Isco quiere seguir en el Real Madrid aunque no sea un actor protagonista

El Madrid es, después del Athletic Club, el club que menos movimientos ha protagonizado en el mercado de fichajes, un hecho harto increíble si lo pensamos hace unos seis meses, cuando Zidane empezaba a entrenar a un grupo destrozado que caería en el derbi del Bernabéu. En pleno agosto y tras la borrachera de alegría inesperada de Milán, apenas Morata cuenta como única alta de la plantilla y Jesé y Arbeloa en la de bajas. A algo más de tres semanas para el final del mercado, cualquier movimiento, tanto de entradas como de salidas, sería una sorpresa.

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Y eso que el conjunto blanco tiene una evidente sobrepoblación en el centro del campo que podía suponer algún traspaso que, además, dejase una buena cantidad de millones en la cuenta bancaria de Concha Espina. Isco, de hecho, tenía muchas opciones para ser esa pieza sobrante de la que prescindir para hacer un hueco mayor a los ya presentes. "Esto lo vamos a hablar cuando volvamos a Madrid. Hay muchos jugadores en esta posición y es difícil meter a todos. Además, son todos muy buenos. Vamos a tomar decisiones”, reconoció Zidane en Nueva Jersey. Pero a 8 de agosto, Isco sigue entrenando con el Real Madrid y, lo más sorprendente aún, lo más seguro es que sea titular el próximo martes en la Supercopa de Europa contra el Sevilla ante la ausencia de Kroos, que apenas acaba de llegar de sus vacaciones veraniegas.

El Madrid ha mandado señales contradictorias con respecto al futuro de Isco. Mientras desde la cúpula se han ido soltando sondas sobre su más que probable salida, con informaciones que apuntan a que el Milan pensaría en el mediapunta como el eje de su nuevo y chino proyecto, Zidane no ha seguido con esa línea. "Isco no se va a mover", dijo hace no mucho el técnico francés. A Zidane claramente le gusta Isco. "Se parece a mí", dijo una vez. Si bien es cierto que ha contado con él de manera irregular, sí que tuvo claro que era necesario para superar al Atlético de Madrid en la final de Milán y el malagueño respondió en el campo a la confianza de su entrenador.

Isco, al fin y al cabo, ha sido útil al Real Madrid cuando de ganar cosas ha tratado. Ancelotti hizo lo mismo en Lisboa: lo eligió a él para igualar el partido e Isco cambió el curso del encuentro hasta que los blancos embotellaron al Atleti en su área con el final ya bien conocido. Y al final, de una manera o de otra, Isco siempre ha acabado jugando. Apareció en 43 partidos entre todas las competiciones, sumando un total de 2.627 minutos de juego oficiales, siendo así el octavo jugador más utilizado de la plantilla blanca, por delante incluso de Benzema, Bale o Varane. Y en ningún caso, Isco fue indiscutible, más bien todo lo contrario.

Y sin embargo, el ex del Málaga acepta esa condición de revulsivo, de alternativa a los titulares. Todo con tal de seguir en el Real Madrid cosechando títulos. Una vez se ha llegado a un club como el blanco, se ha tocado techo y bajar de ahí arriba se hace muy duro. Su posición en el Madrid está definida como interior y, por tanto, su espacio es muy reducido, pues esas posiciones son de Kroos y Modric sin discusión. Él considera que puede ser el siguiente en la lista, es decir, que superaría en esa pugna a James y, por supuesto, a Kovacic. Asensio, en principio, parte como alternativa a la delantera y no al centro del campo.

Isco ha comprendido que su lugar está en el Bernabéu. Quizá este curso no juegue todos los partidos que a él le gustaría, pero prefiere ser cola de león que cabeza de ratón. Comprende que de aquí a junio tiene opciones de jugar mucho, de demostrarle a Zidane que puede contar con él para lo que necesite. Y eso lo necesita hacer desde ya, desde el partido de Trondheim. Una actuación convincente ante el Sevilla cerraría definitvamente la puerta de salida.