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El mundo es una cocina: la obra más descomunal del año ocupa a 26 actores
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dirige Peris-Mencheta y se estrena este viernes

El mundo es una cocina: la obra más descomunal del año ocupa a 26 actores

'La Cocina', de Wesker, es una ácida crítica del capitalismo y llega al Teatro Valle-Inclán con casi una treintena de personajes en el escenario

Foto: 'La cocina', dirigida por Sergio Peris Mencheta (MarcosGpunto)
'La cocina', dirigida por Sergio Peris Mencheta (MarcosGpunto)

Si Shakespeare decía que el mundo era un escenario, para Arnold Wesker es una cocina. Un lugar que se rige por las mismas normas, los mismos impulsos y las misma fricciones que cualquier otro trabajo. "Es una cocina, pero podría ser una fábrica o una oficina", escribió el dramaturgo inglés. La del Marango's es una olla a presión, un lugar hostil y una trinchera frenética donde el miedo y el amor se abren paso a codazos entre comandas, rodaballos, exabruptos, canciones de la Dietrich, danzas griegas y puñetazos. El mundo, al fin y al cabo, habita en la tripa de esta descomunal cocina que sirve 1.500 comidas al día.

Igual de descomunal es 'La Cocina' que estrena Sergio Peris-Mencheta este viernes en el Teatro Valle-Inclán (del 18 de noviembre al 30 de diciembre). Y decimos descomunal porque levantar hoy una producción de esta envergadura sobre cualquier escenario de España es -salvo esta excepción- una utopía. La obra, producida por el Centro Dramático Nacional en colaboración con Barco Pirata, cuesta 390.000 euros más IVA y, lo más llamativo en una época en la que el teatro sobrevive a golpe de 'teatro de mesa camilla' y funciones de dos o tres personajes, hay 26 actores sobre las tablas (en los cinco meses de trabajo sus sueldos suman 200.000 euros y todos han accedido a modificar sus cachés para cobrar exactamente lo mismo).

Un hecho insólito para el teatro de hoy. Tanto es así que es prácticamente imposible que siga después una gira por la cantidad a la que puede ascender cada bolo. "Es un pequeño lujo que nos hemos dado en tiempos de crisis", asegura Peris-Mencheta. "Muchos, si no fuera por la obra que es, no se hubiera tirado al pozo para hacerla. Es una oportunidad. De esas de las que se dirá 'yo estuve en esa Cocina'. Ha habido muchos sacrificios por parte de todos", agrega resaltando la importancia de levantar un espectáculo de esta magnitud. "Nos dijeron 'esto tenéis que hacerlo'. Es importante que se haga y que haya un poquito de luz al final del túnel. Entre todos los monólogos o el microteatro, esta obra sirve para pensar que es posible. Ha habido mucho coraje aquí [en el elenco] y por parte del CDN". Sobre lo que Javivi Gil añade: "Esto podría estar en la Gran Vía si no fuera este país España. Como obra es muy popular y digestible para estar junto a 'El rey león".

'La cocina'

Silvia Abascal, Roberto Álvarez, Fátima Baeza, Aitor Beltrán, Almudena Cid, Victor Duplá, Patxi Freytez, Javivi Gil Valle, José Emilio Gimeno, Ricardo Gómez, Pepe Lorente, Óscar Martínez, Natalia Mateo, Xabier Murua, Diana Palazón, Paloma Porcel, Ignacio Rengel Lucena, Xenia Reguant, Nacho Rubio, Alejo Sauras, Marta Solaz, Romans Suárez-Pazos, Mario Tardón, Javier Tolosa, Carmen del Valle y Luis Zahera habitan 'La Cocina', o la bestia como la llaman sus inquilinos. Son los camareros, cocineros, pinches, el maître, el chef o el dueño de este restaurante que engulle a sus trabajadores a golpe de capitalismo. "En un fábrica un hombre se dedica a hacer la misma pieza todos los días, hasta que él mismo se convierte en una pieza más", dice uno de sus protagonistas. Por eso, esta cocina es una analogía de un mundo, donde cambia el decorado pero persiste la misma alienación del hombre sometido al trabajo sin esperanza y por dinero, los mismos miedos y los mismos sueños.

Wesker fue repostero y cocinero y se sirvió de su experiencia en los fogones, por ejemplo en el hotel Norwick en este caso, para sus obras. Ambientó 'La cocina' en Londres en los años cincuenta e, inevitablemente, la postguerra está latente en los enfrentamientos entre griegos y alemanes, en la actitud de los ingleses celosos de su país y reticentes a la inmigración y en la ebullición de la Torre de Babel que es este restaurante, donde conviven (o lo intentan) ingleses, franceses, italianos, chipriotas, alemanes y griegos con sus acentos y hablando, por momentos, sus idiomas. Peris-Mencheta ha querido afinar más y ha llevado la obra al verano de 1953 cuando se firman los Acuerdos de Londres por los que se condona parte de la deuda alemana. "Cuando retomé la obra en 2014, lo primero que apareció era el enfrentamiento entre Tsipras y Merkel. La obra empieza con una pelea entre un alemán y un griego que ya divide la cocina en dos bandos. Me pareció maravilloso. Más al día no puede estar, pero es el contexto para hablar del perdón, de la guerra y de la paz".

