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De hacer radiografías a detectar el Covid-19 con delantales de plomo y bolsas de basura
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EN PRIMERA LÍNEA Y SIN PROTECCIONES

De hacer radiografías a detectar el Covid-19 con delantales de plomo y bolsas de basura

'A priori', los técnicos en radiología estaban clasificados como de bajo riesgo de contagio, pero la situación ha llevado a emplearlos para diagnosticar neumonías con placas de tórax portátiles

Foto: Técnicos en radiología en el hospital de Albacete, dos de ellas ataviadas con una protección hecha de bolsas de basura. (Cedidas)
Técnicos en radiología en el hospital de Albacete, dos de ellas ataviadas con una protección hecha de bolsas de basura. (Cedidas)

La llegada de la pandemia de SARS-CoV-2 a España ha cambiado por completo la dinámica de los hospitales. Todo se ha orientado para combatir la intensa presión asistencial a la que se ven sometidos los centros. Los médicos que antes pasaban consulta pasaron a Urgencias, los aparatos que antes servían para dispensar anestesia pasaron a servir como ventiladores mecánicos —la empresa alemana Dräger, fabricante del 60% de estos aparatos, confirma a este periódico que 18 hospitales públicos españoles han reprogramado ya sus dispositivos con este fin— para poder atender a más pacientes de Covid-19 con insuficiencia respiratoria.

Y, por supuesto, el brote también ha supuesto un cambio radical para los técnicos en radiología. Hasta que comenzó la crisis, estos profesionales (técnicos superiores en imagen para el diagnóstico o TSID) se desempeñaban habitualmente realizando radiografías o escáneres a los pacientes, pero ante el acuciante déficit de test, tuvieron que reconvertirse y pasar a realizar placas portátiles de tórax directamente a los pacientes.

Foto: Foto: Reuters.

Como se descubrió en Wuhan, existe un método aún más efectivo de diagnosticar el Covid-19 a quienes han desarrollado algún grado de neumonía. El daño que el virus hace a los pulmones deja unas marcas muy reconocibles, por lo que la tomografía axial computarizada (TAC) fue capaz de detectar el 98% de los casos frente al 71% de los test PCR, según los resultados que aparecieron en la revista 'Radiology'.

Aunque otros estudios, como este en 'The Lancet', advierten de que no conviene usar los TAC como sustitutos de los test PCR, la falta de pruebas disponibles y la urgencia están llevando a los técnicos en radiología a los pies de las camas de los pacientes.

Así se vio María Jesús Suárez, TSID en el Hospital General Universitario de Albacete y presidenta de la Asociación Española de Técnicos en Radiología, cargando de repente con un delantal de plomo de siete kilos de peso y, como sus compañeros, envuelta en bolsas de basura y parafernalia similar por la falta de equipos de protección individual, yendo de cama en cama para realizar placas de tórax a los presuntos contagiados con Covid-19. Las radiografías no tienen un porcentaje de acierto similar a los TAC (un estudio del 'New England Journal of Medicine' apunta a un 60% de sensibilidad) pero son idóneas por su portabilidad.

placeholder Múltiples buzos de TSID con el nombre de cada uno secándose tras ser desinfectados rociándolos con lejía. (Cedida)
Múltiples buzos de TSID con el nombre de cada uno secándose tras ser desinfectados rociándolos con lejía. (Cedida)

"Vivimos un escenario cambiante que nos ha hecho sufrir muchos y muy abruptos cambios en los protocolos de trabajo", explica a El Confidencial. "En este momento, se realizan un gran número de radiografías portátiles de tórax para evitar la deambulación por el hospital de los pacientes con sospecha o confirmación de la enfermedad". Para realizarlas, deben ir dos técnicos y acercarse mucho al paciente encamado sospechoso de estar contagiado, ya que deben situarle bajo la espalda un captador de imagen.

