Todo lo que cambian las 'Historias para no dormir' de Prime Video de las originales

Qué suerte que Narciso Ibáñez Serrador, Chicho, viviera para ver el homenaje que le rindieron en aquellos Premios Goya de 2019 un puñado de cineastas más jóvenes, quizá incluso más famosos que él, pero tan en deuda con la maestría del creador de 'Un, dos, tres… responda otra vez'. Entre esos directores, pujantes figuras del cine español fantástico y de terror, ya había dos de los cuatro que este mes se han unido a Amazon Prime Video para ofrecer la última revisión de la clásica serie de Chicho, 'Historias para no dormir'.

El proyecto, una producción de ViacomCBS International Studios para la plataforma y RTVE, trae al presente cuatro memorables episodios originales del realizador de origen uruguayo con ocasión del 55 aniversario del estreno de la serie. A dos de los directores presentes en aquel emotivo homenaje, Rodrigo Cortés y Paco Plaza, se suman Paula Ortiz y Rodrigo Sorogoyen para reformular cada uno una de las terroríficas historias de Chicho desde su particular mirada creativa.

Los nuevos episodios hacen un ajustado balance de lo antiguo y lo moderno

Plaza, además, es el único de los cuatro que estuvo presente también en aquellas 'Películas para no dormir' que Mediaset financiara en 2005 sin demasiado éxito. Esta vez, el propósito es actualizar los temas, las formas y los personajes de algunas de las piezas más recordadas de la antología: 'El asfalto', 'La broma', 'El doble' y 'Freddy'. Las tres primeras corresponden a la temporada original de 'Historias para no dormir', de 1966. 'Freddy', en cambio, se estrenó en la tercera época, en 1982, cuando Chicho intentó añadir 13 capítulos más a su marca, pero acabó produciendo solo cuatro telefilms en color, concebidos como experimentos visuales.

Los nuevos episodios, disponibles bajo demanda en Prime Video, hacen un ajustado balance de lo antiguo y lo moderno. Son más sexuales, por supuesto; también más explícitos en la representación de la violencia. Sin embargo, retienen las vigas maestras de la personalidad de la serie original, como aquella manera indisimulada de Chicho de colar preocupaciones sociales entre los muros porosos de la censura franquista. Entonces, capítulo a capítulo, ¿cuánto cambian realmente estas nuevas 'Historias para no dormir' de las originales?

'La broma'

La primera de las nuevas propuestas viene firmada por Rodrigo Cortés, el prestigioso cineasta responsable de 'Buried' o 'Luces rojas'. En su episodio, Cortés actualiza uno de los cortes de la primera temporada de 'Historias para no dormir', basado en un relato de Robert Arthur. Con un flamante Narciso Ibáñez Menta —padre de Chicho— como intérprete principal, la versión de 1966 contaba la historia de un empresario fanfarrón y amante de las bromas pesadas al que su mujer y su empleado de confianza, con quien ella le es infiel, planean matar; sin embargo, no esperan que el asesinado tenga preparada una última guasa.

La versión de Cortés, traducida con gran fidelidad al argumento original, se concentra en la innovación narrativa y visual —muy alejada de las posibilidades técnicas que manejaba Chicho—. El cineasta disecciona con la distinción retorcida que lo caracteriza la psique de los personajes, interpretados por Eduard Fernández, Raúl Arévalo y Nathalie Poza. Además, traspone al presente con acierto costumbres que ya nos parecen atávicas: en el nuevo episodio, el muerto no atormenta desde la tumba a los conspiradores por carta, como en 1966, sino por WhatsApp.

'El asfalto'

Paula Ortiz, nominada hasta a tres Goya por 'De tu ventana a la mía' y 'La novia', remoza otro de los relatos más antiguos de la serie original, basado en un escrito de Carlos Buiza. En aquel capítulo, un paseante quedaba inexplicablemente pegado al asfalto y, ante las miradas impasibles de los viandantes y los recovecos infinitos del papeleo institucional, se iba hundiendo en él hasta desaparecer. Esta historia para no dormir contaba también con Narciso Ibáñez Menta como protagonista para el recuerdo.

En la versión de Ortiz no se trata de un transeúnte, sino de un trabajador. En concreto, de un sufrido repartidor en bicicleta cargado con una mochila de una 'app' de comida a domicilio. Ortiz prescinde de los decorados casi expresionistas del referente original para filmar una historia más a pie de calle, con Dani Rovira sustituyendo a Ibáñez Menta. El nuevo relato, igualmente cargado de conciencia social, no enfila tanto en su crítica a la burocracia franquista como la apatía individual, pero queda como otro solvente ejemplo de una estirpe de cuentos de cautivos que, en nuestro país, alcanzaría posteriormente su apogeo con 'La cabina', un mediometraje de Antonio Mercero con incontables reminiscencias de 'El asfalto'.

'El doble'

De actualizar el último de los capítulos extraídos de la hornada original de 'Historias para no dormir' se encarga Rodrigo Sorogoyen, cineasta de debut meteórico consagrado el pasado año en las series de televisión con la multipremiada 'Antidisturbios'. Su molde, un cuento de ciencia ficción tomado de un relato de Ray Bradbury, colocaba a Luis Prendes y Jesús Aristu en la primera línea de una perturbadora trama sobre dobles mecánicos que pueden perfectamente pasar por humanos e incluso sustituirlos.

Tomando inteligentes distancias con la pieza original, Sorogoyen no aterriza la premisa en nuestro tiempo, sino en un distópico año 2045. La desconfianza hacia la mecanización que se desprendía del capítulo de 1966 resuena en la nueva versión como un repaso de los dilemas morales que atañen a la inteligencia artificial hoy. Además, David Verdaguer comparte protagonismo en el episodio con una incontenible Vicky Luengo, que compensa la irrelevancia a la que el guion anterior condenaba a los personajes femeninos. Por encima de las fábulas tecnológicas, el papel de Luengo orienta al de Verdaguer contra la frustración con que lo asfixia una cierta idea de la masculinidad.

'Freddy'

Paco Plaza, coautor de la archiconocida saga de zombis 'REC', firma la cuarta y última adaptación del homenaje de RTVE y Amazon Prime Video a Chicho Ibáñez Serrador. En su caso, la referencia no es un capítulo de la primera temporada de la serie, sino de su regreso en la década de los 80. La historia, que se extendía hasta superar la hora y media, revelaba un espeluznante relato sobre un muñeco de ventriloquia endiablado con Manuel Tejada al frente. Además, no se trataba de una adaptación de algún maestro de la literatura de terror, como en los casos anteriores, sino de un guion original de Luis Peñafiel (seudónimo del propio Chicho).

La pieza de Plaza es la que parece más cómoda en la perspectiva revisionista del nuevo proyecto: de hecho, ubica su trama en el rodaje del propio episodio original y plantea al mismísimo Chicho como un personaje más de la historia, interpretado magistralmente por Carlos Santos. Incluso quedan reflejadas en el episodio las riñas del realizador con el formato del vídeo, entonces todavía demasiado romo y complejo para los medios de los que disponía TVE, y que no ofrecía la calidad cinematográfica que Chicho ansiaba. Rodado ya en los estertores de la Transición, el capítulo original era de por sí más 'gore' que los de las primeras épocas de 'Historias para no dormir', por lo que Plaza no ha necesitado subir mucho el umbral de la explicitud en un relato de alto voltaje con Miki Esparbé dando vida al ventrílocuo.