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Simeone, la ola de cambio que se ha convertido en tsunami
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ANÁLISIS DEL ‘EFECTO CHOLO’ EN EL ATLÉTICO

Simeone, la ola de cambio que se ha convertido en tsunami

“Vengo para recuperar lo que siempre tuvimos”. Así se expresó la pasada Navidad durante su presentación Diego Pablo Simeone, actual técnico del Atlético de Madrid, conjunto

Foto: Simeone, la ola de cambio que se ha convertido en tsunami
Simeone, la ola de cambio que se ha convertido en tsunami

“Vengo para recuperar lo que siempre tuvimos”. Así se expresó la pasada Navidad durante su presentación Diego Pablo Simeone, actual técnico del Atlético de Madrid, conjunto que nueve meses después está en boca de todos los aficionados al fútbol. La fenomenal racha de resultados que acumula el Supercampeón de Europa, que no pierde un partido desde el 11 de abril, le coloca como uno de los atractivos de la presente temporada. Es el mediáticamente llamado ‘efecto Simeone’, que analizado exhaustivamente deja a las claras que algo importante, y no sólo deportivo, está sucediendo al fin por el Manzanares.

El exfutbolista argentino es el núcleo del cambio, el punto de palanca a partir del cual todo ha comenzado a regenerarse en el Atlético. La fórmula la traída de casa, está en su ADN futbolístico y responde a sus más firmes convicciones sobre este deporte. Así lo explican los que trabajan cerca de él: “Es una ola que ha ido cogiendo fuerza y ya nadie puede parar, o te sumas a ella o te arrasa”. Se está gestando una revolución, y no es exagerado afirmar que Simeone ha iniciado el camino para convertirse en un personaje crucial para el Atlético de Madrid como lo fue en su día Johan Cruyff para al FC Barcelona.

Pongámonos en situación. Mucho se ha escrito sobre las peculiaridades del segundo equipo de la capital de España, acrecentadas en los últimos años por los tumbos y polémicas protagonizados por sus dueños. Errático rumbo que ha traído a una entidad con un potencial patrimonial a la altura de los mejores clubes del mundo la amenaza constante de la ruina y los embargos de Hacienda. Posiblemente, el mejor acierto extradeportivo de esta ya larga etapa haya sido la consagración de la ‘marca Atleti’, salvavidas lanzado al agua precisamente cuando el club tocaba fondo descendiendo a Segunda división. Un invento eficaz para aglutinar los intangibles que rodean a un club de fútbol, pero que se ha ido tornando peligroso cuando no ha habido coherencia deportiva (y por extensión, resultados) que lo fuera sosteniendo.

En ese sinsabor constante se ha movido el Atlético de Madrid y su afición mientras el siglo XXI cambiaba el panorama general del fútbol. Como ocurre en Valencia, Bilbao o Sevilla, los colchoneros han sufrido en sus carnes como Real Madrid y FC Barcelona se subían a un tren de beneficios y resultados que cada año alcanza mayor velocidad de crucero y deja más atrás a los otrora también grandes de España. A partir de ahora, con el Atlético segundo y entreteniendo las discusiones a corto plazo alrededor de si este año será realmente alternativa seria para la Liga, es cuando el ‘tsunami Simeone’ debe encargarse de empezar a recortar distancias.

Todo comenzó por el vestuario

El proceso se antojaba largo, pero como ídolo rojiblanco que es, Simeone ya sabía por donde empezar. Firme creyente en la identidad de un club, decidió que lo importante y urgente era recuperar la identidad del equipo rojiblanco. Avisó en su llegada que buscaría “lo que siempre nos enamoró a los atléticos: un equipo fuerte, aguerrido, veloz, contragolpeador… Esa es nuestra historia”. ¿Y cómo convertir esos valores en sistemas de trabajo que influyan a toda la estructura dentro y fuera del campo? Pues empezando por el núcleo, el vestuario.

La espiral envolvente comenzó en ese punto concreto. “Lo más importante son los futbolistas”, convicción número uno. Por ello, Simeone ha sido constante, empujando desde el primer momento en la misma dirección y con premisas claras, concretas e irrenunciables. Un trabajo de día a día que ha calado tanto en los canteranos como en las más importantes estrellas. Los jugadores fueron los primeros en asumir que el hambre, la pelea y la ambición son irrenunciables en este equipo, y que el cuerpo técnico no da espacio para el conformismo de ningún miembro de la plantilla.

