Crítica | 'El hijo zurdo': cruda y realista historia dramática con una bestial María León

Movistar Plus+ ha lanzado hoy los 6 episodios de menos de 30 minutos de duración que componen la miniserie El hijo zurdo, adaptación libre para televisión de la novela de Rosario Izquierdo. Rafael Cobos se pone por primera vez al frente de un proyecto original de la plataforma como director creativo, guionista y director (junto a Paco R. Baños) narrando la vida de una mujer que ve cómo su hijo se ha descontrolado.

Para esta historia sobre la identidad y la maternidad, María León asume el papel protagonista dando vida a una madre con unos fantasmas que le marcan más de lo deseado. El reparto lo completan Tamara Casellas, Alberto Ruano, Marisol Membrillo y los jóvenes Hugo Welzel, Germán Rueda y Numa Paredes. A continuación tienes nuestra crítica, sin spoilers.

Relato crudo y realista

La ficción sienta sus bases en la crudeza, con silencios, esperas, gestos y miradas. A los pocos segundos de comenzar el primer episodio, eres consciente de que este no es un producto edulcorado hecho para el público habitual de series alejadas completamente de la realidad. Sin la necesidad de haber vivido o sentido un episodio de forma cercana como el que se plantea, sientes que así es realmente cómo sucedería. Desesperación, culpa, incertidumbre, vergüenza... son los ingredientes que componen su cuidada naturaleza.

Perfecta carga dramática

En una era en la que muchas ficciones dramáticas, para competir con el cada vez más competitivo mundo de las series de televisión y su consumo rápido, se utilizan recursos exagerados con llantos que carecen de lágrimas o gritos completamente fuera de lugar (para entretener y sorprender constantemente y por encima de todo), El hijo zurdo da con la tecla perfecta para no caer en una sensiblería barata y comercial. Aquí se juega con las entrañas y la dualidad de lo que eres, lo que has sembrado y lo que inesperadamente te toca recoger. Va a lo profundo ante una situación compleja que escapa a toda lógica.

María León, impecable

Lo que logra María León en este proyecto es de sobresaliente. La forma en la que consigue que te pongas en la piel de su personaje, con la dualidad que siente por la forma en la que ha educado a su hijo, sintiéndose responsable y asumiendo sus errores tras un camino de autodestrucción que ha tenido una consecuencia tan grave, pero con el firme propósito de enmienda, hace que no toque techo a nivel artístico y demuestre que es una de las grandes actrices de nuestro país. No solo consigue que empatices con Lola y entiendas el laberinto psicológico en el que se encuentra, hace que reflexiones sobre la importancia que tienen los pasos que das en tu entorno más cercano. Sencillamente está bestial.

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El contrapeso perfecto del resto del elenco

Y aunque León ocupa casi la totalidad de la trama, resulta imposible olvidarse de los otros rostros clave. El resto de actores están en perfecta armonía con el clima que busca, y encuentra, la ficción. Hay que destacar los personajes de Lorenzo (Hugo Welzel, que interpreta al hijo de María), Rodrigo (Germán Rueda en la piel del amigo de Lorenzo) y Maru (Tamara Casellas, madre de Rodrigo), ya que ofrecen el contrapeso necesario para llegar a entender bien el drama con unas actuaciones al nivel tan elevado que tiene el producto. Atentos a Welzel y sus secuencias más extremas.

Un viaje único

Con una duración perfecta en cada entrega, que al no tener demasiadas subtramas para rellenar minutos, hace que cale de forma directa, el viaje es completamente ensordecedor. La banda sonora te desgarra por dentro funcionando de forma magistral desde el inicio. Los planos, las transiciones y las localizaciones cierran el círculo perfecto al estar elegidos a conciencia para sumar de forma exponencial. Sin duda, estamos ante un proyecto para televisión único que da un paso más allá en la forma de enfocar y desarrollar la tragedia.

Sinopsis

Lola es zurda. Su hijo Lorenzo también. Tenemos la manía de decir que nuestros hijos tienen que parecerse a alguien. Como si quisiéramos negar el descomunal acto de libertad que es nacer. Impidiéndoles que rompan el cordón. ¿A quién se parece el hijo zurdo que pega a los hijos de otras madres?