Carlos Sainz no sabía que no necesitaba ser tan rápido

"Sabíamos que teníamos un coche lo suficientemente bueno como para entrar en Q3, mi vuelta era tres o cuatro décimas más rápida que el límite para entrar. Es una pena que no lo supiera cuando estaba en el coche. Pensé que iba a estar muy ajustado y por eso apreté al máximo y, por desgracia, cometí un error tocando el muro". Carlos Sainz iba muy rápido en su segundo y último intento de la Q2, "muy cómodo", y de repente tocó demasiado el piano y se fue contra el muro. No necesitaba ir tan rápido para llegar a la Q3. Saldrá decimocuarto.

El propio Sainz y Toro Rosso estaban convencidos que iban a meter los dos coches entre los diez primeros, por eso terminó la clasificación "más cabreado que apenado". "El cabreo que llevo dentro es importante, pero son cosas que pasan cuando vas al límite. Obviamente cuando intentas entrar en una Q3 vas confiado con el coche, a lo mejor era un poco eso, cada vez acercándome más a los muros y a lo mejor me he pasado un pelín de confiado", reconoció.

"Me da rabia"

Tras estar por detrás de Max Verstappen en los Libres 1 y los Libres 2, en la tercera tanda de entrenamientos Sainz superaba a su compañero de equipo, aunque fuera por solo una décima. En la Q1 volvió a terminar por encima del holandés, por milésimas, bajando ambos pilotos sus tiempos. Las dos jóvenes promesas de Red Bull iban camino de la Q3 haciendo tiempos muy parejos, pero al piloto español se le empezaron a torcer las cosas en la segunda parte de la clasificación.

"He tenido un par de problemas en la Q2, en el display del volante me aparecían unas cosas muy raras, muy difíciles de explicar, he tenido que ir toda la vuelta cambiando botones y aquí los tienes que cambiar en las curvas, y no me ha dejado coger una buena referencia en la Q2 y me la he tenido que jugar todo a una con el segundo juego de neumáticos", señaló.

Esa referencia le perjudicó en su vuelta definitiva. En el garaje habían cambiado la gran mayoría de los botones, pero dejaron tres sin cambiar que tenían que modificarse en pista: "Y es apretar nueve veces un botón (en una curva)… es un lío, lo he hecho en la Q2 y por eso mi vuelta no es muy buena, pero en la segunda vuelta iba bien. Me da rabia", confesó. En carrera, en cada vuelta también "vas tocando algo, pero no nueve veces seguidas".

"Sácame un par de safety car"

Las 23 curvas y las pocas rectas hacen del trazado de Marina Bay "un gran premio difícil, para un rookie sobre todo", pero era algo que entraba dentro de los planes del madrileño. Por ello, y casi como en cada cita, su táctica ha sido "rodar, rodar y rodar", solo que le surgió un inconveniente en los entrenamientos cuando un roce con el muro le provocó un pinchazo que a su vez repercutió en el fondo plano de su STR10. Perdió un valioso tiempo que recuperó en los Libres 3 y se preparó hasta estar "donde quería estar".

Así que, a pesar del error, está preparado: "De ritmo no me veis preocupado porque ritmo no me falta, tenemos de sobra, ya lo hemos visto en los Libres 3 y en la Q1, me ha faltado completar la vuelta en la Q2". Pero aparte de tener buen ritmo, necesitará algo más, como el coche de seguridad que siempre sale en Singapur: "Sácame un par de ellos, puestos a pedir me iría bien", bromeó. "Aquí hay un punto negativo y otro positivo. Negativo: adelantar es complicado y con nuestro motor todavía más. Y positivo: necesitamos una carrera caótica, y si hay una que puede ser caótica, es en Singapur”, afirmó.

Los puntos siguen siendo un objetivo muy real para Sainz. El Toro Rosso funciona bien en Singapur y el madrileño, aparte del error, ha rodado muy rápido. Como siempre, quiere levantarse, mira el lado positivo y ya piensa en la carrera: "Una forma desafortunada de poner fin a lo que estaba siendo una buena clasificación. Es algo de lo que se aprende, y ahora necesitamos mirar a mañana, que es cuando se dan los puntos".