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La diversión como vacuna: un verano pospandémico en el parque de atracciones
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TIEMPO DE VACACIONES

La diversión como vacuna: un verano pospandémico en el parque de atracciones

PortAventura vuelve a abrir sus puertas con el 70% de su ocupación recién entrado el verano pospandémico. Charlamos con sus directivos, clientes y empleados

Foto: PortAventura World (Dani Vega)
PortAventura World (Dani Vega)

Toda atracción de parque de atracciones tiene un principio y un final. El recorrido de alguna de ellas apenas dura unos minutos, pero la experiencia personal de cada uno acaba distorsionando la percepción temporal. A más de uno le habrá ocurrido que, al montarse en atracciones que aseguran la máxima sensación como el Shambala -la más alta e imponente montaña rusa de Europa, localizada en PortAventura-, hayan visto pasar toda su vida en apenas un segundo, quizá justo en el momento en el que se divisa toda la costa catalana desde lo más alto y el vagón traza una hipérbola hacia el vacío a más de 170 kilómetros por hora.

Al igual que una atracción de un parque de atracciones, una pandemia también tiene un principio y un final. Solo que, al ser una enfermedad que se extiende por todas las partes del mundo, esta tiende a tener un comienzo y un término mucho más progresivos. Cuando el coronavirus hizo acto de presencia nuestras vidas se pusieron en la tesitura de esperar el final de la cuarentena, de los ERTEs, de las UCIs abarrotadas... dando por hecho que algún día terminaría y, como es ley natural, habría un nuevo principio.

"España ha ido por delante en el sector turístico si lo comparas con otros países europeos. Hemos sido el primer 'resort' en abrir de toda Europa"

Esta es una de las muchas cosas que debió de pensar en su día David García, director general del área de Negocio de PortAventura World cuando, de la noche a la mañana, tuvo que tomar la decisión de desalojar a miles de personas del parque temático y mandar a casa a sus más de 2.000 empleados. "Cuando nos cerraron en octubre fue un gran mazazo", asegura, en referencia al pasado otoño, cuando la segunda ola hizo acto de presencia. "Tenía esperanza de que pudiéramos seguir abiertos hasta Navidad, y al día siguiente me fui a pasear por el parque. La sensación de verlo completamente vacío no se me olvidará jamás".

placeholder Una de las vistas a las atracciones de Silver River Flume y El Diablo o Tren de la Mina. (Dani Vega)
Una de las vistas a las atracciones de Silver River Flume y El Diablo o Tren de la Mina. (Dani Vega)

Como tantas otras empresas, el equipo de dirección tuvo que gestionar y tomar decisiones en la época más incierta que hemos atravesado nunca, tanto para responder de cara a sus clientes como a sus empleados. "Al día siguiente, teníamos a más de 700 trabajadores que iban a venir a las siete de la mañana y les tuvimos que mandar a casa y decirles que no vinieran", rememora. "Era la 1 de la madrugada y teníamos que esperar a que la Generalitat publicara la orden que hiciera oficial el cierre del parque. A la mañana próxima, llegaban clientes que se encontraban con la puerta cerrada cuando intentaban entrar en las instalaciones. A pesar de todo, España ha ido por delante en el sector turístico, hotelero y del espectáculo o del entretenimiento si lo comparas con otros países europeos. Hemos sido el primer 'resort' en abrir de toda Europa".

Clientes y empleados: los protagonistas del parque

Jardineros, personal de las atracciones, dependientes, personal de limpieza, técnicos de mantenimiento... la cantidad de empleados de PortAventura a día de hoy es ingente, al igual que la diversidad de sus oficios y especialidades. Algunos acaban de empezar a trabajar como Rodrigo, un joven nacido en la vecina Salou (Tarragona) hace 20 años. Según él mismo declara, es su primera vez como camarero en un establecimiento de 'hot dogs'. Antes, estaba en el parque de al lado, Ferrari Land (que también pertenece a Port Aventura World) y ahora, animado por su madre, ha venido "a echar una mano con los perritos calientes" al local asentado justo a la entrada de la vertiginosa atracción Furious Baco.

"No se va a recuperar la actividad de años prepandémicos, pero las reservas están ya muy en la línea de lo que esperábamos"

En la zona de los rápidos, Robbin y Ophélia, una pareja de jóvenes franceses venidos de Montpellier, descansa del asfixiante sol del recién entrado julio. Son unos visitantes experimentados; ella es la cuarta vez que viene al parque de atracciones y para él es su tercera. Aseguran que no les han puesto ninguna traba para venir a España, y que en Cataluña y más concretamente en Barcelona y Salou, gozan de amigos que les acogen de vez en cuando. Es su primera vez fuera del país galo tras la crisis sanitaria, y cuando les preguntamos por cómo han llevado la cuarentena allí, mucho más larga que en nuestro país, responden emocionados que tenían muchas ganas de volver a Port Aventura para volver a divertirse como lo solían hacer los pasados veranos.

No en vano el turista internacional representaba antes de la pandemia alrededor del 40% de la facturación total del parque. Así lo puntualiza García, quien declara que "este año no se van a recuperar ni mucho menos las cifras de años anteriores", pero a pesar de esto el director general se muestra muy optimista, pues desde su nueva apertura el pasado 15 de mayo, y teniendo en cuenta las reservas que ya tienen para julio y agosto en Booking, espera alcanzar el 70% de lo que era su facturación normal. "Esta última quincena ha habido un 'boom' de viajes escolares", comenta. "Por el momento, el número de reservas va muy en la línea de lo que estamos esperando".

