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Los Goya pasan olímpicamente del boicot de las redes sociales
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la noche de los 'cabezones'

Los Goya pasan olímpicamente del boicot de las redes sociales

Se preveía una gala tranquila, pero 24 horas antes de la ceremonia el 'hashtag' #BoicotALosGoya incendiaba Twitter. Los nominados lo ignoraron

Foto: Dani Rovira y Antonio de la Torre la lían con un megáfono.
Dani Rovira y Antonio de la Torre la lían con un megáfono.

"El truco está en utilizar la Epilady de las piernas, pero para la cara". Dos mujeres emperejiladas del flequillo a los pies comparten consejos de belleza de camino a la puerta de acceso al anfiteatro en el que, dentro unos minutos, dará comienzo la ceremonia de los Goya. En otro corrillo, un grupo de adolescentes maliciosas observan el tumulto de vestidos de gasa y frufrú. "Sonríe, hija. ¿Qué pasa, que no te reconocen tus fans?", se ríen lanzando la pulla a alguna actriz a la espera de entrar a la gala. Reencuentros, abrazos, "¡Ey, cuánto tiempo!". Copas de vino en mano, una cervecita. Hay que serpentear mucho entre la gente para encontrar a algún invitado que fuera de cámaras esté hablando de la polémica de la noche. Que ardan las redes, que aquí plin.

Foto: El actor y realizador Raúl Arévalo y la productora Beatriz Bodegas, los triunfadores de 'Tarde para la ira' (EFE Juanjo Martín)

#BoicotALosGoya. Faltaban todavía 24 horas para la noche del cine español cuando el 'hashtag' contra los premios de la Academia de Cine empezaba a extenderse por Twitter como la pólvora. Tuiteros que se quejan de las subvenciones. De ver a "millonarios que alardean de pasta mientras los tontos los miran boquiabiertos". De un cine de "progres" y para "progres" que ha "silenciado" a " grandes actores que no han tenido ningún premio", como Lina Morgan, por cuestiones ideológicas. Que si dinero público, que si "RTVE no debería retransmitir la entrega". Dani Rovira, que presentaba la gala por tercer año consecutivo, tenía un mensaje cuando los periodistas le preguntaban: lo del boicot "me parece muy inteligente, porque creo que al fin y al cabo sigue hablando de los Goya. Alguien que no sabía que la gala era hoy y de repente va a ver que es 'trending topic' y dice 'hostia, era hoy'. Gracias a los del boicot a los Goya, pero de verdad. Para criticarla hay que verla, así que, criticadla, por favor". Calmando ánimos.

Lo curioso es que al final, críticos y defensores del celuloide patrio acababan utilizando el mismo 'hashtag' a favor y en contra de los Goya. Incluso a última hora aparecían por ahí los que censuraban que los Goya hubiesen reconocido con varias nominaciones a la película 'Boye', protagonizada por Gonzalo Boye, condenado en 1996 por la Audiencia Nacional a 14 años de prisión por colaboración con la banda terrorista ETA en el secuestro de Emiliano Revilla. El problema: que 'Boye' no estaba nominada ni a un Goya ni a medio. Bienvenidos al reinado 'online' de los "hechos alternativos".

Lo curioso es que al final, críticos y defensores del celuloide patrio acababan utilizando el mismo 'hashtag' a favor y en contra de los Goya

De camino al Madrid Marriott Auditorium el taxista pregunta si se celebra un congreso o qué. "No, son los Goya". "Ahá, claro, los Goya". Ni sabe ni le interesa. "¿A qué hora acaban? Porque voy a darles el chivatazo a mis compañeros, que seguro que a la salida hay faena". 20 euros después, el paisaje que rodea al edificio que va a acoger la alfombra roja, los 'flashes', los modelazos de las actrices, los modelazos de los actores, es desolador: naves industriales de un ladrillo gastado, un paso elevado de un gris plomizo para cruzar los carriles de la A-2, el antiglamur arquitectónico. Algún que otro cazador de autógrafos merodea por los pasillos del hotel, pero ningún manifestante en contra del cine español ni ninguna pancarta reivindicativa: tampoco es plan de pagarse un taxi hasta donde Cristo dio las tres voces.

Hasta el parto virtual de #BoicotALosGoya, la 31 edición de los premios pintaba más bien gris, de perfil bajo. En todo caso, las antorchas podían estar preparadas para Dani Rovira, que el año pasado prometió pasar de presentar los Goya a causa de la reacción de las redes. Pero sin elecciones, sin necesidad de buscar pactos de gobierno, con un Pablo Iglesias con esmoquin que ya no es novedad, sin la presencia ni de Rajoy ni de Montoro. Ni siquiera los Reyes, que a pesar de la cinefilia reconocida de la reina Letizia, nunca han acudido a la gala desde la proclamación en 2014. Aunque es verdad que los Reyes eméritos tampoco fueron muy asiduos durante su reinado: solo acudieron a la primera gala de los Goya en 1987. Tampoco estaba nominado Fernando Trueba, el protagonista del otro gran boicot cinéfobo de las redes sociales el año pasado. Ni política ni nada. Pero, ¡oh! Sorpresa de última hora.

