La rana toro se come el Delta del Ebro: sacan 600 renacuajos de un humedal de Acuamed

Todo ha ocurrido en apenas un mes. El 6 de julio, la Generalitat de Catalunya confirmaba que la rana toro, una de las especies invasoras más nocivas que existen por su gran tamaño, voracidad y capacidad reproductiva, había empezado a esparcir su material genético en territorio español. Ahora, 30 días más tarde, el Ministerio de Transición Ecológica acaba de activar el Sistema de Alerta Temprana de Especies Exóticas Invasoras tras constatar un núcleo de población del que ya se han retirado más de 600 renacuajos de 'Lithobates catesbeianus'.

En la última comunicación del ministerio, realizada cuatro días antes, el número de renacuajos capturados era de 406, lo que indica la velocidad a la que esta especie se está reproduciendo en el medio natural. Desde la organización SEO/Birdlife, no obstante, valoran que podríamos estar en la fase inicial de colonización de la especie en el Delta del Ebro, con un núcleo muy localizado y que, por tanto, aún resultaría controlable.

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Guillermo Cid

Este reservorio de cientos de ranas toro se ha encontrado en un filtro verde o humedal de decantación propiedad de la empresa pública Acuamed. Estas áreas están pensadas para acumular en ellos el agua desaguada de los arrozales, que contiene restos de contaminación como nutrientes, materia en suspensión o plaguicidas. Una vez estas sustancias se decantan en el fondo del humedal, el agua, ya con mejor calidad, atraviesa un efluente para llegar hasta una laguna, paso previo a su reincorporación al Delta del Ebro.

El primer paso que ha dado la Generalitat consiste en "el confinamiento de la incipiente población detectada mediante el cierre de las vías de entrada y de salida del agua". Tras esto, están trabajando en la construcción de una valla perimetral para evitar que ninguna rana escape.

¿Por qué han llegado ahora?

De acuerdo con el MITECO, "la mayor parte de las introducciones de esta especie invasora se deben a liberaciones intencionadas o escapes involuntarios". La organización ecologista ofrecía también razones muy similares, como "la cría en cautividad para consumo, la acuariofilia o tenencia de ejemplares como mascotas, o el intercambio de animales y plantas".

La expansión de esta especie se considera muy peligrosa para la fauna autóctona, no solo por su capacidad para desequilibrar los ecosistemas sino porque es un vector para bacterias, virus y hongos como el 'Batrachochytrium dendrobatidis', un devastador patógeno que ya ha causado la extinción de 200 especies de anfibios alrededor del mundo.