Foto: Un terrorífico payaso roto en el parque Six Flags de Nueva Orleans, abandonado tras el paso del huracán Katrina. (iStock)

Elena es una de las trabajadoras que todas las mañanas se levanta muy temprano para regentar la cafetería del Hotel Colorado Creek. Se trata de una de las empleadas más veteranas, pues lleva más de 19 años contratada y ha visto cómo el parque ha ido creciendo poco a poco hasta convertirse en lo que es ahora: un paraíso del ocio familiar del tamaño de Mónaco. "Cuando yo entré solo había un hotel", explica. "Cada día es diferente, he acabado haciendo muchos amigos aquí, tanto compañeros como clientes. Todos los veranos solíamos ir a Irlanda antes de que llegara la pandemia". Asturiana de nacimiento, vino a Cataluña en busca de un futuro mejor y encontró un hogar. "Los empleados somos de todas las partes de España, hay muchos andaluces, gallegos... y también de otras zonas del mundo como Latinoamérica".

placeholder El interior del Hotel Colorado Creek, cuya cafetería regenta Elena. (Dani Vega)
El interior del Hotel Colorado Creek, cuya cafetería regenta Elena. (Dani Vega)

Rui y Laura, una pareja residente en Valladolid con dos niños pequeños, descansan de la actividad frenética del parque en un chiringuito localizado junto a las atracciones. "Estábamos en la playa y hemos decidido venir a pasar un día a PortAventura para que los niños lo conocieran", afirma ella. "Teníamos muchas ganas de pasar unos días todos juntos, ha sido un año muy duro. Él viaja mucho por trabajo", haciendo referencia a Rui, "así que hemos venido cinco días a disfrutar de la playa y el sol. No nos esperábamos tanta afluencia de gente ni tan buen ambiente en PortAventura".

La diversión como cura

Uno de los aspectos de los que menos se habla en esta época es del papel que tiene la diversión, el ocio y la socialización para hacer frente a los problemas, tanto físicos como mentales. En un año en el que la salud colectiva ha estado en el centro, merece la pena intentar volver a la normalidad de antes y recuperar las ganas de salir, olvidarnos un poco de lo que hemos pasado siendo obviamente responsables y cosernos las heridas que la pandemia nos ha dejado. Uno de los colectivos más afectados por la crisis sanitaria y que han permanecido hasta cierto punto invisibles es el de los niños en riesgo de exclusión social o con enfermedades graves. Al fin y al cabo, muchos de ellos han permanecido aislados más tiempo que el ciudadano medio, al igual que sus familiares y acompañantes, en ambientes además nada agradables como es un hospital o centro médico en plena eclosión pandémica.

Ellos también tienen un sitio en Port Aventura gracias al Proyecto Dreams dirigido por la Fundación de la mano de Sergi Padilla, quien nos hizo una visita por las instalaciones en las que acogen a este colectivo tan vulnerable. Durante una semana, seis familias de niños con patologías similares comparten tiempo y espacio alejados de los ambientes en los que han estado a lo largo de estos últimos meses. Padilla y su equipo empiezan a ponerse en contacto con los pequeños con tres meses de antelación, después de ser seleccionados por un comité médico y puestos en contacto gracias a la acción intermediaria de la Cruz Roja.

"La salud emocional influye muchísimo en la salud general, y debemos garantizar el derecho a la diversión de cualquier niño"

De la mano de este proyecto acuden jóvenes aquejados tanto de problemas físicos como de trastornos mentales muy graves, como la anorexia. "La primera familia que llegó tras la pandemia venían con una niña que padecía un caso de anorexia extrema", relata Choni Fernández, directora general del área de Responsabilidad Social Corporativa del parque temático. "La madre nos avisó de que hacía años que su hija no comía en público, y nosotros tenemos un comedor muy grande donde todos los residentes comen y son atendidos en mesa. Ella nos pidió que le sirvieran la comida en casa, pero nosotros decidimos que probara a hacerlo en el comedor con el resto. Al tercer día, logró comer con los demás. Y no solo eso: se rio, algo que según su madre llevaba muchísimo tiempo sin hacer".

"Este es un espacio en el que estás entre iguales y a la vez puedes disfrutar con los demás de las atracciones y los servicios del parque", prosigue Fernández. "No estás en un hospital, aquí se respira alegría, vacaciones, diversión... Este proyecto nació con el objetivo de empoderar a los enfermos, pues al final el estado de ánimo es un gran factor a tener en cuenta de cara a la recuperación de una enfermedad".

Foto: La única desventaja encontrada es que solo puede instalarse en una superficie de grandes dimensiones (Instagram)

De hecho, el Proyecto Dreams va unido a una gran investigación que está realizando el doctor Jose Antoni Ramos Quiroga, psiquiatra de prestigio del Hospital Universitari Vall d'Hebron, para demostrar la enorme influencia que tiene la positividad y la diversión en el proceso de curación de patologías graves y mortales. "Los resultados se presentarán en septiembre", concluye la directora. "Hemos comprobado lo mucho que influye la salud emocional en la salud general a lo largo de esta pandemia, y debemos garantizar el derecho a la diversión de cualquier niño o joven, sobre todo de aquellos que lo están pasando mal por estar enfermos".

Toda atracción de parque de atracciones tiene un principio y un final. El recorrido de alguna de ellas apenas dura unos minutos, pero la experiencia personal de cada uno acaba distorsionando la percepción temporal. A más de uno le habrá ocurrido que, al montarse en atracciones que aseguran la máxima sensación como el Shambala -la más alta e imponente montaña rusa de Europa, localizada en PortAventura-, hayan visto pasar toda su vida en apenas un segundo, quizá justo en el momento en el que se divisa toda la costa catalana desde lo más alto y el vagón traza una hipérbola hacia el vacío a más de 170 kilómetros por hora.

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