Esos bandos y esas nacionalidades enfrentadas que representa 'La Cocina' resuenan con extraordinaria fuerza en la actualidad. "En esta obra se habla mucho de muros. Las banderas, las fronteras y los prejuicios crean muros. Y el racismo está inevitablemente en la obra y el machismo", agrega su director. Confiesa que lo más le atrajo de 'La Cocina' es su condición de clásico, en cuanto a la temática, y de universal, al enfocar la acción en algo tan representativo, y más en este país, como una cocina o una mesa. Porque, al final, lo que mueve las pasiones y las pulsiones de estos 28 personajes (35 en el texto original) es el amor y el miedo, y el acercamiento y el conflicto perpetuo de esas dos fuerzas tan poderosas. "El amor se desvanece en cuanto aparece el miedo. Siempre estamos viviendo una guerra creyendo que estamos en estado de paz. El microcosmos de la cocina impugna mucho a ese miedo y al amor, que es la madre del cordero de la vida", explica.

Un espectáculo para los sentidos

La magnitud de este montaje no se queda únicamente en conseguir subir a 26 actores a un escenario con el teatro sufriendo una pérdida progresiva de funciones y espectadores, según los datos del último Anuario de la SGAE de 2015. 'La Cocina', además de una obra trepidante y coral, es un espectáculo total para los sentidos. En primer lugar, la obra cuenta con una impresionante escenografía de Curt Allen Wilmer, que ha convertido esta cocina en un escenario de 360 grados. "Cada espectador podrá elegir su propia aventura", matiza Peris-Mencheta sobre este entramado metálico de cacharros y puestos de verdura, carne o pescado donde se cocina para más un millar de comensales a un ritmo endiablado. Por eso, 'la bestia' es el epicentro del espectáculo. Una cocina que atrapa, engulle y deshumaniza a sus trabajadores. [Pueden ver cómo es la escenografía en este proyecto transmedia de realidad virtual creado por RTVE.es, RNE y el CDN]

En la obra no habrá comida real, pero sí olores. Los calabacines con mantequilla, la minestrone, el roast-beef, el pollo con sauté, el salmón thermidor, el souflé de vainilla o la macedonia nevada olerán tanto que Peris-Mencheta asegura que el público va a pasar hambre. "Va a oler a la comida que se sirve. El público va a salir con un hambre atroz", dice entre risas.

De hecho, para coordinar y hacer real toda la coreografía de movimientos que supone hacer los platos han contando con la colaboración de Pepe Rodríguez, el televisivo chef del restuarante El Bohío, pero también con la de Facyre (Federación de Cocineros y Reposteros de España) así como con masterclass de cocineros como el jefe de repostería del Hotel Urban, el chef de Yakitoro o el personal del restaurante Joselito. A los que hay que sumar a Chevy Muraday en la parte de movimiento escénica y al clown Nésto Muzo. Pero los actores también se han implicado sobremanera en la preparación de sus personajes. El director les ha hecho colarse en todas las cocinas de los restaurantes a los que han ido e incluso Diana Palazón ha trabajado como camarera y Javivi estuvo acudiendo a una tahona a aprender el oficio.

"Se dirige a 26 actores confiando mucho porque por primera vez no he podido tener tiempo para cada uno de ellos", afirma Peris-Mencheta. De hecho, 'La Cocina' en realidad son 26 'spin off'. "Nunca jamás me he encontrado tan a gusto trabajando", confiesa a su vez. No es para menos. Este proyecto, además de latirle, le lleva acompañando desde hace muchos años. Hace 13, junto a varios de los actores que hoy protagonizan la obra -algunos como Murua y Duplá en el mismo personaje-, hicieron 'La Cocina' en una compañía de teatro universitario. Silvia Abascal, que ya era la de 'Pepa y Pepe' recuerda, cortaba las entradas en la puerta del Centro Cultural de Orcasitas. Hoy es Monique.

A esas bonitas causalidades que han unido a este elenco, se suma que, aunque el proyecto empezó a gestarse hace dos años, fue el pasado 11 de abril cuando se reunió por primera vez la compañía para empezar a trabajar en las tripas de este coloso dramático. Ese mismo día moría Wesker. "Nunca he formado parte de una compañía de 26 actores, pero hemos trabajado desde un uno. Todos somos 'La Cocina'. Nunca he tenido la sensación de estar trabajando tan equipo en mi carrera. Pocas veces se tiene la sensación, y yo sí la tengo aquí, de estar formando parte de algo único", añade sobre esa magia Abascal.

Si Shakespeare decía que el mundo era un escenario, para Arnold Wesker es una cocina. Un lugar que se rige por las mismas normas, los mismos impulsos y las misma fricciones que cualquier otro trabajo. "Es una cocina, pero podría ser una fábrica o una oficina", escribió el dramaturgo inglés. La del Marango's es una olla a presión, un lugar hostil y una trinchera frenética donde el miedo y el amor se abren paso a codazos entre comandas, rodaballos, exabruptos, canciones de la Dietrich, danzas griegas y puñetazos. El mundo, al fin y al cabo, habita en la tripa de esta descomunal cocina que sirve 1.500 comidas al día.

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