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El sexo a partir de los 40 es mucho mejor... Y también un infierno
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El sexo a partir de los 40 es mucho mejor... Y también un infierno

Que la actividad y la intensidad de las relaciones entre adultos esté mejorando es una buena noticia. Por desgracia, este cambio conlleva peligros que no se pueden ignorar

Foto: El aprendizaje sobre el amor y el sexo dura toda la vida. (iStock)
El aprendizaje sobre el amor y el sexo dura toda la vida. (iStock)

Se habla de los "adolestreinta", ¿qué son entonces los cuarenta años? ¿Los nuevos veinte? Llegar a la cuarta década no asegura, en la época en que vivimos, ni una pareja ni una vida, en general, estable.

El número de adultos que se separa sigue en aumento, e incluso el hecho de tener un compañero o una compañera "oficial" no excluye que se puedan desarrollar relaciones paralelas. Si se añade a todo ello la experiencia acumulada, muchas de las preocupaciones eróticas de los mayores de cuarenta se dirigen hacia la necesidad de experimentar aspectos de su sexualidad que no se planteaban cuando eran más jóvenes.

En medio del camino de nuestra vida...

Poliamor, sexo no convencional o mantener relaciones con más de una persona en un mismo encuentro son prácticas que tienen más calado entre los adultos que entre los veinteañeros. El aumento del número de locales para el intercambio de pareja es una muestra más del fenómeno, pues la mayoría de sus clientes suelen superar una cierta edad.

A diferencia de lo que ocurría en el pasado, también las personas de más de cuarenta años están plenamente integradas en el uso de las nuevas tecnologías. Las aplicaciones de teléfonos móviles para encontrar pareja tienen en este sector un importante número de usuarios, existiendo, incluso, herramientas específicamente destinadas a quienes se hallan en esta especie de segunda juventud.

Los entrevistados veían las enfermedades venéreas como algo ajeno a su vida

Como ya tratamos en un artículo anterior, muchas mujeres sienten que la madurez es un buen momento para ampliar las posibilidades de su deseo. Según transcurre el tiempo, los hombres ven mermadas, por desgracia, sus capacidades físicas, pero no por ello el género masculino está menos dispuesto, desde sus fantasías, a explorar una sexualidad hasta el momento desconocida. Según un estudio publicado por FreeDating los hombres casados son los más propensos a tener relaciones sexuales en un primer encuentro, en comparación, por ejemplo a los varones de menos edad.

Desinformados e imprudentes

El cambio en las costumbres y la prolongación de una vida amorosa intensa (según un informe de Lilly, los hombres entre los 55 y los 70 años siguen teniendo sexo una vez a la semana) conllevan también unas consecuencias por lo que respecta a la salud.

Tener una mayor sabiduría en la práctica amorosa no significa, por desgracia, ser más conscientes respecto a las transmisión de enfermedades venéreas. Recientemente la alarma ha saltado desde las autoridades sanitarias debido a que se ha detectado un incremento en los contagios por VIH, gonorrea, herpes, sífilis y clamidia entre una población que anteriormente no se consideraba de riesgo.

Estos adultos aprendieron sobre sexo hace décadas. La educación sexual entonces era muy deficiente en comparación con la actual

Un trabajo recientemente publicado pone el dedo en la llaga en lo que respecta a la ignorancia y la temeridad de las personas de mediana edad. Algunos datos y declaraciones que aparecen en el mismo han visto la luz a través del medio 'The Conversation'.

El estudio se servía de 31 entrevistas realizadas entre hombres y mujeres heterosexuales, con edades comprendidas los entre 45 y los 65 años. Los investigadores se sorprendieron de que a pesar de que los participantes reconocían los nombres de las enfermedades mencionadas, se mostraban, sin embargo, particularmente inseguros respecto a los detalles y los riesgos de cada afección. Por otro lado, los entrevistados veían estas enfermedades como algo ajeno a sus vidas y más propio de otros grupos de población como la comunidad homosexual.

La realidad es que muchos de estos adultos aprendieron sobre sexo entre los años 70 y 90, cuando eran jóvenes y adolescentes. Ni qué decir tiene que la educación, por aquellas fechas, era muy deficiente en comparación con la actual. Muchas cuestiones se saldaban con simples eufemismos o rodeos. Como recuerda uno de los entrevistados: "Siempre tenías que asegurarte de que no ibas a meterte en problemas, pero yo no sabía qué leches era meterse en problemas".

Al verse estos hombres y mujeres inmersos en relaciones de una duración más o menos larga, muchos no sentían ninguna necesidad de aumentar sus conocimientos sobre las ETS: "No es algo sobre lo que me interese investigar en internet. No conozco a nadie que las haya tenido, o que, por lo menos, lo reconozca", declara otro de los encuestados.

Cualquiera, a cualquier edad, que tenga una nueva relación debería pensar en el sexo seguro

Con todo, a diferencia de los hombres, las mujeres parecen, por el contrario, más dispuestas a instruirse, ¿cuál es, sin embargo, la principal fuente para ellas? Pues aquí llega la sorpresa: la información la obtienen a través de sus propios hijos, ya sea porque las madres se preocupan de los riesgos a los que están expuestos su vástagos en edad adolescente, ya sea porque sus hijos han contraído una enfermedad o ya sea porque les preguntan directamente a ellos.

No es solo cosa de adolescentes

Por lo que respecta a aquellos participantes que demostraban más conocimientos sobre enfermedades venéreas, su mayor nivel de educación no desembocaba tampoco en prácticas sexuales más seguras. Casi todos los participantes reconocían que no habían realizado ningún análisis después de mantener relaciones con un nuevo compañero. En todo caso, confesaron que sólo lo harían si apareciese algún síntoma.

"Ella se ha acostado con otras personas y he tenido sexo con ella y nunca hemos usado preservativo y... entonces te preocupas de que algo pueda pasar y yo estaba rezando para que nada ocurriera", cuenta otro entrevistado anónimo.

Según la doctora Charlotte Jones: "Cualquiera, a cualquier edad, que entre en una nueva relación debería pensar en el sexo seguro y particularmente, en el papel que juegan los preservativos”.

Estos descubrimientos deberían llevarnos a la conclusión de que el aprendizaje sobre la sexualidad no acaba ni mucho menos en la adolescencia. Las autoridades sanitarias deberían plantearse cómo hacer llegar dicha información a los adultos para que tomen conciencia de unos riesgos que no les son para nada ajenos. Que la vida sexual de la población se esté prolongando en el tiempo puede ser un auténtico avance, pero todo progreso conlleva unas consecuencias y una responsabilidad.

Se habla de los "adolestreinta", ¿qué son entonces los cuarenta años? ¿Los nuevos veinte? Llegar a la cuarta década no asegura, en la época en que vivimos, ni una pareja ni una vida, en general, estable.

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