consumo público volverá a caer. Sugiere, sin embargo, no reducir la inversión pública y hacer nuevas reformas

Foto: La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde. (Reuters)
La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde. (Reuters)

La política fiscal ‘neutral’, como la califica el Fondo Monetario –ni expansiva ni restrictiva–, toca a su fin. Al menos, eso es lo que sugiere el FMI en su informe de perspectivas de primavera. El documento prevé que el gasto público en España vuelva a tasas de crecimiento negativas el año próximo. En concreto, el consumo público se reducirá un 1,1% frente al actual ejercicio. Tanto en 2015 como en 2014 el consumo público volvió a crecer (aunque fuera de forma moderada) tras años de caídas en medio de la recesión.

Ahora, sin embargo, el FMI estima lo contrario. Y aunque no ofrece previsiones concretas sobre el volumen de déficit público en el caso español –se limita a las previsiones que ha elaborado el Gobierno–, sí sugiere que el margen de maniobra es estrecho. Entre otras cosas, porque los estímulos económicos derivados de la caída de los precios del petróleo, de las menores tasas de interés tras la expansión cuantitativa del BCE y de la depreciación del euro tendrán un efecto menos positivo para las arcas públicas.

Este escaso margen de maniobra se manifiesta en el hecho de que el déficit ajustado al ciclo (es decir, el que tiene carácter estructural y no meramente coyuntural) se mantiene todavía en niveles elevados. En concreto, se situará el año próximo en el 2,3%, y en el 1,5% el siguiente. Incluso el balance primario (que excluye el pago de intereses) no registrará superávit hasta 2018.

Eso quiere decir que el endeudamiento público (debido también al escaso avance de la economía en términos nominales por la escasa inflación) seguirá creciendo hasta representar el 100,1% del PIB en 2016. A partir de ahí, volverá a decrecer hasta el 96% del producto interior bruto en 2020.Por lo tanto, 60 puntos de PIB más (unos 600.000 millones de euros actuales) con que comenzó la crisis.

Ahora bien, el FMI no parece estar del todo de acuerdo con esta estrategia. En palabras de los redactores del informe, “los países con un espacio fiscal limitado deben utilizar la mayor flexibilidad que contiene el Pacto de Estabilidad y Crecimiento para realizar inversiones públicas y aprobar reformas estructurales con el fin de reequilibrar sus economías”. Por lo tanto, sugiere, hay que huir de recortes en los sectores con mayor capacidad para aprovechar los multiplicadores fiscalesde crecimiento.

¿Y qué pasa con los países que tienen mayor margen de maniobra? Pues en este caso se sugiere que “los países con espacio fiscal, especialmente en Alemania, podrían hacer más para fomentar el crecimiento, especialmente mediante la realización de la inversión pública”. Se apunta directamente, por lo tanto, al corazón de la economía europea, en pleno proceso de consolidación fiscal, lo que afecta al potencial de crecimiento.

Políticas procíclicas

¿Quiere decir esto que hay que hacer políticas procíclicas? En un reciente estudio del FMI, su autor sugiere que los Gobiernos pueden usar la política fiscal para reducir la volatilidad del PIB con el fin de potenciar el crecimiento a medo plazo.

En esencia, se dice, esto significa que “el Gobierno tiene que ahorrar en los tiempos de vacas gordas” de manera que pueda usar el presupuesto para estabilizar el producto interior bruto “en los tiempos de vacas flacas”. Se estima que, en las economías avanzadas, la adopción de políticas fiscales más estabilizadoras podría reducir la volatilidad del producto en alrededor de un 15%, con un aumento del crecimiento de aproximadamente 0,3 puntos porcentuales anuales.

El FMI, sin embargo, vuelve a poner una vela a Dios y otra al diablo. Y en concreto, sostiene, existen “riesgos para la sostenibilidad de la deuda pública”. El endeudamiento, asegura, “sigue siendo una preocupación clave dada la elevada deuda pública”. Y de ahí que proponga una “estrategia creíble a medio plazo” con medidas específicas para mantener la confianza de los mercados”.

En el caso español,el equilibrio presupuestario no llegará de la expansión de los ingresos públicos. El Fondo estima que hasta el año 2020 el peso de la presión fiscal se mantendrá en el entorno del 38% del producto interior bruto. Por el contrario, el gasto público no bajará del 40% del PIB hasta 2020. La diferencia es lo que explica la evolución del déficit.

Más positiva es la evolución de la balanza de pagos, una de las históricas restricciones de la economía española, que siempre ha limitado su crecimiento. El FMI considera que la balanza por cuenta corriente arrojará un superávit del 0,3% este año y un 0,4% el próximo, todavía insuficiente para reducir de forma significa la imponentedeuda externade España (Posición de Inversión Internacional), muy próxima al billón de euros.

La política fiscal ‘neutral’, como la califica el Fondo Monetario –ni expansiva ni restrictiva–, toca a su fin. Al menos, eso es lo que sugiere el FMI en su informe de perspectivas de primavera. El documento prevé que el gasto público en España vuelva a tasas de crecimiento negativas el año próximo. En concreto, el consumo público se reducirá un 1,1% frente al actual ejercicio. Tanto en 2015 como en 2014 el consumo público volvió a crecer (aunque fuera de forma moderada) tras años de caídas en medio de la recesión.

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