Al desgaste que provoca ir cargando con los equipos radiológicos de un lado a otro se une la falta de protección. Principalmente contra el virus. "Los protocolos han ido cambiando según ha ido evolucionando la pandemia, dependemos del Ministerio de Sanidad y en función de lo que publica diariamente en su página web, cada centro hospitalario adapta el protocolo", explica Suárez. "Pero en los TSID, esa carencia es mucho más severa porque muchos hospitales han rebajado los protocolos de seguridad a medida que iba disminuyendo su número de EPI, pasando a definir a los TSID, en algunos hospitales, como personal de bajo riesgo de exposición al Covid-19, a pesar de estar en contacto directo con el paciente".

Los protocolos nos definen como personal de bajo riesgo, pese a estar en contacto directo con los pacientes de Covid-19

En su hospital y en otros, estos técnicos han denunciado ante Inspección de Trabajo las condiciones en las que tienen que afrontar su jornada.

Los suministros de protecciones no dejan de llegar a los hospitales a diario. Los mandan Sanidad, las CCAA, son también donaciones de empresas o particulares y adquisiciones propias... Pero nunca son suficientes, y los últimos en la fila de recibir son ellos, definidos como de bajo riesgo pese a tener que reclinarse cada día varias veces a poner y quitar captadores y colocar sobre el pecho de los enfermos los equipos portátiles de rayos X.

placeholder Protector facial casero hecho con una gorra, una pantalla y cinta americana; técnica en radiología con una protección hecha con bolsas de basura; técnica cubriéndose la cara con una mascarilla hecha con material de supermercado. (Cedidas)
Protector facial casero hecho con una gorra, una pantalla y cinta americana; técnica en radiología con una protección hecha con bolsas de basura; técnica cubriéndose la cara con una mascarilla hecha con material de supermercado. (Cedidas)

"Esto ha generado en los TSID un temor tan grande que ha provocado que hayan surgido, impulsados por el miedo, diseños caseros de EPI", dice Suárez. "La mayor parte de ellos hechos con bolsas de basura y los tutoriales para hacerlos —para intentar ayudar— de compañeros, que los han difundido en las redes sociales". Esta técnica ha llegado a ver "desde mascarillas cosidas con material de supermercado a delantales y batas de plástico hechas con bolsas de basura, ponchos como los que usan los turistas para protegerse de la lluvia, gorros de ducha de hoteles, etcétera".

La presidenta de la asociación que representa a estos técnicos denuncia que emplean mascarillas desechables, de uso quirúrgico, durante toda la jornada y a veces, en algunos hospitales, durante varios días. "Este tipo de mascarillas no protege contra el Covid-19, la necesaria para ello es la FFP2, pero su disponibilidad para los TSID es muy baja y cuando las conseguimos nos vemos obligados a utilizarlas como poco una semana entera, a pesar de ser también de un solo uso y desechables". Al finalizar la jornada, cada trabajador la guarda en una bolsa de plástico para poder reutilizarla el día siguiente.

placeholder Mascarillas FFP2 guardadas para poder ser reutilizadas al día siguiente. (Cedida)
Mascarillas FFP2 guardadas para poder ser reutilizadas al día siguiente. (Cedida)

La situación de escasez de protecciones no afecta solo a estos profesionales, pero sí les afecta especialmente. Ni Suárez ni sus compañeros apreciaron un incremento en la adquisición de este tipo de material en las semanas previas a la gran avalancha de pacientes de Covid-19. "En el caso de que esa previsión por lo que pudiese venir se haya dado, no podemos constatarla y, en los casos en los que sí, ha sido claramente insuficiente".

La llegada de la pandemia de SARS-CoV-2 a España ha cambiado por completo la dinámica de los hospitales. Todo se ha orientado para combatir la intensa presión asistencial a la que se ven sometidos los centros. Los médicos que antes pasaban consulta pasaron a Urgencias, los aparatos que antes servían para dispensar anestesia pasaron a servir como ventiladores mecánicos —la empresa alemana Dräger, fabricante del 60% de estos aparatos, confirma a este periódico que 18 hospitales públicos españoles han reprogramado ya sus dispositivos con este fin— para poder atender a más pacientes de Covid-19 con insuficiencia respiratoria.

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