La Tierra del año 2500 parecerá un planeta alienígena

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU lleva publicando informes desde 1990 en los que se analiza el impacto del calentamiento global en nuestro planeta. Esos informes suelen tener 2100 como fecha de referencia para evaluar ver cómo van nuestros esfuerzos para revertirlo, pero un grupo de investigadores internacional ha desarrollado un modelo predictivo para ver qué pasará más allá, en 2500, y sus conclusiones van a cortarle la digestión a más de uno.

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Jesús Díaz

A pesar de que el acuerdo del clima de París impone el límite de aumento de la temperatura del planeta en 2 ºC para final de siglo, la ONU ya ha advertido que con las políticas que se están desarrollando ahora mismo sobrepasaremos esa cifra holgadamente. Algunas estimaciones, como la de la Agencia Internacional de la Energía, sostienen que de seguir así en 2100 viviremos un aumento de temperatura de entre 2,7 y 3 ºC.

2100 parece una fecha muy lejana, pero en realidad no lo es tanto. Si los pronósticos del IPCC se mantienen, nuestros hijos verán un planeta muy diferente al que hemos conocido nosotros. Habrá un aumento de los incendios, tormentas, sequías, inundaciones y olas de calor sin precedentes que causarán un profundo cambio en los ecosistemas terrestres y acuáticos y la migración forzosa de millones de personas. Pero si lo que podrían vivir nuestros hijos nos parece grave, lo que vivirán sus nietos y los nietos de sus nietos será aún peor. Por lo menos eso indica el modelo que ha puesto en marcha un grupo de científicos internacional de universidades como la de Leeds, Oxford o Montreal.

Un modelo que plantea un futuro desolador

Este grupo de investigadores multidisciplinar ha querido poner sobre la mesa que pasará más allá de 2500 con el objetivo de alertar a nuestros políticos.Y lo han hecho en un artículo publicado en la revista Global Change Biology que incluye una serie de ilustraciones que reproducimos aquí en las que se pueden ver la evolución de la Tierra entre el año 1500, 2020 y 2500.

Según cuentan los investigadores, para elaborar su estudio han elegido escenarios con un aumento de temperatura por debajo de los 2 ºC que recomienda el acuerdo de París. Con ellos han podido hacer un modelo sobre la distribución de la vegetación, el estrés térmico y las condiciones de cultivo de nuestras variedades principales.

“Aunque nuestros resultados se basan en un solo modelo climático, se sitúan dentro del rango de las proyecciones de otros, y ayudan a revelar la magnitud potencial de los trastornos climáticos en escalas de tiempo más largas”, asegura el equipo.

En esos escenarios, indican los investigadores, la vegetación y las mejores zonas de cultivo se desplazan hacia los polos, y la superficie apta para la agricultura se reduce. Lugares tan fértiles históricamente como la cuenca del Amazonas, podrían llegar a volverse estériles.

“El estrés térmico puede alcanzar niveles mortales para los seres humanos en regiones tropicales que actualmente están muy pobladas. Estas zonas podrían volverse inhabitables”, afirman los investigadores. “Incluso en los escenarios de alta mitigación [de la temperatura del planeta], encontramos que el nivel del mar sigue subiendo debido a la expansión y mezcla de agua en los océanos que se están calentando”.

Ante este panorama solo queda esperar que nuestros mandatarios a parte de tomar nota de las recomendaciones del IPCC las pongan en práctica de manera efectiva y contundente. Entre las conclusiones de su estudio, el organismo de la ONU señala que las acciones humanas todavía tienen el potencial de influír en el futuro del clima. El informe afirma que la evidencia es clara en cuanto a que el dióxido de carbono es el principal impulsor del cambio climático, aunque otros gases de efecto invernadero y contaminantes atmosféricos también influyen.

Según Panmao Zhai, copresidente del Grupo de Trabajo I del IPCC: "Estabilizar el clima requerirá reducciones fuertes, rápidas y sostenidas de las emisiones de gases de efecto invernadero, y llegar a cero emisiones netas de CO2. La limitación de otros gases de efecto invernadero y contaminantes atmosféricos, especialmente el metano, podría ser beneficiosa tanto para la salud como para el clima".