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Todos los secretos de 'El gato caco' (Netflix), el corto interactivo del creador de 'Black Mirror'
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EL ESPECTADOR DECIDE

Todos los secretos de 'El gato caco' (Netflix), el corto interactivo del creador de 'Black Mirror'

Charlie Brooker permite al espectador decidir el curso de la historia en una pieza animada con final oculto que bebe de los trabajos de Tex Avery, el padre de los 'Looney Tunes'

Foto: Una imagen de 'El gato caco'. (Netflix)
Una imagen de 'El gato caco'. (Netflix)

Aunque lo hagan generalmente bajo el radar, en Netflix no dejan de trastear con la interactividad. Pese a que la plataforma ya había hecho pruebas dirigidas al público infantil, fue Charlie Brooker, el creador de 'Black Mirror', quien consagró este tipo de experimentos con el especial 'Bandersnatch', donde el espectador podía escoger el curso de la historia tomando determinadas decisiones durante el visionado. Es el mismo Brooker quien avala ahora la última incursión de Netflix en la ficción interactiva: 'El gato caco'.

El guionista inglés, alejado de la ciencia ficción paranoica que dominaba 'Black Mirror', es el creador de este cortometraje, que parte de una premisa de lo más simple: un gato llamado Rowdy quiere robar una valiosísima pintura de un museo y debe enfrentarse para ello a Peanut, el perro guardián que la custodia. Pero la rivalidad atávica entre canes y felinos es solo la superficie del asunto.

La animación recuerda a los trabajos de Tex Avery, padre de los 'Looney Tunes'

La gran diferencia entre el 'El gato caco' y el anterior proyecto interactivo de Brooker salta a la vista: no es de imagen real. Se trata de una pieza animada al estilo de los trabajos de Tex Avery, principal creador de los 'Looney Tunes'. Sin embargo, las divergencias no acaban ahí, pues el nuevo cortometraje cambia también la forma en que el espectador participa en la historia.

placeholder Rowdy y Peanut, en una imagen de 'El gato caco'. (Netflix)
Rowdy y Peanut, en una imagen de 'El gato caco'. (Netflix)

En 'Bandersnatch', a pesar de lo perturbador del relato, el público elegía entre posibles ramificaciones de la trama cómodamente. En 'El gato caco', en cambio, la audiencia se ve tan comprometida como el propio Rowdy. Cada vez que al gato le sale al paso un obstáculo, el espectador debe contestar a tres preguntas de lo más estrambóticas. Acertarlas todas implica que el cortometraje continúa, pero si se falla alguna, Rowdy muere.

El gato protagonista de la pieza de Brooker tiene tan mala estrella que ya ha perdido cuatro de sus siete vidas antes incluso de que empiece el corto. Por lo tanto, los espectadores tienen solo tres oportunidades para llegar al final de la historia. Cada vez que se falla una pregunta, Rowdy sufre una muerte grotesca y la trama da marcha atrás, reproduciendo de nuevo esa sección para permitir otro intento.

placeholder El guionista Charlie Brooker, en un vídeo promocional de 'El gato caco'. (YouTube)
El guionista Charlie Brooker, en un vídeo promocional de 'El gato caco'. (YouTube)

La magia de 'El gato caco' está en que cada muerte de Rowdy activa un nuevo fragmento de animación que no habíamos visto antes. Cada vez que se repite una escena en cuyo cuestionario fracasamos, la historia cambia y nos enfrentamos a situaciones nuevas, abriendo un abanico de posibilidades aparentemente inabarcable. Por eso, hemos querido llegar hasta el fondo del cortometraje para revelar todos los secretos que esconde 'El gato caco'.

¿Cuántas veces puede morir Rowdy?

Si se supera de corrido, el corto apenas dura 12 minutos. No obstante, Brooker y su equipo se jactan de haber dejado preparada hasta una hora y media de material. De este modo, según aseguran desde Netflix, se puede ver 'El gato caco' cien veces sin encontrarse nunca el mismo dibujo animado. Tristemente, esta afirmación tiene trampa.

