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El lesbianismo sale de su cárcel de invisibilidad televisiva
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'ORANGE IS THE NEW BLACK'

El lesbianismo sale de su cárcel de invisibilidad televisiva

'Orange is the new black' da visibilidad a un colectivo a menudo olvidado por las series de televisión. La exitosa producción afronta su segunda temporada

Foto: Taylor Schilling en una escena de 'Orange is the new black' (Canal Plus)
Taylor Schilling en una escena de 'Orange is the new black' (Canal Plus)

Orange is the new black, el drama carcelario de Netflix que fascinó a la crítica y el público durante la pasada temporada, no deja de ser una metáfora de la televisión americana. Y es que, por primera vez,una serie protagonizada por mujeres –y lesbianas- ha conseguido salir de esa cárcel de invisibilidad en la que estaban recluidas paraser considerada como una de las mejores series del año.

La ficción de Netflix ha convertido en protagonistas a esas dos millones de presas que existen en Estados Unidos, pero a su vez ha dado visibilidad a aquellas ficciones creadas y protagonizadas por mujeres. Algo que parecía imposible hace unos años.

Desde que la presentadora y actriz Ellen DeGeneres decidiera salir del armario en abril de 1997, tanto en su serie Ellen como públicamente en el programa de Oprah Winfrey, la televisión americana ha ido abriéndose poco a poco alcolectivo lésbico, a menudo olvidado.

Y así, durante los últimos años, el número de personajes que confesaban abiertamente su lesbianismo ha ido creciendo. De hecho, según datos de la GLAAD, de los 49 personajes homosexuales que existían en sus ficciones en abierto en la temporada 2012/2012, 10 era lesbianas -el doble que la temporada anterior- y 7 se consideraban bisexuales.

Unos datos que mejoran considerablemente en el cable. Allí, de un total de 59 personajes del colectivo LGTB, hasta 16 personajes eran lesbianas (un 27%) y nueve se consideraban bisexuales (15%).

Destacaban la pareja de Arizona Robbins y Callie Torres en Anatomía de Grey, Kalinda Sharma en The Good Wife, Santana López en Glee, Lena en Ray Donovan, Paige McCullers y Emily Fileds en Pretty Little Liars o Lauren Lewis en Lost Girl.

Sin embargo, ninguna serie como Orange is the new black tiene tantas lesbianas en su elenco y lo que es más importante, trata con tanta naturalidad y normalidad las relaciones entre mujeres, incluso las sexuales.

Lo hace además desde su primer capítulo, donde sus protagonistas Piper Chapman y Alex Vause mantienen relaciones en la ducha. Sin censuras, casi sin limitaciones. En OITNB no hay besos ligeros o roces de manos. Tienen sexo de una forma realista, sexo oral, masturbaciones. No hay diferencias entre el sexo heterosexual y el homosexual.

De hecho, en la segunda temporada que acaba de lanzar de forma completa Canal Plus Series a través de su servicio Yomvi, dos personajes organizan un concurso para ver quién consigue acostarse con más chicas de la cárcel.

Pero esta visibilidad no sólo se ha conseguido con el sexo. Al contrario. Es precisamente el amor el que tiene una gran importancia en la ficción. De hecho, la relación entre Piper y Alex es posiblemente una de las más románticas y complicadas que existen actualmente en la televisión.

No es para menos. Piper entra en prisión por culpa de Álex. Razón más que suficiente para odiarla. Sin embargo, cuando vuelven a reencontrarse, el sentimiento vuelve a nacer. A partir de ahí, Piper tendrá que decidir entre su fiel novio que espera su salida de prisión, y Álex, la culpable de su encierro, pero quien le hace sentir viva.

Orange is the new black, el drama carcelario de Netflix que fascinó a la crítica y el público durante la pasada temporada, no deja de ser una metáfora de la televisión americana. Y es que, por primera vez,una serie protagonizada por mujeres –y lesbianas- ha conseguido salir de esa cárcel de invisibilidad en la que estaban recluidas paraser considerada como una de las mejores series del año.

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