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El siniestro mapa de la invasión espacial que demuestra el poder real de Elon Musk
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El siniestro mapa de la invasión espacial que demuestra el poder real de Elon Musk

Elon Musk se ha adueñado del espacio que rodea la Tierra con la complacencia de todos los gobiernos que nos representan, a pesar de que éste es un bien común de toda la humanidad

Foto: El mapa de los más de 5.000 Starlinks (en rojo) de Musk, más del 50% de todos los satélites de la civilización. (starlinkmap.org)
El mapa de los más de 5.000 Starlinks (en rojo) de Musk, más del 50% de todos los satélites de la civilización. (starlinkmap.org)

El autodeclarado Emperador de Marte Elon Musk es en realidad rey de la órbita terrestre baja. Con más del 50% de todos los satélites terrestres y el innegable éxito de sus cohetes reutilizables Falcon, no hay debate posible sobre ese título. El salvador de la humanidad ejerce un poder sin control, uno que no duda en utilizar para su propio beneficio y el detrimento de otros cuando le hace falta. Pero, para apreciar verdaderamente el alcance de su invasión de nuestro espacio para su propio interés monetario, hay que ver esta visualización de satélites Starlink en tiempo real durante unos minutos.

Creada por Will De Pue —un ingeniero que trabaja en el departamente de generación de vídeo de OpenAI—es clara y concisa, aunque un poco sobrecargada de información. Pero basta con echar un vistazo a la parte principal, el mapa de siniestros puntos rojos en movimiento que encajaría perfectamente en la sala de control del superdestructor estelar de Darth Vader, para comprender hasta qué punto se nos han ido de las manos sus invasores espaciales.

Foto: Aeroprakt A-22. (Leighnor Aircraft)

Crecimiento innecesario

El contraste con el mapa en tiempo real registrado en 2021 bajo estas líneas es impactante. Starlink ha crecido constantemente desde las primeras 120 unidades en 2019 a las 960 en 2020, 1.920 en 2021, 3.840 en 2022, y los 5.601 satélites operativos actuales. Y contando. Ahora cubren incluso la Antártida y el Polo Norte. SpaceX ha solicitado la aprobación de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) y de organismos internacionales para desplegar hasta 42.000 Starlink. La cifra supone un enorme aumento con respecto a sus intenciones iniciales, que proponían alrededor de 12.000 satélites.

La compañía con sede en Boca Chica, Texas, aceleró el despliegue en 2023 de sus satélites Starlink de segunda generación, conocidos como 'V2 Mini', comenzando con 21 unidades el 27 de febrero de 2023. Estos satélites están diseñados para mejorar la capacidad y velocidad de la red Starlink gracias a antenas más potentes capaces de manejar otras frecuencias, ofreciendo hasta cuatro veces la capacidad de los satélites de primera generación​​​. También utilizan propulsores de efecto Hall, un tipo de motores de iones utilizados por la estación espacial china y otras sondas. Estos propulsores usan electricidad para convertir un gas noble como el argón o el xenón en un chorro de electrones que empuja al satélite y detiene su eterna caída orbital.

SpaceX planea lanzar satélites aún más grandes: el V2 de tamaño completo. Son tan enormes que sólo caben en el cohete más grande jamás construido: el Starship, también de Musk. Según un correo electrónico enviado por el magnate, estos V2 son cruciales para la supervivencia de la empresa. Tanto, de hecho, que la compañía probó parte de su sistema de despliegue en el tercer lanzamiento del Starship. El sistema es similar a la ranura de un buzón de correos que se abre en el espacio para escupir los satélites. Es muy parecido a un dispensador de caramelos Pez.

Más invasores del espacio

Musk no está solo en esta carrera por invadir la órbita terrestre baja (LEO en sus siglas en inglés), aunque ciertamente está muy por delante de cualquier otro jugador.

China tiene dos planes contra Starlink: la red Guowang de 13.000 satélites y el proyecto G60 Starlink, que prevé desplegar 12.000 satélites. La compañía aeroespacial Boeing —ahora contra las cuerdas por sus problemas con aviones comerciales— acaba de obtener la aprobación para desplegar 147 satélites para competir directamente con la red de Musk. También está OneWeb, que ahora cuenta con 618 satélites en órbita. Astra Space ha propuesto desplegar una constelación de más de 13.600 satélites, buscando la aprobación de la FCC para un servicio global de Internet de banda ancha. Y por supuesto está Jeff Bezos y su proyecto Kuiper, que incluye una constelación de 3.236 satélites y ya ha lanzado sus dos primeros prototipos de satélites con el objetivo de iniciar el servicio para los primeros clientes a finales de 2024. En esta carrera para acaparar órbitas y hacer pasta hay incluso empresas que planean lanzar satélites gigantes que serán más brillantes que cualquier estrella, arruinando definitivamente el cielo nocturno para astrónomos y humanos de a pie.