Las muertes posibles de Rowdy son muy numerosas, pero no infinitas. Nosotros hemos contado más de 20, repartidas por los cinco puntos calientes de la historia, esos momentos en los que se decide el destino del felino protagonista. Corresponden a los siguientes objetivos: saltar el muro del museo, distraer a Peanut para colarse dentro, escapar del perro guardián una vez nos descubre, robarle la llave de la cámara acorazada y, por último, sortear la trampa final que nos separa de la pintura.

placeholder Un momento de 'El gato caco'. (Netflix)
Un momento de 'El gato caco'. (Netflix)

Las preguntas, que cubren temas que van desde el capitalismo hasta el whisky de malta, pasando por Benito Mussolini o la listeriosis, determinan que superemos esas fases o tengamos que repetirlas, viendo otro transcurso posible de los acontecimientos. Aunque, como afirma la plataforma, es muy complicado ver exactamente el mismo corto dos veces, lo cierto es que algunas de esas posibilidades empiezan a repetirse a partir de la tercera o cuarta 'partida', sobre todo si sacrificas a propósito algunas de las vidas de Rowdy para acceder a distintas versiones de la historia.

En cualquier caso, la variedad de los finales cruentos y grotescos que encuentra Rowdy es verdaderamente reseñable. Aplastado por una calavera de dinosaurio, electrocutado, atropellado, sepultado bajo un muro o estrellado contra él, devorado por un tiburón, atravesado por el arco de un violín, mutilado por láseres… Todos ellos están animados con un genio a destacar.

placeholder Un fotograma del final más retorcido de 'El gato caco'. (Netflix)
Un fotograma del final más retorcido de 'El gato caco'. (Netflix)

El más retorcido de estos finales ocurre cuando Rowdy se disfraza de Cleopatra para engañar a Peanut, que queda rápidamente embelesado y se enamora. Si el espectador falla las preguntas, los personajes acaban casándose y teniendo hijos y Rowdy termina viviendo una vida como ama de casa maltratada a la que decide poner fin tirándose por la ventana.

¿Qué pasa si pierdo?

Las preguntas que deciden el destino del gato no son en absoluto complicadas, pero tampoco es difícil distraerse o que pasen los 15 segundos permitidos para contestarlas todas. En caso de que se fallen los cuestionarios hasta perder las tres vidas de Rowdy, el alma del felino abandona su cuerpo y asciende hasta el cielo. Allí, la mano de Dios, a las puertas mismas del paraíso, lo regaña por su torpeza y lo devuelve a la Tierra con una nueva oportunidad. Eso sí, hay que empezar el corto desde el principio.

placeholder Un momento de 'El gato caco'. (Netflix)
Un momento de 'El gato caco'. (Netflix)

¿Hay un final oculto?

La variedad de los desarrollos posibles de 'El gato caco' bien vale por sí misma encadenar un par de visionados completos. Sin embargo, el auténtico objetivo del cortometraje se desvela en cuanto se completa una primera vuelta, obteniendo la preciada pintura: en realidad, hay hueco en la pared de Rowdy para un total de seis cuadros diferentes.

La propia pieza animada invita a 'jugar' repetidas veces hasta completar la colección, que se va conformando con versiones paródicas de pinturas imprescindibles de la historia del arte. Además, 'El gato caco' registra el progreso del espectador en las múltiples tramas, así que se puede completar el corto a lo largo de varios días y los cuadros ya robados se conservarán de una sesión a otra.

placeholder Los seis cuadros que Rowdy puede robar, en una imagen de la serie. (Netflix)
Los seis cuadros que Rowdy puede robar, en una imagen de la serie. (Netflix)

Por desgracia, el final definitivo de 'El gato caco' no está a la altura de sus promesas. Hacer acopio de los seis cuadros disponibles solo desbloquea un sarcástico mensaje de despedida, pero no da acceso a ningún fragmento de animación extra que ponga la guinda que el resto del cortometraje se merece. Una vez robada esta sexta pintura, se puede seguir viendo la pieza, pero el cuadro que Rowdy afane será el mismo que se consiguió en el último intento. Esa es la conclusión real de la última chifladura de Charlie Brooker.

Aunque lo hagan generalmente bajo el radar, en Netflix no dejan de trastear con la interactividad. Pese a que la plataforma ya había hecho pruebas dirigidas al público infantil, fue Charlie Brooker, el creador de 'Black Mirror', quien consagró este tipo de experimentos con el especial 'Bandersnatch', donde el espectador podía escoger el curso de la historia tomando determinadas decisiones durante el visionado. Es el mismo Brooker quien avala ahora la última incursión de Netflix en la ficción interactiva: 'El gato caco'.

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