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El 'virus del caos' de Wuhan: por qué China es una fábrica incontrolable de epidemias
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ALARMA SANITARIA EN EL LEJANO ORIENTE

El 'virus del caos' de Wuhan: por qué China es una fábrica incontrolable de epidemias

Venta de animales en rudimentarios mercados., una cultura médica que otorga propiedades vigorizantes a especies salvajes y falta de higiene. Ese es el caldo de cultivo para una crisis como esta

Foto: Un trabajador, en el mercado de la ciudad de Wuahn, que ha sido clausurado. (Reuters)
Un trabajador, en el mercado de la ciudad de Wuahn, que ha sido clausurado. (Reuters)

Esta historia, que bien podría ser la de una superproducción apocalíptica de Hollywood, comienza en el mercado de pescados y mariscos Huanan de la ciudad china de Wuhan. Fue allí donde, el pasado 12 de diciembre, se detectó por primera vez el misterioso coronavirus que tiene al gigante asiático en vilo y que ha sido bautizado como 2019 Novel Coronavirus (2019 nCoV). Según los científicos que tratan de frenar el avance de la neumonía atípica que provoca, y que ha dejado ya casi una veintena de muertos y cientos de infectados en un buen puñado de países, el virus saltó de algún animal al ser humano en los rudimentarios puestos del mercado, y, aunque en un principio se creyó que esa era la única vía de contagio, luego logró extenderse entre personas.

[Última hora del coronavirus de China]

Así lo confirmaron primero casos de pacientes que nunca estuvieron en el mercado y después las infecciones entre el personal sanitario. Ese es el hecho diferencial que puede provocar una epidemia y que atemoriza a la población en vísperas del Año Nuevo Lunar, que se celebra el sábado.

placeholder Foto: Reuters.
Foto: Reuters.

Aunque todo apunta a que la mortalidad de este coronavirus es muy inferior a la del síndrome respiratorio agudo severo (SARS, por sus siglas en inglés), que entre 2003 y 2004 dejó casi 800 muertos en 37 países, los paralelismos saltan a la vista. El más claro está en el origen de la infección: ambos surgen en un mercado de animales chino.

En el caso del SARS, la chispa prendió en la provincia sureña de Guangdong, donde se vendían gatos civeta salvajes para el consumo humano. Diversos vídeos grabados en el mercado de Huanan demuestran que en sus puestos también se comercializa con especies exóticas —desde pavos reales hasta camellos, pasando por puercoespines y zorros—, y muchos creen que en alguna de ellas se encuentra el origen de este virus nunca antes detectado. Cuál, es todavía es un misterio.

Venta de animales salvajes

“El problema con los animales salvajes y las especies exóticas es que no conocemos qué enfermedades sufren, ni si pueden terminar afectando a los seres humanos. Los animales de granja están más o menos controlados, pero los ejemplares salvajes se suelen vender de forma ilegal y sin control sanitario”, explica Leo Poon, investigador de la Universidad de Hong Kong y uno de los científicos que trabajaron en la erradicación del SARS. “Si uno de esos virus salta al ser humano, los enfermos no responden a los tratamientos que sirven para combatir otras cepas similares y su peligrosidad se dispara”, añade.

placeholder La estación de tren de Wuhan, cerrada a cal y canto. (Reuters)
La estación de tren de Wuhan, cerrada a cal y canto. (Reuters)

Así, no es casualidad que muchos de los nuevos virus tengan su origen en China, un país en el que todavía una parte importante de la población otorga propiedades curativas o vigorizantes a un gran abanico de especies poco comunes. La falta de higiene y de control sanitario hace el resto. No en vano, incluso en los mercados de Shanghái, la ciudad más próspera de la China continental, las condiciones en las que se conserva la carne dejan mucho que desear, y la presencia de animales vivos hacinados es una triste constante. “Nosotros no vendemos ninguna especie exótica, pero contamos con medios reducidos y las instalaciones son las que son”, se justifica un carnicero que tiene todo el producto a la intemperie.

En Shanghái, la ciudad más prospera del país, los medios en los mercados son muy limitados

“Mientras la gente consuma carne, habrá peligro de contagio”, sentenció el representante de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en China, Gauden Galea, en declaraciones a la cadena estadounidense CNN. Pero como eso es inevitable, las autoridades ahora se centran en frenar el avance del nCoV, cuyos síntomas son fiebre, dificultad para respirar e infiltraciones neumónicas.

Cerrada a cal y canto

Aunque el número de infectados todavía es muy bajo para un país de 1.400 millones de habitantes, la seriedad del asunto se ha visto reflejada en los mensajes del presidente Xi Jinping y del primer ministro Li Keqiang. Ambos mandatarios han exigido que se preste el máximo de atención a la salud pública y que se destinen todos los medios necesarios a la erradicación de la enfermedad. En el epicentro de la infección, Wuhan, los miembros del Partido Comunista incluso tienen prohibido viajar fuera de la ciudad hasta que la crisis se haya resuelto.

El Gobierno también ha advertido sobre los riesgos que tiene ocultar información y, a diferencia de lo que hizo con el SARS, cuando su opacidad fue criticada incluso por la OMS, está intentando impulsar la transparencia para evitar que cunda el pánico y facilitar que los científicos combatan el virus. “Quienes no proporcionen todos los datos serán severamente castigados y vivirán avergonzados toda su existencia”, advirtió la Comisión de Asuntos Legales en un artículo. “Cualquiera que anteponga la imagen de los dirigentes a los intereses del pueblo será amonestado por el Partido y la opinión pública”, añadió.

