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La IA desborda el jugoso negocio de los concursos públicos de carteles: "Es un fraude"
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Una 'AImbición' desmedida

La IA desborda el jugoso negocio de los concursos públicos de carteles: "Es un fraude"

Con la llegada del carnaval, cientos de ayuntamientos lanzan sus concursos de carteles. Pequeños certámenes para dar visibilidad, pero el 'boom' de herramientas como Midjourney también les ha explotado encima

Foto: Cartel del carnaval de Badajoz 2024 en el que el propio autor (no presente en la foto) admitió que usó IA. (Foto: Ayuntamiento de Badajoz)
Cartel del carnaval de Badajoz 2024 en el que el propio autor (no presente en la foto) admitió que usó IA. (Foto: Ayuntamiento de Badajoz)

Sergio Iborra Colomer es la última estrella de la ilustración de Teruel. En menos de seis meses ha ganado tres de los concursos de cartelería más importantes de la región. Empezó en octubre, con las Fiestas del Pilar de Calanda 2023, siguió con el diseño de la Semana Santa de la Ruta del Tambor y Bombo 2024 y acabó hace solo unos días con el concurso de Las Bodas de Isabel de Segura. Un hito por el que el artista de Xàtiva (Valencia) se ha embolsado cerca de 1.950 euros, más los premios de otras regiones que ha cosechado por el camino (desde finales de diciembre son, al menos, otros 1.800). Puro éxito que tiene un punto curioso: es imposible dar con la lista real de premios totales ganados, ni con el autor. Porque Iborra no tiene redes sociales, web personal, ni nada que se le parezca.

El caso de este diseñador de 49 años es llamativo. Según sus palabras, apenas lleva un par de años dedicándose profesionalmente a la ilustración desde que en 2022 le llegó la inspiración y, pese a su éxito instantáneo, no se sabe casi nada de su trabajo, pero no es un ejemplo único. Con la llegada de las fiestas de carnaval, cientos de ayuntamientos españoles volvieron a sacar a concurso el diseño de sus anuncios locales y ahí apareció, como cada año, una ristra de autores con una historia muy parecida a la de Iborra. Lo diferente esta vez es que, con la inteligencia artificial en boca de todos, se ha empezado a sospechar de ellos. Acusados de saltarse las bases de los concursos, usar herramientas de inteligencia artificial generativa, copiar o plagiar, el tranquilo negocio de los concursos de carteles acaba de saltar por los aires.

Al igual que el nombre de Iborra, estos días ha empezado a sonar el de Rubén Lucas García, que se ha hecho viral en X (Twitter) al saberse que, entre otras cosas, es ganador de más de 100 concursos en los últimos años y en muchos ha presentado obras muy similares. Pero también el de Juan Diego Ingelmo, que asegura haber ganado 450 premios en su carrera, el de César Núñez o el de José Ángel Ligero Martínez, con, según sus cuentas, más de 180 concursos en sus vitrinas. Una liga de cartelistas profesionales con muchas cosas en común. Todos pueden presumir de un prolífico trabajo (se ve en los premios porque la mayoría no tiene portafolio), han tenido polémicas por sus carteles a nivel local y comparten su aversión por la exposición pública.

Desde que el caso de Lucas se viralizara, el sector del diseño ha reaccionado como si hubiera encontrado un mundo oculto regado por dinero público. De repente, todas las historias que rodeaban a estos desconocidos artistas en medios regionales se han recuperado y la bola no ha parado de crecer. Los premiados, por su parte, apenas responden a las preguntas de los medios (El Confidencial ha contactado con varios de ellos sin que estos hayan querido hablar, con otros es casi imposible dar) y, sobre todo, evitan un punto que ha sido clave para que esto saliese a la luz: las acusaciones de uso de inteligencia artificial.

A varios de los señalados se les ha acusado directamente de usar esas herramientas como Midjourney o DALL-E y Ángel Ligero incluso lo admitió hace unos meses, tras ganar el concurso del carnaval de Badajoz. Sin embargo, como comenta Nacho Padilla, más allá de las acusaciones, no queda claro si su uso está beneficiando demasiado a este tipo de concursantes. "Era de esperar que sucediera algo así. De hecho, parece una estrategia para hacer estallar esta fea costumbre de los concursos desde dentro. ¿Qué gracia les va a quedar si va a ser una competencia entre listos y aprovechados o si todos los carteles de todas las fiestas van a ser variaciones de la IA sobre lo mismo?", comenta.