Esta semana, Radomir Antic destacaba como relevante que en el Atleti actual las individualidades se ponen al servicio del grupo. Simeone ha buscado con la precisión de un cirujano la manera de acabar logrando esto. La preparación de cada sesión, cada viaje, cada concentración y, por supuesto, cada partido, es cerrada minuciosamente con antelación, de tal manera que se acaba un partido y ya hay una ruta muy clara hacia el siguiente. El jugador recibe mensajes tácticos concisos y se evita la saturación. Todo detalle es poco para generar la comodidad del futbolista. Por poner un ejemplo, hasta los papeles donde se plasman las estrategias deben ser siempre del mismo tamaño e idénticos.

Para el entrenador rojiblanco hay otra clave futbolística que está detrás de las posibilidades finales que se tengan en la competición: los jugadores más importantes son los que no juegan. Así, tanto él como su ayudante, el ‘Mono’ Burgos, diseñan cada entrenamiento con la intención de que los que no están teniendo minutos en partidos sean los que más ganas demuestren de jugar. Es fácil de entender que este proceso acaba por retroalimentar la competencia y el nivel general del grupo.

Conseguido esto, la dinámica de empuje del Cholo ya ha cogido tanta fuerza que si algún jugador le diera por no remar en la misma dirección sería rechazado por el grupo y engullido por la ola creciente. En esta realidad de trabajo y compromiso, es impensable un nuevo ‘caso Forlán’.

El efecto buscado por el Cholo llegó de forma natural. La espiral se hizo extensible más allá de los muros del vestuario. Alcanza a toda la entidad, repleta por cierto de exjugadores rojiblancos que por inercia y encantados se han puesto detrás de esta línea de trabajo y exigencia.

Ya hay hoja de ruta

Se ha creado con ello un aire de confianza y optimismo que no da pie a bajar el pistón ni pensar en malos momentos. Y así, el club ha ido cambiando por dentro, erradicando la imagen del ‘Pupas’ que tanto daño ha hecho en los momentos de vacas flacas y que tan poco gusta a Simeone.

Finalmente, el tsunami ha conseguido que el club alcance un rumbo claro. El objetivo único de la institución, urgente como pocos, es entrar en Liga de Campeones. Detrás de esa clasificación está la llave de la supervivencia del proyecto tanto económica como deportivamente. De ahí lo crucial de la aparición del ‘efecto Simeone’ desde un punto de vista histórico. La bicefalia Gil Marín-Cerezo, anestesiada ante el poderío de su entrenador, ya sabe adonde mirar y el club tiene, ahora sí, un plan de ruta que cumplir a medio plazo.

Quizá sólo Luis Aragonés, quien sonó a la vez que el argentino, tiene capacidad y conocimientos para haber conseguido en tan poco espacio de tiempo sentar las bases del cambio que está sufriendo el Atlético de Madrid. Aparte de sus conocimientos futbolísticos, Simeone ha puesto en práctica como entrenador atlético la gran capacidad de esfuerzo, entusiasmo e ilusión que le caracterizó como jugador. Y el producto no puede ser a día de hoy más atractivo.

También avisó al llegar que recogía el guante de la histórica exigencia de la afición atlética, defraudada tantas veces por proyectos que no han estado a la altura: “Tenemos que transmitir desde abajo lo que necesitan arriba en las gradas”. Allí, los colchoneros se frotan los ojos ante la imagen de solvencia de su actual equipo. El tsunami se acerca imparable y a ver quién es el guapo que no le sigue la corriente… 

“Vengo para recuperar lo que siempre tuvimos”. Así se expresó la pasada Navidad durante su presentación Diego Pablo Simeone, actual técnico del Atlético de Madrid, conjunto que nueve meses después está en boca de todos los aficionados al fútbol. La fenomenal racha de resultados que acumula el Supercampeón de Europa, que no pierde un partido desde el 11 de abril, le coloca como uno de los atractivos de la presente temporada. Es el mediáticamente llamado ‘efecto Simeone’, que analizado exhaustivamente deja a las claras que algo importante, y no sólo deportivo, está sucediendo al fin por el Manzanares.

Diego Simeone