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Cómo cocinar el arroz perfecto (y lograr además que no engorde)
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Cómo cocinar el arroz perfecto (y lograr además que no engorde)

Un equipo de expertos acaba de determinar la fórmula perfecta para prepararlo sin alterar sus propiedades y consiguiendo la textura y cocción ideal. Toma nota, porque es esta

Foto: Y tú, ¿todavía sigues con lo de dos tazas de agua por cada porción de arroz? (iStock)
Y tú, ¿todavía sigues con lo de dos tazas de agua por cada porción de arroz? (iStock)

Pese a ser uno de los productos alimenticios básicos en medio mundo, de un tiempo a esta parte el arroz ha comenzado a perder seguidores por la opinión generalizada de que engorda. Sin embargo, a menudo se mantiene la gran pregunta que ronda la cabeza de millones de personas: ¿cómo es que los chinos están tan delgados si comen todo el tiempo arroz? Además de tener una trasfondo algo racista, esta cuestión universal tiene respuesta: porque lo cocinan bien.

Al margen de que le añadas o no una salsa ultragrasa o lo uses como guarnición para un plato que ya de por sí supera las 2.000 calorías; si hablamos únicamente del ingrediente, lo cierto es que existen cientos de variedades –muchas de ellas integrales– con propiedades calóricas fluctuantes. Y no basta con que optemos por el que mejor se adapte a nuestra dieta y recetas. Los científicos insisten en que para que no sea pesado ni engorde, es necesario que el arroz quede suave, ligero y poco apelmazado. Sí, justo como nunca consigues hacerlo.

Si estás usando una olla con una tapa no demasiado buena, lo único que vas a conseguir es que se evapore demasiada agua

No des por perdida tu batalla con el arroz. Un equipo de expertos acaba de determinar la fórmula perfecta para preparar arroz sin alterar sus propiedades y consiguiendo la textura y cocción ideal. Toma nota, porque es esta.

El gran error globalmente compartido

Tras meses de experimentos de prueba-error en los que probablemente se toparon con kilos de arroz apelmazado y otros tantos duro y reseco, los investigadores llegaron a la conclusión de que lo que estropea el arroz durante el proceso de cocinado es la evaporación. El problema al que nos enfrentamos los miles de usuarios que pretendemos comer un poco de arroz suelto pero bien cocido, es que las ollas normales y corrientes dejan que se escape más vapor de agua del necesario.

“La evaporación no es constante en nuestras cocinas”, señala en 'Business Insider' Dan Souza, el responsable de este útil experimento, que trabaja como redactor jefe de 'Cook’s Illustrated from America’s Test Kitchen'.

Entonces, ¿dónde y cómo preparamos el arroz? No te alteres que saben cómo hacerlo y no necesitas convertir tu cocina en un laboratorio de la NASA.

No medimos bien

“Si estás usando una olla con una tapa no demasiado buena, lo único que vas a conseguir es que se evapore más cantidad de agua de la necesaria. Tiene que estar lo suficientemente encajada para reducir la pérdida de agua desmedida”, advierte Souza.

Una de las primeras cosas que investigaron y analizaron fue si las cantidades que se supone que debemos poner, eran las correctas. Tras varios experimentos, se dieron cuenta de que en lugar de seguir el estándar de la relación de 2:1 –o lo que es lo mismo, dos partes de agua por cada parte de arroz–, utilizar una bolsa sellada en la que se introduce una taza de agua y una taza de arroz (1: 1), es la fórmula perfecta para cocinar todos los tipos de arroz.

Así, tal y como señalaron los estudiosos en la materia, el método ideal para limitar la evaporación total del agua –partiendo de la base de que ninguna cazuela normal es capaz de conseguirlo– es introducirlo dentro de una bolsa sellada con la misma proporción de agua y cerrar herméticamente la olla. “La clave para hacer el mejor arroz se limita a controlar la evaporación”, asegura Souza.

Se le va a la olla

Los expertos también señalaron que el recipiente ideal es una olla con una tapa hermética para reducir al mínimo la cantidad de evaporación y que no se quede seco.

Si nos basamos en la errónea proporción de 1: 2 y cuando cocinamos el doble la aumentamos a 2: 4, no doblaremos el ritmo de evaporación

Y, a un nivel algo más 'pro', concluyeron que es importante conocer la humedad del entorno, la presión que ejerce la tapa y el diámetro de la olla que va a utilizar antes de ponernos con las manos en la masa. “Todos estos factores afectan al resultado del arroz, por lo que conocer cómo influyen en la evaporación nos ayudará a determinar la cantidad perfecta de agua y arroz necesaria según las condiciones específicas de cada cocina”.

Ojo con 'el puñado para el pobre'

“A medida que aumentamos la cantidad de arroz que pretendemos cocinar, debemos tener todavía más en cuenta el proceso de evaporación”, alerta Souza, quien debe tirarse de los pelos cada vez que ve a alguien echar un imprevisto y no medido 'puñadito más por si acaso'.

Según el experto, si nos basamos en la errónea proporción de 1: 2 y cuando cocinamos el doble de arroz la aumentamos a 2: 4, no vamos a conseguir doblar el ritmo de evaporación. “Si utilizamos la misma olla con la misma tapa y el mismo calor que cuando ponemos menos cantidad, la cantidad de agua que se evapore será la misma añadamos o no más arroz. Se acabó el mito de la taza extra de agua”, reivindica.

Pese a ser uno de los productos alimenticios básicos en medio mundo, de un tiempo a esta parte el arroz ha comenzado a perder seguidores por la opinión generalizada de que engorda. Sin embargo, a menudo se mantiene la gran pregunta que ronda la cabeza de millones de personas: ¿cómo es que los chinos están tan delgados si comen todo el tiempo arroz? Además de tener una trasfondo algo racista, esta cuestión universal tiene respuesta: porque lo cocinan bien.

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