El ejército de EEUU afirma que ha perdido la ventaja táctica contra el ejército chino

"La capacidad de esconderse, que es fundamental para la forma en que luchamos, ahora es imposible". Esas son las palabras que el general del ejército James Rainey dijo hace unos meses sobre las capacidades de vigilancia de China, como apunta Forbes Defense. Lo que el General Rainey no se imaginaba es que sus palabras se han quedado cortas tras el anuncio de una nueva tecnología capaz de monitorear todas las transmisiónes de todo el espectro electromagnético y el lanzamiento del Yaogan-41, una nueva nave espacial que completa la red china de satélites espía en órbita geoestacionaria diseñados para seguir el movimiento de cada barco, tanque, jeep o soldado enemigo en todo el mundo con una claridad y precisión extraordinarias.

La nueva tecnología de guerra electrónica —aseguran los científicos asiáticos en un estudio científico revisado por pares publicado en el diario científico chino Radio Communications Technology el pasado 17 de enero— es única en el mundo. Han conseguido monitorizar y analizar en tiempo real, de forma simultánea, contínua y sin saltos, todo el espectro electromagnético usado en telecomunicaciones. Esto cubre todo, como apunta el diario hongkonés South China Morning Post, “desde transmisiones de radio amateur hasta satélites Starlink de Elon Musk.” Y, por supuesto, las transmisiones militares norteamericanas (otro asunto es la desencriptación de estas señales).

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El científico Yang Kai —líder del proyecto y profesor de la facultad de información y electrónica del Instituto de Tecnología de Beijing— afirma que esta tecnología permite al ejército chino detectar y responder a las señales enemigas ‘con una velocidad y eficiencia sin precedentes’.

Qué significa esta capacidad para EEUU y la OTAN

Los sistemas actuales de monitoreo del espectro generalmente ofrecen un ancho de banda de análisis en tiempo real que va de los 40 a los 160 MHz. Pero el equipo de Kai dice en su trabajo que su nuevo equipo extiende este rango más allá de los gigahercios.

Al poder escanear tal rango de frecuencias de detección sin saltos y en tiempo real, impediría que el ejército de EEUU pueda cambiar de frecuencia rápidamente para evitar el seguimiento. Las señales podrían seguir siendo capturadas y analizadas por el ejército chino. Esto no sólo podría detectar las señales sino también interrumpir las comunicaciones entre las unidades militares enemigas.

Los equipos que han desarrollado, además, también tienen un pequeño tamaño, alto rendimiento y bajo consumo de energía. Esto, dicen, las diferencia de las tecnologías actuales que están limitadas por el tamaño de la maquinaria que no permitían su portabilidad.

No es teoría: ya tienen los dispositivos

El estudio no es sólo teórico: Kai afirma que han desarrollado una serie de chips de procesamiento de señales capaces de manejar la enorme cantidad de datos procesados durante el combate, una tarea que antes se consideraba difícil debido a las limitaciones de la tecnología actual.

Este avance tecnológico podría afectar el equilibrio de poder en las cercanías de China. Como apunta el diario hongkonés, ha habido incidentes recientes de misteriosas interferencias en radares meteorológicos civiles en el Mar del Sur de China que podrían ser parte de una guerra electrónica encubierta entre las fuerzas navales chinas y sus adversarios. Un dato que parece reforzado por la presencia de destructores del Tipo 055, equipados para este tipo de conflictos electrónicos.

La amenaza de los satélites espía chinos

Los chinos también han conseguido desarrollar una red de satélites espía que rivaliza con la norteamericana y deja atrás los tiempos dorados de la Unión Soviética, que ahora tiene una red para el desguace bajo bandera rusa.

Ahora sabemos que China lanzó el nuevo Yaogan-41 el 15 de diciembre de 2023, un satélite en órbita geoestacionaria cuya función principal es observar y rastrear objetos tan pequeños como un coche en todo el Indo-Pacífico. Con una resolución de imagen estimada de 2,5 metros, el Yaogan-41 supera a sus predecesores de la serie Gaofen, que sólo tenía resoluciones de entre 15 y 50 metros. El avance es un salto enorme en la calidad y el detalle de los datos de vigilancia que los chinos pueden capturar en un escenario clave para los norteamericanos.

Los chinos afirman que, oficialmente, el Yaogan-41 está diseñado para “aplicaciones civiles”, como el análisis de suelos agrícolas o la prevención de desastres, pero las capacidades de alta resolución de Yaogan-41 dejan poco lugar a dudas sobre su fin militar.

El Yaogan-41 cierra una red de vigilancia integral en órbita geoestacionaria junto con los satélites ópticos chinos como el Gaofen-4, Gaofen-13 o el Gaofen-13-02. Este sistema está diseñado para proporcionar una observación continua, fija y detallada, algo que no consiguen los satélites comerciales en órbitas terrestres inferiores, que pueden observar de cerca y con gran resolución pero durante poco tiempo gracias a su órbita más ceracana y rápida alrededor de la Tierra. Los satélites geosincrónicos, sin embargo, cubren un área mucho mayor de forma fija.

Además de esta red óptica, Pekín cuenta con el Ludi Tance-4, un satélite que los chinos dicen es único en el mundo y que usa radar de apertura sintética (SAR) en órbita geoestacionaria. El Ludi Tance-4 puede penetrar en la cubierta de nubes y operar de manera efectiva por la noche, con una resolución estimada de 20 metros, complementando así a los satélites ópticos.

Preocupación norteamericana

Como apunta Eric Tegler en Forbes, estos desarrollos han sido uno de los platos fuertes de la reciente Conferencia de Movilidad Espacial celebrada en Orlando, Florida, donde funcionarios militares de EEUU expresaron su preocupación por la expansión de la capacidad de espionaje china desde el espacio.

Según el sargento mayor en jefe de la dirección de inteligencia del Comando de Sistemas Espaciales Ron Lerch, las capacidades de vigilancia del Yaogan-41 requieren una reevaluación de las tácticas militares tradicionales americanas, que se basan en esa capacidad de sigilo que apuntaba el General Rainey.

Según los expertos, los Estados Unidos y sus aliados deben comenzar a pensar en nuevas estrategias operativas porque China ya no es un tigre ciego como lo era hasta hace poco. Quizás, apuntan, la solución está en plataformas submarinas y sistemas no tripulados que puedan evitar la vigilancia constante desde órbita terrestre.