Padilla, que conoce bien este mundo desde hace años y hasta estuvo en el lado de las instituciones públicas en el Ayuntamiento de Madrid, cree que lo de la IA es solo otro añadido que ha vuelto a sacar los colores a la "fea costumbre" de los concursos. "Los concursos de carteles suelen generar estas polémicas de forma estacional: un día es por las aberraciones estéticas, otro por los abusos de derechos de autor, también están los plagios y, si no, los premios y las sospechas; ahora se sumará, para quedarse, la producción seriada a través de la IA", añade. Lo que no está claro es si van a sobrevivir a esta última.

Morir por exceso

La mayoría de estos artistas expertos en concursos públicos llevan en el negocio desde hace años, por lo que empezaron mucho antes de que la IA generativa se pusiese de moda, pero estas herramientas pueden haber cambiado el juego para siempre. A día de hoy no se sabe cuántos cartelistas profesionales hay, pero teniendo una base de datos de los concursos, que es algo que ya ofrece la web 'Deconcursos.com' (con más de 5.500 concursos artísticos y literarios publicados vende la base por una suscripción de 33 euros al año o 22 al mes), y con estas herramientas que agilizan tanto el trabajo, el negocio puede explotar.

"Leí una frase que decía que la IA iba a hacer por el resto de saberes humanos lo que la calculadora había hecho por las operaciones matemáticas. Si ya estos perfiles que le buscaban las cosquillas al sistema sabían multiplicar, ahora saben elevar a la enésima potencia", detalla Padilla.

"Esta polémica nos ha descubierto que hay personas que se dedican profesionalmente a jugar a la lotería de los concursos por toda España. Si te presentas a 50 concursos semanalmente en todo el país, con ganar solamente uno ya te compensa, y esto si lo haces además con una IA es supersencillo, porque ni siquiera tienes que ser diseñador o ilustrador: le pides que te genere 3 variantes de la misma imagen y ya tienes tres carteles para enviar", comenta Celsius Pictor.

Este ilustrador orensano acaba de presentar su cartel para el carnaval de Segovia, que se diseña por encargo directo, y su trabajo está por toda la red. Crítico con el sistema de concursos, no se muerde la lengua. "Toda esta gente no son conocidos porque en realidad dudo muchísimo que hagan trabajos de diseño o ilustración, son profesionales de facturar, no del diseño. El problema original viene del boom de los concursos abiertos para 'abrirlos al público' y generar interacciones en redes. Ahora son concursos de trabajo especulativo, sin ninguna garantía profesional y con un criterio de elección profesional y estético generalmente nulo, porque no hay una elección de un profesional con una trayectoria y un portafolio solvente detrás, sino que se elige una imagen 'bonita', con todo lo subjetivo que este término oculta", añade.

Su argumento coincide con la de la mayoría de profesionales preguntados, que ven en estos concursos un auténtico desastre para la profesión. Creen que menosprecia el trabajo de los ilustradores, lo precariza y genera malas prácticas como las denunciadas estos días. Incluso lo dice gente como Luis Ángel Argote, que ha ganado varios de estos concursos y se ha presentado a unos cuantos. "Creo que llegamos tarde a este debate. La irrupción de la IA ha hecho que salgan a la luz una serie de, cómo llamarlo, pequeñas argucias o picarescas por parte de artistas que acogiéndose a unas bases de los concursos que no están bien definidas, ganan".

"Cuando ves este tipo de situaciones y que siguen ganando los mismos, concurso tras concurso, se te quitan las ganas de seguir participando. Y ahora con la utilización de la IA, que lo que a mí me puede costar realizar unas 20 horas, ella te lo hace en 30 segundos, te desesperas. Me da pena ver cómo algunos artistas que hacen buenos carteles, empiezan a utilizar la IA, no respetando ni su propia firma, que es una cosa que les debería importar y mucho. Esto empieza a ser una carrera en la que unos van en un burro y otros en un Ferrari, pero lo malo del segundo es que puede pinchar y te la pegas. Y alguno ya ha pinchado", cuenta Argote.

