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Poli-kink: la nueva y última frontera del amor y del sexo
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Poli-kink: la nueva y última frontera del amor y del sexo

Cada vez más personas piensan que ser monógamo no va con ellos. El poliamor-kink es un paso más dentro de la tendencia afectiva más en boga

Foto: Las fantasías secretas llegan al poliamor. (iStock)
Las fantasías secretas llegan al poliamor. (iStock)

El romanticismo ha muerto, ¡viva el nuevo amor! Los valores del sentimiento más estudiado se están trastocando inevitablemente. En su célebre ‘Banquete’, Platón incorporó a la cultura popular el concepto de la media naranja: esa persona que completa nuestra vida generando, con la unión entre ambos miembros, una especie de nuevo y único ser. Los primeros años del siglo XIX trajeron, sin embargo, el amor idealizado, un sentimiento que pretendía ser elevado al trascender las meras necesidades fisiológicas. Bastaron pocos años para que tales apiraciones se hundieran durante la época victoriana. La sociedad burguesa anglosajona acabó así conjugando, en secreto, el matrimonio por conveniencia, junto con la posesión de un amante que satisficiera los deseos no culminados por la unión conyugal.

El siglo XXI ha decidido traer su propia revolución. Que todas nuestras necesidades, que todos nuestros anhelos puedan ser colmados por una única persona es un ideal puesto en duda por el poliamor. Romper con la monogamia no significa, sin embargo, que no se renuncie a las normas y a la moral. Lo que se busca en realidad es ofrecer otro modelo.

No se trata, ni mucho menos, de dar rienda suelta a las perversiones. La propuesta no elude la intimidad emotiva que existe entre los amantes

El poliamor busca la honestidad de quienes aceptan este paradigma, así como la transparencia de los sentimientos. El conocimiento, y el pleno consentimiento, de las relaciones simultáneas por parte de las personas que se involucran en un noviazgo poliamoroso, es su principal valor.

Se puede ser poliamoroso, pero al mismo tiempo mantener relaciones sexuales "clásicas". Aparece entonces el termino "kink". Este concepto hace referencia a aquellas prácticas que se consideran como no convencionales. Un artículo reciente publicado en la revista 'Sexual and Relationship Therapy' ha puesto el foco sobre las conexiones existentes entre sendas inclinaciones.

Satisfacer nuestras fantasías más secretas y con varias personas distintas: ¿significa esto la culminación definitiva, el punto máximo que se puede alcanzar, por lo que respecta al amor y al sexo?

Ampliar los horizontes

Juegos de rol y de poder, restricciones físicas, fetichismo, voyerismo, exhibicionismo… el kink engloba fantasías muy antiguas y muy anteriores a la moderna moda del poliamor. La combinación de ambas permite que el abanico de posibilidades sea inmenso, fundamental para que las personas no caigan en el aburrimiento y la desgana por las relaciones y el sexo.

Tras esta tendencia se ocultan valores muy íntimos y profundos. Los individuos que practican el poliamor-kink son creativos y emprendedores

No se trata, ni mucho menos, de dar rienda suelta a las perversiones. Es importante destacar que si en la palabra poliamor está incorporado el término “amor” es porque la propuesta no elude la intimidad emotiva, además de la física, que existe entre los amantes. Como en cualquier relación tradicional, la comunicación y la transparencia son fundamentales en los sujetos que deciden establecer una relación de estas características. Algunos expertos como la sexóloga Rachel Klechevsky aseguran que “de hecho, las relaciones poliamorosas son más fuertes debido a los constantes esfuerzos de los amantes para contribuir a mantener el amor en la relación. Aunque esto sea un componente de gran presión, se trabaja duramente para no dar al compañero por descontado”.

En la misma línea Chiara Simonelli, psicóloga y sexóloga, explica en un artículo para 'l’Espresso': “Las relaciones consensuadas son la característica básica de los estilos kink y poliamoroso. Sin esta premisa, las interacciones asociadas al kink podrían ser interpretadas como meros abusos y el poliamor como simple infidelidad”.

Amantes que buscan la superación

A diferencia de lo que se podía pensar, el interés por la nueva tendencia parece ser algo más propio del mundo femenino que del de los hombres. En declaraciones a ‘hope&fears’ una coach sexual que mantiene su nombre en el anonimato declara: “Mi experiencia me dice que las mujeres están mucho más abiertas a este tipo de prácticas. La mayoría de hombres que vienen a mi consulta por estos asuntos forman parte de una pareja. Pocos asisten por su propia voluntad”.

Tras estos deseos se llegan a ocultar incluso valores muy íntimos y profundos. Los individuos que practican el poliamor-kink suelen ser muy creativos y emprendedores. Señala la misma coach que quienes comienzan a enriquecer su vida sexual de esta manera “buscan la superación personal y la espiritualidad. Se trata de gente con familia e importantes carreras que han construido sólidas redes sociales y profesionales y que ahora desean abarcar por completo su poder personal”.

Evidentemente el panorama de la sexualidad y del modo de crear relaciones se está modificando a pasos agigantados. La conjunción del poliamor y del kink muestra un modo innovador, provocador y aperturista que revela que una parte importante de la población no está dispuesta aceptar los modelos de amor y sexo que parecían asentados. Con todo, si eres de los que prefieren estar con tu pareja de una manera convencional, aclaramos que la pretensión de estos movimientos no es la de imponer nada, sino que diferentes formas de ver las relaciones puedan convivir, haciendo así patente la complejidad de las necesidades afectivas y sexuales del género humano.

El romanticismo ha muerto, ¡viva el nuevo amor! Los valores del sentimiento más estudiado se están trastocando inevitablemente. En su célebre ‘Banquete’, Platón incorporó a la cultura popular el concepto de la media naranja: esa persona que completa nuestra vida generando, con la unión entre ambos miembros, una especie de nuevo y único ser. Los primeros años del siglo XIX trajeron, sin embargo, el amor idealizado, un sentimiento que pretendía ser elevado al trascender las meras necesidades fisiológicas. Bastaron pocos años para que tales apiraciones se hundieran durante la época victoriana. La sociedad burguesa anglosajona acabó así conjugando, en secreto, el matrimonio por conveniencia, junto con la posesión de un amante que satisficiera los deseos no culminados por la unión conyugal.

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