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Wilfredo Prieto: “El precio no determina la calidad de la obra de arte”
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el artista asegura que no es un provocador

Wilfredo Prieto: “El precio no determina la calidad de la obra de arte”

Para el artista del vaso medio lleno de agua de 20.000 euros en ARCO, tenemos una noción del arte muy seria, aunque aclara que no se considera un humorista ni un polemista

Foto: El artista cubano Wilfredo Prieto, protagonista de Arco 2015. (Cortesía de NoguerasBlanchard, Barcelona/Madrid)
El artista cubano Wilfredo Prieto, protagonista de Arco 2015. (Cortesía de NoguerasBlanchard, Barcelona/Madrid)

Al otro lado del teléfono el nombre propio de ARCO 2015: Wilfredo Prieto (Sancti-Spiritus, Cuba, 1978).“No es nada provocadora, la pieza surge de mi cocina”, explica el artista desde Cuba para aclarar que su vaso de agua medio lleno es menos provocador que otras cosas, a pesar de que el precio al que lo vende su galería, Nogueras Blanchard, invite a pensar otra cosa. Por 20.000 euros es suyo. “Soy muy poco provocador.Ojalá el arte fuera mucho más provocador”, cuenta. “El vaso no es una pieza espectacular. De hecho, es una obra que busca todo lo contrario”.

[Arco 2016:Entradas a 200 pesetas, Chillida y Tierno Galván. Así fue ARCO82]

El trabajo de Wilfredo (que puedes ver en esta galería) descubre una posición crítica resultado de la modificación del significado de los objetos cotidianos. En este caso, es un alegato al optimismo, a ver el vaso medio lleno. ¿Que se descongelen las relaciones entre EEUU y Cuba es vaso medio lleno? “Es buenísimo. Es una noticia muy buena para todo el mundo, increíble. Ya era hora que EEUU se abriera. Es una noticia de vaso medio lleno”, responde a este periódico.

¿Por qué 20.000 euros? “Tendríamos que pasarnos un día entero más o menos para entender cómo un medicamento de primera necesidad, que tiene un precio de producción de 0,002 céntimos, puede costar más de 150 euros en la farmacia o cómo la bolsa crea dinero desde la ficción. O mejor que la bolsa, los Gobiernos. Y tendríamos que entender tantas cosas, que al final diríamos que poca especulación hay en el arte respecto a lo demás, ¿no?”, cuenta. Además, aclara que “el precio no determina la calidad de la obra de arte”.

placeholder Una visitante de la Feria mirando el famoso vaso medio lleno. (EC)

Todavía no tiene claro si hará una serie, a pesar de que habitualmente haga tiradas únicas. “Creo quees una edición única. En algunas ocasiones se hacen ediciones de algunas obras por ciertas características técnicas. Yo, por lo general,soy más del modelo antiguo y académico. Prefiero una sola edición”.

Wilfredo Prieto utiliza los materiales y objetos cotidianos, sin apenas manipularlos (el vaso es el ejemplo más claro), y les procura un nuevo significado. Guisantes, plátanos, jabón, huevos, café, agua, excrementos, ropa, monedas… y un millón de dólares. Y un mapa de Cuba hecho con ron y Coca-Cola vertido sobre el suelo. Son intervenciones discretas, mínimas, silenciosas. De hecho, el vaso polémico se pierde entre los cientos de paredes decoradas con arte, gracias a su sencillez y eso, cotidianidad.

'En una Feria no es el lugar idóneo para reflexionar y entender nuestras preocupaciones'

En 2011, elMuseo de Arte Contemporáneo de Vigo(MARCO) presentó su obraIzquierda/Derecha, con 126 pacas de paja de cebada. Los comisarios,Iñaki MartínezyAgar Ledo, escribían en el catálogo de aquella exposición que el artista “recurre al absurdo y al humor, que unidos a la descontextualización duchampiana le permiten construir un discurso ambiguo –por la sencillez de la forma y la complejidad del significado– cuyo punto de partida es el espectador, que 'hace la mitad del trabajo', como diríaDuchamp”. Es decir, medio lleno o medio vacío.

Él reniega de una intención humorística en su trabajo: “No es humor. En Cuba tenemos una forma de vida divertida y puede ser entendido así, pero es algo cotidiano. El problema es quetenemos una noción del arte muy seriay nos cuesta entender otras categorías de arte”.

Los especialistas explican que en obras como las de Prieto “el gesto artístico se vuelve prácticamente invisible”. Tanto que las críticas cuestionan si este vaso a medio llenar es una obra de arte. O esa toalla del artista Daniel Jacoby, de “medidas variables”, en la galería Maisterravalbuena, por 2.500 euros. El artista cubano explica que sus obras tienen “un corte filosófico y político”, que rescata desde el accidente de lo cotidiano para mostrar cómo la misma situación tiene lecturas diferentes. “En la feria no puedes apreciar la obra de arte. La pieza va a ARCO porque la lleva mi galería”.

“Sé que alguna que otra vez puedes encontrar algo de buen arte en ellas. Pero tienes que tener claro que las ferias son un espacio con carácter comercial. No es el lugar idóneo para reflexionar y entender nuestras preocupaciones”, asegura. Por eso resume que la finalidad de una feria como ésta no es más que “el mercado, los negocios”. “Es la parte que menos interesa a los artistas, creo que es la parte más alejada a la creación”.

Hirst dijo que convertirse en una marca es lo más importante para un artista que quiera sobrevivir al arte. “Yo diría que sería lo más importante para desaparecer del arte. O por lo menos lo que yo entiendo del arte. Al contrario, la experimentación, la diversidad de maneras de hacer y decir son quienes más nos pueden enriquecer”. ¿El arte es un artículo de lujo? “Sí, pero no lujo en el sentido económico, sino sensitivo. Es un lujo, entenderlo. Es un lujo entrar en comunicación y reflexión con él. Un humilde campesino puede apreciarlo con total profundidad y un rico millonario puede tener una apreciación muy pobre de este”.

Al otro lado del teléfono el nombre propio de ARCO 2015: Wilfredo Prieto (Sancti-Spiritus, Cuba, 1978).“No es nada provocadora, la pieza surge de mi cocina”, explica el artista desde Cuba para aclarar que su vaso de agua medio lleno es menos provocador que otras cosas, a pesar de que el precio al que lo vende su galería, Nogueras Blanchard, invite a pensar otra cosa. Por 20.000 euros es suyo. “Soy muy poco provocador.Ojalá el arte fuera mucho más provocador”, cuenta. “El vaso no es una pieza espectacular. De hecho, es una obra que busca todo lo contrario”.

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