El lado más sentimental de Cruz asoma en 'La Promesa': "Estoy harta de ser la mala"

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El personaje de María Fernández se ha vuelto a colocar en el foco de atención de la serie La Promesa. La dicharachera criada del melodrama de época de La 1 de Televisión Española, espera todavía el momento en el que Catalina y Pelayo se casen, para poder celebrar ella su boda con Salvador. Sin embargo, en el episodio de este martes, emitido a las 17:30 horas, la amiga de Jana se ha visto envuelta en otra polémica.

Si recordamos, en capítulos anteriores de la ficción protagonizada por Ana Garcés, Arturo García Sancho y Eva Martín, entre otros, Vera buscaba como loca el dinero que había dejado escondido en el desván. La chica llegó a La Promesa con un bolso llena de riqueza, cuya procedencia es, a día de hoy, todavía un misterio. Pero aquel maletín desapareció, y algo le decía a la criada que María Fernández podría tenerlo.

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En el capítulo de ayer, Jana pilló a Vera saliendo de la habitación de Teresa y María. La joven novia de Lope le dio baratas excusas a Jana sobre lo que estaba haciendo allí, y la protagonista de la serie se lo llegó a contar a María. Hoy, María ha abierto el arcón del pasillo de la zona del servicio, y ha extraído de él el bolso con el botín, para asegurarse de que seguía allí. "Aquí estás, tesoro mío", ha comentado para sus adentros.

La confesión de María

Por su parte, Salvador le ha explicado a Jana y Vera sus planes de organizarle una cena romántica a María en el comedor del servicio. La novia de Lope, sin embargo, ha objetado que allí no tendrían intimidad, pues era un lugar de paso. Ha sido entonces cuando el lacayo les ha pedido a sus amigas ocupar su dormitorio durante dos horas.

María ha reprochado a Vera que fuese metiéndote en habitaciones ajenas

Tanto Jana como Vera han tenido unos primeros reparos en permitir que un hombre entrase en sus aposentos, pero el chico ha justificado que últimamente no estaba siendo nada detallista con María. "Temo perderla, Jana", ha confesado el joven, quien ha añadido que recientemente había iniciado un par de discusiones con su novia que no merecía. Las sirvientas han aceptado, finalmente.

Más tarde, Salvador se ha mostrado nervioso ante el plan que ha urdido. Lope se encargaría del menú, pero le ha pedido a su amigo que hiciese de pinche. Jana ha intentado tranquilizar al lacayo, diciéndole que ellos se encargarían de que todo saliese bien.

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María, por otro lado, ha cogido a Vera por banda, y le ha reprochado que fuese metiéndote en habitaciones ajenas. La recién llegada se ha defendido diciendo que solo entró para limpiar, pero que aun así seguí opinando que el dinero lo tenía ella. Harta de aguantar el tipo, María por fin ha gritado a los cuatro vientos que así era, ella cogió el dinero, y estaba a buen recaudo. ¿Qué pretendía hacer María con el tesoro robado?

Las lágrimas de la marquesa

En la planta de arriba, Cruz le ha comentado a Alonso lo mucho que le molestó encontrarse de sopetón a Catalina, vistiendo el traje de boda de la difunta Carmen. "Sentí una puñalada en el vientre", ha reconocido la marquesa. Aun así, ella ha contado que hizo un esfuerzo por guardar las formas, e incluso se dignó a hacerle alguna recomendación de retoques sobre la tela. "Estoy harta de ser la mala", le ha reconocido a su marido, en una frase digna de ser enmarcada.

Alonso no veía aquello como una provocación hacia Cruz, sino como una forma de que Catalina estuviese más cerca de su madre. A solas, el patriarca ha congratulado a su hija por su decisión, y le ha contado cómo vio por primera vez a Carmen con el vestido puesto, de camino al altar: "Era un ángel caído del cielo".

Muy cerca de ellos, Cruz escuchaba la conversación, con lágrimas en los ojos, como pocas veces se le había visto antes. ¿Teme la marquesa que Alonso no haya superado el duelo por su primera esposa? ¿Cree no estar a la altura de ella? Y lo peor de todo, ¿permitirá finalmente que Catalina rememore a toda la sociedad que hubo otra marquesa de Luján antes que ella?