El Santiago Bernabéu vuelve a señalar a José Mourinho y a los jugadores madridistas

Volvieron los pitos al Bernabéu. Cuando menos se esperaba, la afición blanca se mostró crítica con el técnico y con los jugadores. Las palabras de José Mourinho tras la eliminación del equipo de Sir Alex Ferguson no han gustado y los seguidores se lo recordaron el pasado sábado. El portugués así entendió la censura recibida por parte de la grada que, por momentos, parecía predispuesta a pasar al ataque, algo que hizo a la primera oportunidad que tuvieron.

El madridismo vivía una hemorragia de placer tras los victorias ante Barcelona y Manchester, salpicadas con otro triunfo ante el equipo azulgrana y otro ante el Celta. El ambiente invitaba a pensar a un público entregado en el partido ante el Mallorca o, al menos, capaz de perdonar algún que otro error del equipo en un partido complicado por lo poco que el Real Madrid pone en juego en el campeonato de Liga. La realidad fue otra, y técnico y equipo fueron silbados en diferentes momentos del partido dirigido por Gregorio Manzano.

En la primera parte, la afición del Bernabéu no perdonó la falta de concentración, tal y como la denominó Aitor Karanka en sala de prensa. Pero la duda se ha instalado en la zona noble del estadio madridista y los directivos blancos creen que tras la censura había algo más que un simple reproche al juego del equipo. El menosprecio hecho por Mourinho al triunfo del equipo ante el Manchester United no ha sentado bien entre directivos, jugadores y, por lo visto el sábado, tampoco entre el siempre exigente público del estadio del Paseo de la Castellana.

El punto álgido de los pitos llegaron tras un tercer remate de cabeza, en esta ocasión obra de Hutton, y que bien pudo haber significado el tercer tanto del Mallorca y en el momento en el que ambos equipos se dirigían al vestuario. Tras el éxtasis vivido en el partido liguero ante el Barcelona, era impensable una censura así. La afición no perdona desprecios ni que el equipo no se entregue a tope en cada partido. Poco importa que aparentemente no haya nada en juego. Si no hay entrega, no hay clemencia y ante el Mallorca volvió a quedar demostrado.

Las encuestas siguen siendo más que favorables para Mourinho, con un apoyo que roza el 90%, la cuota más alta desde que es entrenador del Real Madrid, pero en esta ocasión el plebiscito diario, el del Bernabéu, no lo superó. Los pitos, eso sí, dejaron paso a la euforia de los tres goles en cinco minutos. La aparición de Özil cambió el rumbo del partido y lo que antes era censura y recuerdos del pasado reciente, se convirtió en apoyo y alegría.