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Ferrari, como ese galeón desarbolado que necesita escapar de la tormenta
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con el gran premio de italia la próxima semana

Ferrari, como ese galeón desarbolado que necesita escapar de la tormenta

El desconcierto de Ferrari al cierre del primer ciclo de 2016 en Alemana era total. Sin opciones al título, Spa será crucial para recuperar la moral y la imagen antes de Monza

Foto: Sebastian Vettel en el pasado GP de Alemania.
Sebastian Vettel en el pasado GP de Alemania.

“Situación dolorosa”. Así certificaba el flemático Kimi Raikkonen la situación de Ferrari tras el pasado Gran Premio de Alemania. Vettel había terminado a medio minuto, en quinta posición. El finlandés, un puesto por detrás. Tras los fracasos de Silverstone y Hungría ningún monoplaza rojo se ha subido al podio en las tres últimas carreras, donde Red Bull ha logrado 80 puntos por los 50 de la Scuderia. En 2015, se llevaban dos victorias a estas alturas. En 2016, ni ya títulos, ni triunfo alguno por el momento.

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Ferrari llega al Gran Premio de Bélgica como un galeón desarbolado y desnortado. El primer ciclo de 2016 terminó con una doble pesadilla. La del vacío creado por la marcha de Allison y, en lo inmediato, por el desconcierto con el rendimiento del SF16-H. Con un capitán, Sergio Marchionne, que intentar sortear las complejas corrientes de la Fórmula 1 cogiendo directamente el timón de su barco.

Por todo ello, Ferrari necesita llegar con dignidad al puerto de Monza en medio de la tempestad violentamente desatada en las últimas carreras. Spa es una escala previa para saber si el equipo italiano puede recuperar el rumbo con los aparejos controlados, como nos avisan sus protagonistas.

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Desde Barcelona, "niente"

El Gran Premio de Bélgica se celebra en la semana previa a la visita de Monza. Una repetición de carreras anteriores presentará al equipo italiano ante los ‘tifosi’ con una presión tremenda. ¿Qué ha pasado en estas últimas carreras? ¿Cabe solucionar esta involución de rendimiento y resultados?

En Alemania, como el propio Vettel reconocía, " sufrimos con el equlibrio del coche, deslizaba demasiado, lo que nos costó mucha degradación de neumático”. “Hay muchos, muchos factores, hemos hecho muchos análisis, y ahora tenemos muy claras las razones”, explicaba Mauricio Arrivabene pocos días después de la cita alemana, en una dinámica similar a la escuchada, por ejemplo, tras el Gran Premio de Mónaco.

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“No hemos logrado una gran mejora en apoyo aerodinámico desde Barcelona”, sintetizaba, en otra nueva muestra del desconcierto técnico de Maranello con el SF16-H en esta primera parte de la temporada, “este es el problema, y por lo que digo que sabemos dónde trabajar ahora, y tenemos que hacerlo lo antes posible, aunque no es fácil”. Arrivabene se refería tanto del ‘grip’ aerodinámico como al mecánico, “que hablan un lenguaje diferente”. Sin embargo, con el cierre oficial de agosto por medio, el margen de maniobra en Maranello era quedado restringido.

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Un motor esperanzador

“Lo principal es que lo hemos encontrado”. Vettel también coincidía con su presidente, como si de repente se hubiera localizado el rumbo técnico adecuado a seguir. “Aunque duras, las dos últimas carreras nos han ayudado a entender mejor las debilidades y fortalezas de nuestro coche, así que sabemos dónde concentrarnos”, explicaba el alemán tras la cita de Hockenheim, “no estaba claro tras las dos primeras carreras, pero se ha hecho cada vez más evidente”. Eso sí, “no es algo que se haga de un día para otro, pero hay un plan, y la segunda parte de la temporada debería ser mejor al respecto”. Pues habrá que verlo.

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Al margen de las soluciones técnicas para mejorar el comportamiento del SF16 y la gestión del neumático, en Maranello se confía en el propulsor, uno de sus puntos fuertes. “Tenemos algo en marcha, así que por aquí me siento cómodo”, anticipaba Arrivabene en relación a una última evolución que agotará los tokens restantes para Ferrari, aunque al de escribir estas líneas se desconoce si será introducida finalmente en Spa o Monza.

El enorme agujero de James Allison

A corto plazo, la situación de Ferrari en los circuitos es agobiante, sobre todo si Red Bull sigue incrementando su curva de rendimiento en las nueve carreras restantes. Sin embargo, de los dos frentes abiertos, quizás el de la marcha de Allison sea el más grave en el largo recorrido. De ser cierta esa leyenda que circula según la cual el británico se marchó no solo por razones personales, sino también harto de las intromisiones y presiones de Sergio Marchionne –un ejecutivo de la industria automovilística a fin de cuentas- en su área técnica, entonces “Maranello, tenemos un gran problema”.

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Primero, por el vacío de liderazgo creado para el diseño y desarrollo futuro de los nueva generación de monoplazas. Allison había extendido su contrato hasta 2018. Segundo, por el aviso a navegantes que supone hacia los potenciales candidatos para sustituir al ingeniero británico. Al presidente ya no le quedan cabezas líderes por caer desde la época de Montezemolo. En este sentido, Raikkonen es una ‘rara avis’. Cómo reestructure Ferrari su organización a partir de ahora será otra historia.

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El pasado año, siete monoplazas con motores Mercedes se clasificaron en los ocho primeros puestos de la parrilla. Sebastian Vettel reventó un neumático en la arriesgada estrategia a una parada que Ferrari intentó para recuperar terreno. Raikkonen, con el único Ferrari en meta, terminó séptimo. Vistos los antecedentes de 2015 y la situación actual, el equipo italiano necesita imperiosamente salir de la tormenta en la que navega. El puerto de Monza les espera. Cómo, todavía está por ver.

“Situación dolorosa”. Así certificaba el flemático Kimi Raikkonen la situación de Ferrari tras el pasado Gran Premio de Alemania. Vettel había terminado a medio minuto, en quinta posición. El finlandés, un puesto por detrás. Tras los fracasos de Silverstone y Hungría ningún monoplaza rojo se ha subido al podio en las tres últimas carreras, donde Red Bull ha logrado 80 puntos por los 50 de la Scuderia. En 2015, se llevaban dos victorias a estas alturas. En 2016, ni ya títulos, ni triunfo alguno por el momento.

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