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Foto: Reuters.

Muchos todavía desconfían de las autoridades, temen que no estén compartiendo toda la información en su poder y critican la tardanza inicial en dar cuenta del virus. La prensa local ha dejado entrever cierta pugna entre la opacidad a la que quería aferrarse el Gobierno local y la transparencia que ha exigido el central, que parece haberse impuesto. Porque lo cierto es que China informó a la OMS el 31 de diciembre, secuenció el nCoV en tiempo récord e hizo público su genoma completo el 11 de enero, lo cual facilita su detección y seguimiento en otros países. Gracias a todo ello, la OMS publicó un protocolo de actuación el pasado día 17.

El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Geng Shuang, reiteró que China pondrá a disposición de toda la comunidad científica los datos que obren en su poder “porque es en interés de todos”, el Gobierno incluso ha abierto una página web en la que se detallan los casos en tiempo real, y sus representantes acudieron a la reunión de emergencia convocada por la OMS el miércoles. El objetivo es evitar que se repitan las crisis del SARS, el MERS y la gripe aviar.

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Foto: Reuters.

Aun así, científicos del Imperial College de Londres consideran que los datos ofrecidos por las autoridades chinas son incompletos, quizá porque hay casos no detectados, y han diseñado un modelo de cálculo según el cual el número de infectados a 12 de enero superaría ya los 1.700.

Lo que está claro es que esa cifra continuará aumentando, y que puede hacerlo de forma exponencial. Lo afirma también el Centro para la Prevención y Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC). “En los próximos días, se identificarán más casos, incluso en otros países y, posiblemente, también en Estados Unidos. Como sucedió con el SARS y el MERS [el síndrome respiratorio de Oriente Medio], es de esperar que aumenten los contagios entre personas”, indica el organismo en su página web oficial.

El recuerdo de la pandemia de los patos

No obstante, el CDC recuerda que la severidad de la posible epidemia depende también de la gravedad de los síntomas de la enfermedad, y resalta que la mortalidad del nCoV está lejos del 10% que registró el SARS —en comparación, el MERS se sitúa en el 35% y el ébola, que también tiene su origen en animales salvajes, puede alcanzar el 90%—. En cualquier caso, Raina MacIntyre, profesora de Bioseguridad Global en la University of New South Wales, recordó en declaraciones a Bloomberg que “los virus pueden mutar durante el curso de una epidemia”, incrementando su poder mortífero o la facilidad con que se extienden. Buen ejemplo de ello es lo que sucedió en 1957, cuando un virus procedente de patos salvajes asiáticos se cobró la vida de casi dos millones de personas en todo el mundo.

Son datos que asustan, a pesar de que suenen lejanos. Así que, desde hace unos días, cuando supo que se habían detectado dos casos de nCoV en Shanghái, Han Lin se cubre con una mascarilla quirúrgica siempre que sale a la calle. No está sola. Y aunque esta joven informática habla con este periodista en un supermercado, asegura que está limitando sus movimientos todo lo posible.

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Foto: Reuters.

“Ya sé que dicen que no debe cundir el pánico, pero es que yo siento temor justo cuando piden que la gente mantenga la calma. No me fío, y menos cuando veo que especialistas cubiertos como si fuesen a una guerra química entran en aviones y tratan a pacientes como si fuese una película de zombis. Además, ahora, con las celebraciones de año nuevo, es más fácil que el virus se extienda”, apostilla. Las estadísticas le dan la razón en eso último: en las tres semanas anteriores y posteriores a la entrada del año de la rata, los chinos realizarán unos 3.000 millones de desplazamientos.

Las autoridades, conscientes de la amenaza que supone esta coyuntura, han incrementado considerablemente los controles sanitarios. La toma de temperatura en los principales aeropuertos se realiza ya a casi todos los pasajeros —en Pekín, aconsejan acudir con cuatro horas de antelación para no perder el vuelo—, en las estaciones de tren y de autobús se han establecido controles aleatorios, y lo mismo sucede en las carreteras de Wuhan.

Pero los expertos señalan que la efectividad de estas medidas es reducida, ya que solo sirven para detectar casos en los que ya se manifiestan los síntomas de la neumonía. Los portadores del virus que todavía estén incubándolo pasarán inadvertidos. Afortunadamente, las autoridades inciden en un dato que invita al optimismo: la mayoría de los afectados se recupera favorablemente y 25 ya han recibido el alta.

Esta historia, que bien podría ser la de una superproducción apocalíptica de Hollywood, comienza en el mercado de pescados y mariscos Huanan de la ciudad china de Wuhan. Fue allí donde, el pasado 12 de diciembre, se detectó por primera vez el misterioso coronavirus que tiene al gigante asiático en vilo y que ha sido bautizado como 2019 Novel Coronavirus (2019 nCoV). Según los científicos que tratan de frenar el avance de la neumonía atípica que provoca, y que ha dejado ya casi una veintena de muertos y cientos de infectados en un buen puñado de países, el virus saltó de algún animal al ser humano en los rudimentarios puestos del mercado, y, aunque en un principio se creyó que esa era la única vía de contagio, luego logró extenderse entre personas.

Síndrome respiratorio agudo severo (SARS) OMS Partido Comunista Xi Jinping
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