Todo esto es especialmente asqueroso porque todos ellos están arruinando nuestro cielo e interfiriendo con la ciencia de forma innecesaria. Es estúpido e inútil porque ya tenemos comunicaciones de sobra aquí en la Tierra, mucho más rápidas de lo que podemos usar a nivel personal o comercial (y el ancho de banda sigue en aumento). La excusa de Musk y compañía es que quieren proporcionar acceso a la web en ubicaciones remotas, pero esto no se sostiene por ninguna parte. No necesitamos 100.000 satélites LEO para conectar cinco granjas en Montana y tres casas en Soria a Internet. Hay otras opciones más razonables para eso, como conexiones 5G, las futuras 6G, torres láser para la transmisión aérea e incluso drones solares y globos volando a gran altitud. No existe ninguna razón técnica para poner estos satélites en órbita.

En cambio, si existen razones para no hacerlo. La proliferación de estas enormes redes de satélites en el espacio conlleva riesgos serios, según los expertos. La mayor preocupación son las posibles colisiones y el creciente problema de los desechos espaciales. A medida que aumenta el número de satélites, también aumenta la posibilidad de que se produzcan colisiones directas —lo que casi ya pasó entre satélites Starlink y la estación espacial china— y desechos que pueden ir desde satélites inoperativos o que funcionan mal hasta pequeños fragmentos que se mueven a velocidad hipersónica, como balas alrededor de la Tierra. Estos desechos representan una amenaza para satélites mucho más importantes para nosotros, máquinas que monitorean el tiempo de la Tierra, los cultivos agrícolas y otros recursos vitales de todo tipo. También aquellos que ofrecen servicios de posicionamiento global. Y también corren riesgo las misiones espaciales tripuladas, por supuesto.

El problema de los desechos espaciales ha ido empeorando desde el comienzo de la era espacial en 1957, con más de 131 millones de piezas que son actualmente imposibles de rastrear debido a su pequeño tamaño. Las colisiones, llamadas eventos de fragmentación, contribuyen significativamente a este problema; un número sustancial de estos eventos se han registrado desde 1961. La posibilidad de sufrir un síndrome de Kessler, una teoría que dice que un solo evento de colisión puede iniciar una reacción en cadena autosostenida de colisiones de desechos espaciales que podrían inutilizar todas las órbitas, es real. Estas redes de comunicación innecesarias están aumentando radicalmente el riesgo de que este evento ocurra.

Musk y sus compinches descartan los riesgos afirmando que el espacio es un lugar muy grande. Sí, lo es. Y sí, la visualización creada por De Pue muestra puntos que no están a la escala del tamaño de la Tierra. Pero también es cierto que el riesgo de un evento catastrófico gracias a su red en constante expansión es real. Los expertos que escribieron el informe de riesgos globales del Foro Económico Mundial en 2022 así lo afirman. Esta asombrosa expansión de vehículos espaciales requiere nuevas regulaciones sobre el uso del espacio para prevenir conflictos y garantizar la seguridad de las operaciones espaciales.

Futuro en riesgo

Yo iría más allá y detendría por completo estas redes por todas las razones que he explicado antes. El fallo masivo de satélites producido por este aumento innecesario de Starlinks y compañía podría tener graves consecuencias catastróficas para los servicios que ahora son esenciales para la humanidad. Y además nos podrían dejar a todos atrapados en una impenetrable tormenta de metal gracias al juego de billar cósmico entre estas hordas de satélites de Internet.

Considera esta pregunta: ¿realmente necesitamos que esta visualización de Starlink se convierta en una sólida Estrella de la Muerte roja para el beneficio económico de Musk y otros, a riesgo de destruir nuestro futuro como especie interplanetaria y nuestra supervivencia como civilización tecnológica? Si tu respuesta es sí, te remito a las famosas palabras de Yoda a Luke Skywalker: “TFSU".

El autodeclarado Emperador de Marte Elon Musk es en realidad rey de la órbita terrestre baja. Con más del 50% de todos los satélites terrestres y el innegable éxito de sus cohetes reutilizables Falcon, no hay debate posible sobre ese título. El salvador de la humanidad ejerce un poder sin control, uno que no duda en utilizar para su propio beneficio y el detrimento de otros cuando le hace falta. Pero, para apreciar verdaderamente el alcance de su invasión de nuestro espacio para su propio interés monetario, hay que ver esta visualización de satélites Starlink en tiempo real durante unos minutos.

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