Chicote castiga la grasienta y pésima calidad de la comida de los deportistas de élite

Alberto Chicote ha dedicado otra edición de su programa '¿Te lo vas a comer?' a investigar cómo comen nuestros deportistas de élite. El cocinero se ha llevado las manos a la cabeza cuando ha descubierto que, la mayoría de ellos, se ven obligados a cocinarse ellos o a comer fuera de los centros de alto rendimiento debido a la pésima y grasienta comida contraindicada para un deportista de este calibre.

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Cucarachas por la mesa o en las duchas de sus habitaciones donde descansan tras largas horas de entrenamiento, filetes de sospechoso pollo, hamburguesas grasientas o pasta y fritos como menú diario son algunas de las barbaridades que soportan algunos de los deportistas que se la juegan en competiciones olímpicas. Todo ello, según han confesado algunos entrevistados a Chicote, dentro de un centro de alto rendimiento para deportistas que tiene también cabida para extranjeros fiesteros o para feriantes.

El centro de alto rendimiento para deportistas también acoge a turistas que paguen la habitación

"A algunos compañeros les ha dado una pájara en el segundo entrenamiento por hipoglucemia porque no tenemos gasolina en el cuerpo como para aguantar tantas horas", ha reconocido uno de los entrenadores del equipo español de remo a las cámaras de '¿Te lo vas a comer?' previo muestrario de la pésima comida que tienen a diario en el centro deportivo. Una comida que, misteriosamente, no cumple las exigencias que este tipo de deportistas de élite deben seguir amparadas por la empresa concesionaria que les da de comer.

"No se cumplen las recomendaciones alimentarias que el médico da"

Alberto Chicote ha pedido explicaciones a una de las partes responsables, la Junta de Andalucía: "Los deportistas se quejan mucho y me dejan sorprendido porque entiendo que en un centro de alto rendimiento se deben cuidar mucho a los deportistas y estoy asustado porque no os preocupa lo suficiente lo que comen". El encargado de Instalaciones de la Junta Alberto Aguilera no atinaba a replicar tales evidencias y ha virado la responsabilidad a la caducidad de contrato con esta empresa concesionaria encargada de la comida, además de haber confesado no ser conocedor de estas reclamaciones.