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Segovia: visita a su acueducto, Alcázar, catedral, Casa de los Picos y más
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el alcázar tiene forma de proa de barco

Segovia: visita a su acueducto, Alcázar, catedral, Casa de los Picos y más

La huella romana se respira en el más mítico de sus monumentos, aunque un paseo por la ciudad le hará darse cuenta de que el mapa segoviano es mucho más que eso

Foto: El famoso acueducto de Segovia (iStock)
El famoso acueducto de Segovia (iStock)

“En Segovia, la luz no se posa desde el cielo, sino que se proyecta desde la ciudad misma”, decía la filósofa y ensayista María Zambrano. Sus palabras encierran tal verdad que contemplar la ciudad de noche, al igual que de día, es una experiencia única gracias al singular encanto de sus calles repletas de historia.

La silueta de Segovia está marcada, inevitablemente, por unas arcadas dobles de lo más reconocidas. Son las de su acueducto, fechado en el siglo I durante el gobierno del emperador Trajano, se alzan imponentes como una de las obras de ingeniería más destacadas del mundo romano. Precisamente esta construcción servirá como punto de encuentro a los turistas que quieran vivir la experiencia de aprender un poco más sobre la urbe segoviana: en uno de sus laterales se ubica el Centro de Recepción de Visitantes desde donde comenzará una ruta guiada de aproximadamente dos horas de duración.

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Un guía experto le acompañará a través de las principales calles del conjunto histórico, le contará los secretos del Mirador de la Canaleja y le sorprenderá cuando le lleve a conocer la Casa de los Picos. Con este nombre se conoce a una singular construcción del último tercio del siglo XV que actualmente acoge a la Escuela de Arte y Superior de Diseño. Su peculiar diseño en la fachada –salpicada con 605 picos de granito– ha sido comparada por algunos con la Casa de las Conchas de Salamanca, aunque no coincide con ella ni en diseño ni tamaño.

Entrada a la Catedral y el Alcázar

Dejando atrás la iglesia románica de San Martín llegará a la plaza del Corpus y a la plaza Mayor donde está ubicada la bella Catedral de Segovia. La visita guiada incluye el acceso a este templo conocido como ‘Dama de las Catedrales’ por sus grandes dimensiones –157 metros de largo por 97 metros de ancho, una superficie de más de 15.000 metros cuadrados y una altura máxima de 88 metros–, así como por la armonía de su conjunto. La Capilla Mayor acoge el impresionante retablo dedicado a Nuestra Señora de la Paz, elaborado con mármoles coloridos y bronces de estructura neoclásica.

Tras conocer la Catedral alcanzará uno de los emblemas más reconocibles de Segovia: el Alcázar. Esta construcción –que ha sido empleada como fortaleza, palacio real, prisión, Real Colegio de Artillería y Archivo Histórico Militar– se levantó aprovechando la orografía del terreno: su función defensiva original lo situó en lo alto de un cerro para tener buenas vistas de todo el territorio y así poder controlarlo.

Muy llamativa resulta la forma de proa de barco del Alcázar, aunque quizá lo más representativo son las torres que lo protegen. Además de las circulares, la Torre de Juan II rompe la estética con su forma rectangular a la vez que mantiene la armonía del conjunto. Especial mención se hará a los picudos tejados de las torres redondas, en los cuales los más nostálgicos no podrán dejar de intuir referencias a los castillos Exin de juguete o a los clásicos palacios de Disney.

El acueducto, imprescindible

El día libre en Segovia comenzará en cuanto termine su visita al Alcázar, momento que puede aprovechar para volver sobre sus pasos y regresar al acueducto. A pesar de que la ciudad de Segovia es de origen celtíbero, la huella romana es la que a día de hoy conserva mayor peso gracias a esta construcción tan fotografiada por los turistas y amantes del arte.

La función del acueducto era trasladar el preciado bien del agua desde el manantial de la Fuenfría, a 17 kilómetros de Segovia, hasta la ciudad. El líquido elemento quedaba recogido en una cisterna que recibía el nombre de ‘El Caserón’, lugar desde donde se hacía circular a través de un canal ubicado sobre un sistema de pilares, sillares y 167 arcos asentados sin ningún tipo de argamasa entre ellos.

El cochinillo asado de Segovia

Crujiente, dorado, rico y jugoso. Si hubiera que utilizar cuatro adjetivos para describir el plato más famoso de Segovia, podrían ser estos. El cochinillo asado es, sin duda, la receta más tradicional de la ciudad, siendo catalogado en 2002 por la Junta de Castilla y León dentro de la categoría de Marca de Garantía.

La cantidad de restaurantes que lo ofrecen en sus cartas es enorme –así como los platos de Judiones de la Granja–, y todos siguen la costumbre de cocinar el cochinillo con la piel hacia abajo para que quede crujiente pero sin llegar a quemarse. Aproximadamente una hora en el horno es necesaria hasta que se da la vuelta al animal para proporcionarle el atractivo color dorado de su corteza. Tres cuartos de hora más en la lumbre bastarán para poder sacar a la mesa este exquisito manjar que no puede dejar de probar.

“En Segovia, la luz no se posa desde el cielo, sino que se proyecta desde la ciudad misma”, decía la filósofa y ensayista María Zambrano. Sus palabras encierran tal verdad que contemplar la ciudad de noche, al igual que de día, es una experiencia única gracias al singular encanto de sus calles repletas de historia.

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