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el cine para adultos deja de ser un tabú en hollywood

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Las películas han convertido el tema, prohibido hasta hace poco tiempo, en una excusa narrativa para utilizar en géneros como la comedia romántica

Foto: Escena de Don Jon
Escena de Don Jon

Hablar del cine para adultos hace veinte años en Hollywood suponía una herejía. En la meca del cine siempre han existido ciertos tabúes que poco a poco se han ido rompiendo, y el porno es uno de ellos. Ya se sabe, la doble moral americana que se escandaliza si aparece un pene en pantalla y se vanagloria si lo que sale es una cabeza decapitada.

Uno de los primeros en romper el silencio existente y hacer una radiografía de la industria y lo que supuso para la década de los setenta fue Paul Thomas Anderson con Boogie Nights. El filme fue uno de los mejores para la crítica internacional, pero la Academia de Hollywood y sus tradicionales votantes decidieron que era demasiado pronto para que se colara en los Oscar. El resultado: tres nominaciones en categorías de interpretación y guión original, y vía libre para el resto de creadores.

Desde ese momento se ha vivido un auge en las películas que trataban de forma tangencial, o como elemento primordial de su historia el mundo del porno, lo que ha llevado a una banalización que ha permitido que el tema sea tratado, principalmente, en comedias (especialmente dirigidas a los adolescentes).

La última de ellas ha sido Don Jon, dirigida, escrita y protagonizada por Joseph Gordon Levitt y que acaba de llegar a las salas. En ella un adicto al cine para adultos verá cómo su pasión interfiere en su nueva relación con su novia. Un argumento de comedia romántica de enredo en el que se introduce el elemento sexual de forma secundaria para dar un reclamo y una seña de identidad.

Si bien en Don Jon el porno está incluido dentro de la trama, cada vez son más los filmes que introducen referencias al cine erótico para focalizar el centro de sus bromas. Sin ir más lejos este año también ha estado en cartelera Juerga hasta el fin (Seth Rogen), en la que las bromas sobre revistas porno y masturbaciones eran constantes. También ese tipo de gags se encontraban en Supersalidos (Greg Mottola, 2007) donde tres adolescentes hablaban constantemente de las webs que visitaban, y en toda la saga American Pie y suma y sigue…

Pero también ha habido otras dos comedias que han utilizado el mundo del cine X como centro de su historia. En 2008, Kevin Smith,el director que se ganó a los jóvenes en los noventa con su irreverencia, intentó hacer lo propio con las nuevas generaciones en ¿Hacemos una porno?, en la que una pareja se plantea meterse en el mundillo del sexo amateur para ganarse unos dólares. Una temática que antes ya había tratado Pablo Berger en Torremolinos 73.

Unos años antes otra comedieta para chavales llevó esta temática a las pantallas, La vecina de al lado (2004), en la que el típico chico que nunca liga se enamora de su vecina ‘tía buena’ sin saber que es una estrella del cine para adultos.

Todas ellas trataban de forma muy ligera el asunto, usándolo como mera excusa para poder introducir algún chiste subido de tono con el que contentar a las masas sin incomodar.

Porno de arte y ensayo

Aunque sea en comedia donde más se ha extendido esta temática, también es cierto que existen varios ejemplos en los que directores de culto han tratado el mundo del porno y las adicciones sexuales de forma adulta consiguiendo grandes filmes que han logrado arrasar en el circuito cinéfilo.

Sin duda el máximo referente (aparte de esa iniciadora Boogie Nights) es Shame, de Steve McQueen, una de las mejores películas del 2011 que consiguió el premio al mejor actor y FIPRESCI en el Festival de Venecia. Una historia sobre un ser destrozado que ahoga sus penas en el sexo y que, lamentablemente, entre el gran público fue más conocida por el desnudo de Michael Fassbender que por su éxito en salas.

Menos conocida y mucho más transgresora y extrema es Shortbus,de John Cameron Mitchell, que plantea un mundo en el que el sexo libre, la pornografía y los clubes de intercambio de parejas se entrecruzan gracias a varias historias que tienen como denominador común sus escenas explícitas, que levantaron una gran polémica. El propio realizador tuvo que salir al paso de las acusaciones para justificar su planteamiento: "La película contiene escenas de sexo explícito. Sin embargo, no se trata de pornografía, sino de una mirada sobre las emociones humanas y la relación con el sexo. Es, además, un retrato de la sexualidad en Occidente en la última década: un mosaico de experiencias intersexuales en donde el placer es vivido como un vacío imprescindible”.

Habrá que esperar a ver si el siempre provocador Lars Von Trier no quita el trono a Shortbus con su nueva película con un título muy claro: Nymphomaniac (La ninfómana). El filme pretende explorar la sexualidad de una mujer en todas sus facetas y etapas de su vida, y para ello el realizador se ha rodeado de un reparto de lujo: Charlotte Gainsbourgh, Uma Thurman, Jamie Bell, Shia Labeouf, Christian Slater, William Dafoe...

Para ir abriendo boca el director ya ha anunciado que se presentarán dos versiones de la película: una, la que irá destinada a salas comerciales y sin sexo explícito, y otra que presumiblemente se estrenará en Cannes y que contará con un grafismo poco visto en una película comercial hasta ahora.

Las estrellas porno también tienen su película

Si Mark Zuckerberg y Julian Assange tienen su película ¿por qué no iban a tenerla Linda Lovelace o John Holmes, estrellas históricas del porno? Eso han debido de pensar las productoras, que ya realizaron un biopic sobre Holmes en 2003 llamado Wonderland y protagonizado por Val Kilmer. Un título que pasó sin pena ni gloria por salas.

Algo más de ruido ha generado Lovelace, el filme sobre la estrella del mítico título X Garganta Profunda, especialmente por su reparto, en el que están Amanda Seyfried, Sharon Stone, Peter Saasgard y James Franco. En España sin embargo todavía no tiene fecha de estreno.

Las que sí van a llegar a las salas son las películas que han protagonizado dos actores pornográficos que han dado el salto a la industria del cine (a secas). Son James Deen y Sasha Grey. El primero ha rodado junto a Paul Schrader The Canyons y ella (que ya había hecho sus pinitos en la serie El séquito) ha filmado a las órdenes de Nacho VigalondoOpen Windows. La frontera entre el porno y Hollywood se ha difuminado y las uniones entre ambas industrias empiezan a funcionar.

Hablar del cine para adultos hace veinte años en Hollywood suponía una herejía. En la meca del cine siempre han existido ciertos tabúes que poco a poco se han ido rompiendo, y el porno es uno de ellos. Ya se sabe, la doble moral americana que se escandaliza si aparece un pene en pantalla y se vanagloria si lo que sale es una cabeza decapitada.

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