Gustavo González y María Lapiedra, ¿historia de una estafa para ganar dinero?

Gustavo González y María Lapiedra, dos de los rostros más conocidos en Mediaset España, anunciaron hace algunas semanas su ruptura sentimental a través de dos exclusivas en Lecturas y Diez Minutos. Pero en la tarde del martes 5 de febrero, 'Sálvame' ha descubierto que todo puede tratarse de una estafa para seguir generando polémica y facturar todo lo posible.

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Una fotografía de la supuesta expareja este pasado fin de semana en Zurich, Suiza, hizo que el programa de Telecinco cambiara en el último momento la escaleta que tenía programada. Esta bomba informativa no podían pasarla por alto y aprovechando que Gustavo trabajaba ese día, sacaron toda la artillería contra él.

María Patiño, Terelu Campos, Kiko Hernández, Mila Ximénez y el resto de los colaboradores, no entienden cómo después de la ruptura que han vendido por los platós, con lágrimas y gritos de por medio, con la promesa de González de que hasta que María no respete a sus hijos no volvería con ella, se han ido de viaje juntos con las hijas de Lapiedra y unos amigos como si nada hubiera pasado.

La justificación de Gustavo

Por su parte, el periodista ha confesado por qué han estado juntos hace unos días: "Yo no he vuelto con María. Es un viaje que teníamos pendiente hace tiempo. Yo tenía una conversación pendiente con ella, que no la he resuelto. No voy a explicar cómo hemos estado en Zurich. Desde el principio he dicho que sigo queriendo a María. Si pensáis que yo puedo jugar con que ella se meta con mis hijos o que haya vertido unas barbaridades salvajes sobre mí, pues qué le vamos a hacer".

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"Lo que es real es una ruptura, una discusión, que yo doy un golpe sobre en la mesa y digo que si es compatible con mis hijos, vale. Sí, he estado el fin de semana con María. Pero ella se ha ido a Barcelona y yo me he venido a Madrid. Os podría enseñar los mesajes de esta mañana con ella discutiendo, pero no lo voy a hacer", añadía.

Objetivo: ¿hacer caja?

Pero las palabras de Gustavo no han generado el efecto deseado y nadie le ha creído. Todos se sienten engañados por su compañero de trabajo y creen firmemente que tanto él como la filóloga catalana están mintiendo a los espectadores, logrando su único objetivo: ganar dinero.