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El increíble invento del MIT para adelgazar: una cápsula ingerible que te hace sentir lleno
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¿ENCENDER Y APAGAR?

El increíble invento del MIT para adelgazar: una cápsula ingerible que te hace sentir lleno

Investigadores de EEUU publican los espectaculares resultados que ofrece una nueva herramienta contra la obesidad en ensayos con animales

Foto: La cápsula del MIT. (Shriya Srinivasan, Giovanni Traverso, MIT News)
La cápsula del MIT. (Shriya Srinivasan, Giovanni Traverso, MIT News)

La obesidad es un problema de salud y un gran desafío científico. De hecho, hace pocos días, la revista Science eligió como avance más destacado de 2023 los nuevos medicamentos para perder peso. Sin embargo, la búsqueda de soluciones no se detiene en la farmacología, puesto que hay alternativas sorprendentes. Una de ellas acaba de publicarse en Science Advances: ingenieros del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) han desarrollado una cápsula vibratoria que se puede ingerir y los primeros resultados la convierten en una de las herramientas más prometedoras para adelgazar.

Siguiendo una estrategia muy similar a la de los nuevos fármacos, los científicos estadounidenses buscan crear una sensación de saciedad en el paciente. Cuando tenemos el estómago lleno, este órgano envía señales al cerebro que nos indican que ya es hora de dejar de comer. Sin embargo, el efecto también se consigue de otras maneras, incluso bebiendo mucha agua. Por eso, el equipo del MIT pensó que una cápsula ingerible que vibra podría activar los mismos receptores y, por lo tanto, reducir el apetito.

Foto: Una persona utilizando Ozempic. (Europa Press/Ricardo Rubio)

Para comprobarlo, los investigadores realizaron experimentos con animales, dándoles la cápsula 20 minutos antes de la comida. El resultado fue que este mecanismo estimulaba la liberación de las hormonas que indican saciedad, de manera que la ingesta de alimentos se redujo un 40%. El estudio sugiere que esta tecnología también podría usarse de manera segura en personas, aunque los científicos reconocen que aún es necesario profundizar en el conocimiento de los mecanismos que influyen en el peso corporal humano.

Cómo funciona

“Alguien que quiera perder peso o controlar su apetito podría tomarla antes de cada comida”, ha declarado Shriya Srinivasan, ingeniera biomédica del MIT y una de las coautoras del artículo que, en la actualidad, es profesora asistente en bioingeniería en la Universidad de Harvard. En su opinión, este avance resulta especialmente interesante porque permite “minimizar los efectos secundarios que vemos en los tratamientos farmacológicos”. Hasta el momento, sería una de las formas menos invasivas para combatir la obesidad.

placeholder Vigilando el sobrepeso.
Vigilando el sobrepeso.

El estudio explica cómo funciona el mecanismo. La clave está en las células mecanorreceptoras, neuronas que responden a estímulos mecánicos y que, en este caso, detectan el estiramiento del estómago y envían señales al cerebro a través del nervio vago. Como resultado, el cerebro estimula la producción de insulina, así como de varias hormonas: el péptido C, Pyy y GLP-1. Estas sustancias trabajan juntas para digerir los alimentos y para crear la sensación de saciedad, de manera que la persona deja de comer. Además, los científicos han comprobado que este sistema también hace que disminuyan los niveles de grelina, una hormona que tiene el efecto contrario, ya que promueve el hambre.

Precisamente, los fármacos que la revista Science ha destacado como gran avance científico del año, imitan a la hormona GLP-1 para reducir el apetito. Desarrollados hace años para tratar la diabetes, ahora nuevos ensayos clínicos específicamente centrados en la obesidad han demostrado que producen beneficios significativos para la salud. No obstante, los expertos han mostrado su preocupación por los efectos secundarios y la posibilidad de tener que tomar estos medicamentos de manera indefinida; así como por el coste o la disponibilidad. Además, hay que tener en cuenta que estos medicamentos se administran en forma de inyección. Por eso, el avance del MIT ofrece una alternativa interesante con resultados similares.

placeholder Hamburguesa. (EFE)
Hamburguesa. (EFE)

Un enfoque novedoso

“Aunque de momento es en animales, conceptualmente abre una vía de investigación en la que habrá que profundizar, acerca de los mecanismos fisiopatológicos que pueden ayudar en el tratamiento de la obesidad”, afirma Cristóbal Morales, endocrino del Hospital Virgen de la Macarena y del Hospital Vithas de Sevilla y miembro de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO), en declaraciones a El Confidencial. Según explica este experto, estamos ante un avance “novedoso y curioso” que puede tener recorrido, porque “viene de un instituto muy reconocido”.