"¿Un boicot? ¿Por qué? ¿A qué viene, cuál es la razón? Me parece absurdo. No entiendo muy bien de dónde viene", se preguntaba Ana Castillo

Cuando a Ana Castillo, todavía solo nominada y aún no ganadora del Goya a la mejor actriz revelación, le preguntaban en la alfombra roja sobre el boicot, abría mucho los ojos sorprendida. "¿Un boicot? ¿Por qué? ¿A qué viene, cuál es la razón? Me parece absurdo. No entiendo muy bien de dónde viene", preguntaba. Muchos de la alfombra roja, si no se lo hubiesen preguntado los periodistas, ni se habrían enterado. Eso sí, sin pelos en la lengua, la joven le mandaba un recadito a Mariano Rajoy, que recientemente admitió no haber visto ninguna de las películas nominadas. "Que se eche un vistacito, que se dé un voltio, que vea que hay películas de mucha calidad y que vale la pena apostar por ellas".

Bárbara Lennie, que acabó perdiendo el Goya a mejor actriz protagonista frente a Emma Suárez, tampoco se había enterado de la polémica. "¡Ah, qué pesadez! Es que me parece tan coñazo este tema ya, por decirlo así, claramente, que no quiero ni entrar a valorarlo. Es incentivar un debate que en el fondo no creo que sea tan real, porque cuando vas con las películas y las presentas en las ciudades, la reacción general de la gente es a favor. No ayuda especialmente que nuestro presidente del Gobierno haya dicho que no ha visto ni una de las películas nominadas. Es verdad que si, desde el Estado, el presidente decide ningunear, no ayuda. No da ejemplo".

Ni una mención al boicot en los discursos de Mariano Barroso e Yvonne Blake, vicepresidente y presidenta de la Academia. Ni en la de los ganadores. El cine español se ponía el impermeable y prefería dedicar sus minutos de micrófono a ensalzar los buenos datos de 2016. "Dedicamos esta gala a todos los espectadores que nos apoyan con su presencia en las salas. A los más de 18 millones de personas que en 2016 fueron a ver películas españolas en nuestro país", agradecía Barroso. Eso sí, también con recadito al Gobierno. "El presupuesto del Estado para cine ha sido de 77 millones de euros. Es decir, que el Estado ha recaudado en concepto de IVA de entradas al cine 28 millones de euros más de lo que va a gastar en él. No somos un sector que vive del Estado. Somos un sector que genera riqueza para el Estado".

La nota discordante de una gala más festiva y menos reivindicativa que en otras ocasiones la ponía Silvia Pérez Cruz, que recogía su Goya a la mejor canción original, cantando en honor a los desahuciados: "Mentiras, sonrisas y amapolas; discursos, periódicos, banqueros y trileros. Canciones, monos y pistolas, bolsos, confetis, cruceros y puteros. Te roban y te gritan. Y lo que no tienes también te lo quitan. No hay tanto pan, pan, pan". Incluso Ana Belén, Goya de honor, tan solo se ponía reivindicativa al final de sus agradecimientos: "Salud y trabajo para una profesión que no se merece tanto desprecio por parte de sus gobernantes".

Ya se había acabado la gala y en Twitter seguía la trifulca. En el Marriott, los ganadores posaban con sus 'cabezones'. Los invitados se dejaban caer por la fiesta posterior. De lo del boicot, ni mu.

"El truco está en utilizar la Epilady de las piernas, pero para la cara". Dos mujeres emperejiladas del flequillo a los pies comparten consejos de belleza de camino a la puerta de acceso al anfiteatro en el que, dentro unos minutos, dará comienzo la ceremonia de los Goya. En otro corrillo, un grupo de adolescentes maliciosas observan el tumulto de vestidos de gasa y frufrú. "Sonríe, hija. ¿Qué pasa, que no te reconocen tus fans?", se ríen lanzando la pulla a alguna actriz a la espera de entrar a la gala. Reencuentros, abrazos, "¡Ey, cuánto tiempo!". Copas de vino en mano, una cervecita. Hay que serpentear mucho entre la gente para encontrar a algún invitado que fuera de cámaras esté hablando de la polémica de la noche. Que ardan las redes, que aquí plin.

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