Avance del capítulo 82 de 'La Moderna' del martes, 23 de enero
Doña Carla despliega sus mejores armas de seducción para que Jacobo Morcuende se quede a su lado. Además, la familia Garcés celebra el ascenso de Luisa
El accidente de Laurita ha revolucionado las galerías, al mismo tiempo que lo hace la reivindicación de Matilde de realizar un reparto más equitativo de las propinas, algo que mantiene a los camareros en pie de guerra. La feliz noticia de su boda desentona con la situación que vive en el salón como encargada adjunta, donde intenta que todo el mundo quede conforme con sus propuestas.
En el capítulo anterior, Aguirre ha destapado el secreto mejor guardado de Jacobo mientras el disgusto de Laurita va a mayores tras enterarse de que ha sufrido un aborto del hijo que esperaba con Fernando Collado, una noticia nada aplaudida por el galante actor. Además, Matilde le hace saber a Íñigo que debe preparar una pedida de mano delante de su familia.
Don Fermín se ha enfadado con su hermana Gabriela porque sigue enrabietada con Laurita y ni siquiera ha pensado en hacerle una visita al hospital. El ambiente está caldeado en la familia del propietario de La Moderna que se encuentra entre la espada y la pared ante los últimos acontecimientos.
Avance del capítulo 82
Doña Carla no quiere abandonar la herencia de don Jaime y, por eso, usará sus mejores armas con Jacobo Morcuende para mantenerle alejado de cualquier beneficio empresarial. ¿Son sus intenciones puramente amorosas o hay gato encerrado? Además, Rosario recibe un telegrama de Galicia mientras don Fermín es una de las primeras personas en conocer la noticia sobre el enlace de Íñigo y Matilde.
La familia Garcés celebra el ascenso de Luisa en la editorial y Laurita, a cambio del rechazo de su madre, recibirá la visita de su padre Arturo. El público finalmente asistirá a la pedida de mano de Íñigo, algo que ilusiona a Matilde y, de paso, a Rosario, que se alegra del feliz momento que atraviesa su hija.
El accidente de Laurita ha revolucionado las galerías, al mismo tiempo que lo hace la reivindicación de Matilde de realizar un reparto más equitativo de las propinas, algo que mantiene a los camareros en pie de guerra. La feliz noticia de su boda desentona con la situación que vive en el salón como encargada adjunta, donde intenta que todo el mundo quede conforme con sus propuestas.
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