En el MIT, Srinivasan ya había comprobado previamente que la vibración aplicada a un músculo puede inducir la sensación de que dicho músculo se ha estirado más de lo que realmente lo ha hecho. Con esa idea, desarrolló la idea de que las vibraciones en el estómago podrían tener un efecto artificial sobre los mecanorreceptores. “Me preguntaba si podríamos activarlos haciéndoles percibir que el estómago se había expandido y así modular las hormonas y los patrones de alimentación”, explica la investigadora.

placeholder Una persona se inyecta Ozempic, uno de los nuevos fármacos contra la obesidad. (Reuters)
Una persona se inyecta Ozempic, uno de los nuevos fármacos contra la obesidad. (Reuters)

Giovani Traverso, experto en ingeniería mecánica del MIT, junto con Srinivasan y un equipo de investigadores, diseñaron el dispositivo, que tiene el tamaño de otras cápsulas que podemos encontrar en la farmacia (por ejemplo, los suplementos multivitamínicos). Por eso, si en un futuro llega a comercializarse, ingerirla no tendrá nada de especial, salvo por el hecho de que su objetivo no es proporcionar ningún tipo de sustancia a nuestro cuerpo, sino vibrar. Los fluidos gástricos disolverán la membrana gelatinosa que la recubre, lo que activa el pequeño circuito electrónico del motor vibratorio, que funciona gracias a una pequeña batería de óxido de plata.

La gran ventaja, según Traverso, está en “utilizar el sistema endógeno en lugar de cualquier terapia exógena. En ese sentido, el nuevo dispositivo tiene el potencial de “superar algunos de los desafíos y costes asociados con la administración de fármacos biológicos”. Hasta ahora, los ensayos con modelos animales son prometedores porque lograban reducir la ingesta casi a la mitad cuando la píldora se activaba, de manera que los individuos ganaban peso mucho más lentamente que otros que servían de control.

placeholder Consulta de endocrinología.
Consulta de endocrinología.

Encender y apagar un posible dispositivo permanente

La versión actual, con la que se han llevado a cabo los experimentos, está diseñada para vibrar durante 30 minutos, pero los investigadores están explorando la posibilidad de adaptarla para que permanezca en el estómago durante periodos de tiempo más largos. Es decir, que podría encenderse y apagarse de forma inalámbrica, según sea necesario. En los experimentos, la cápsula actual pasó cuatro o cinco días en el aparato digestivo de los animales, sin que mostrasen ningún impacto negativo, según el estudio.

Morales considera que estamos ante “una futura vía de investigación” y valora especialmente que esta nueva herramienta se base en la vía neuronal, ya que “el estómago está muy conectado con el cerebro a través del nervio vago”. Según explica, existen varios tipos de obesidad: uno de ellos tiene que ver con el metabolismo; otro es la “comida emocional”, relacionada con estrés, ansiedad, alegría y tristeza; el tercero es el “cerebro hambriento”; y el cuarto, el “intestino hambriento”. Estos últimos tienen mucho que ver con las conexiones entre el sistema digestivo y el cerebro, en definitiva, sobre las sensaciones de hambre y saciedad que controla esta nueva cápsula. Por eso, quienes tiene sobrepeso por estas circunstancias podrían ser los más beneficiados.

Foto: Farmacéutico sostiene el fármaco Ozempic. (Reuters/George Frey)

El dicho “más suela y menos cazuela”, que se empleaba para decir que una persona comía mucho y se movía poco, estigmatizando el exceso de peso y culpabilizando a quien lo sufría, ya está quedando atrás. “Ahora sabemos que hay muchos mecanismos fisiopatológicos, hormonales y neuronales implicados en el origen y el aumento de la obesidad”, destaca el experto de la SEEDO. “Todo lo que sean nuevas vías de investigación vienen bien y aportan luz”, añade.

En EEUU, los responsables de esta investigación ya piensan en cómo ampliar la fabricación de las cápsulas e iniciar ensayos clínicos, imprescindibles para aprender más sobre la seguridad de los dispositivos o para determinar cuál sería el mejor momento para tragar esta peculiar pastilla antes de las comidas, si va a ser necesario ingerirla con frecuencia o, en su caso, activarla si ya se ha ingerido previamente. Según el MIT, es probable que el producto final pueda tener un precio asequible si llega a fabricarse a gran escala.

La obesidad es un problema de salud y un gran desafío científico. De hecho, hace pocos días, la revista Science eligió como avance más destacado de 2023 los nuevos medicamentos para perder peso. Sin embargo, la búsqueda de soluciones no se detiene en la farmacología, puesto que hay alternativas sorprendentes. Una de ellas acaba de publicarse en Science Advances: ingenieros del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) han desarrollado una cápsula vibratoria que se puede ingerir y los primeros resultados la convierten en una de las herramientas más prometedoras para adelgazar.

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