¿Y los ayuntamientos?

La gran duda que queda es qué pasa con los ayuntamientos y entidades encargadas de estos concursos y que pagan con dinero público los premios. En los casos denunciados, como el de Iborra y sus carteles casi calcados para Sagunto y Sueca, las instituciones suelen escurrir el bulto asegurando que no hay tantos parecidos o justificando las similitudes. Pero entre los expertos eso no termina de convencer. Para ellos, estas entidades tienen buena parte de la culpa al crear un modelo perverso. Hablan de falta de profesionalidad entre los jurados, nulo control de lo que se hace y unas bases que ni siquiera respetan.

"En las bases de los concursos hay dos aspectos que se piden casi siempre, tienen que ser carteles originales e inéditos. El segundo se suele cumplir, pero lo de original ahí es donde está el problema. Es el caso de Rubén Lucas con los carnavales de Irún, Sestao, Barbadás y Pedro Muñoz, donde la idea central de una abuela con máscara, plumas de colores en la cabeza y cosiendo se repite, entonces el cartel en tres de ellos no es original", detalla Argote. "Pero claro, si alguien hace al año entre 200 y 300 carteles para tantos concursos, no te da para ser original, solo si utilizas alguna herramienta te copias repitiendo la idea y haciendo carteles como churros".

No son números del todo descabellados. El propio Iborra aseguró en una entrevista en el Diario de Teruel que hace 20 carteles al mes, unos 200 al año, dedica el 80% de su tiempo a ello y, asegura, gana el 15% de los premios a los que se presenta. En agosto de 2023 decía haberse presentado a unos 50 certámenes. "Para ganar te tienes que presentar a muchos concursos", contaba al diario Levante.

Para Padilla, todo este debate es el ejemplo perfecto de que estos concursos deberían desaparecer. "El cumplimiento de las normativas y las bases se vigila, no me cabe duda. Ahora bien, son unas normativas y unas bases pensadas para precarizar al sector del diseño. Hay una total falta de interés en la forma en que se plantean estos concursos e ignorancia en la que se juzgan", cuenta Padilla.

"El Ayuntamiendo de Segovia lo hizo bien al hacer un encargo directo, como se hacia antes en Madrid, Barcelona o Valencia. Muchos compañeros no nos presentamos a concursos porque no nos compensa el tiempo ni el esfuerzo de hacer un buen trabajo, si luego hay muchísimas posibilidades de haber trabajado en vano y no ganar. Por eso hay gente que hace el mismo cartel para 10 o 12 concursos, para rentabilizar la inversión. Un profesional no puede hacer eso", cuenta Pictor.

Algunos, como Luis Demano, otro ilustrador claramente posicionado contra la IA, van más allá y hablan de "fraude" e ilegalidad. "Las imágenes generadas por Inteligencia Artificial Generativa (IAG) no están sujetas a derechos de autoría dentro de nuestro marco legal europeo. Por tanto, esos 'autores' no son los dueños de esas imágenes generadas con IAG y no pueden cederlas a los ayuntamientos e instituciones para su uso, por lo que estarían incumpliendo la principal cláusula de las bases. De esta forma se está incurriendo en un fraude de ley, con dinero público, del que no se está alertando", detalla el experto.

Vista la polémica generada, de momento ninguno de los ayuntamientos señalados ha tomado cartas en el asunto aunque algunas entidades sí han empezado a poner en sus bases que prohíben la IAG, pero cada día aparecen más diseños que se denuncian como artificiales. "Quizá lo verdaderamente importante es poner en valor el trabajo de comunicación de profesionales que realizamos una pieza única y que consigue que miles de personas se identifiquen con un lugar o un evento, aunque nunca estuviesen allí antes. Un trabajo que no sale como churros y en el que no da lo mismo que el encargo sea de Irún, de Las Hurdes o de Cádiz", termina Celsius Pictor.

Sergio Iborra Colomer es la última estrella de la ilustración de Teruel. En menos de seis meses ha ganado tres de los concursos de cartelería más importantes de la región. Empezó en octubre, con las Fiestas del Pilar de Calanda 2023, siguió con el diseño de la Semana Santa de la Ruta del Tambor y Bombo 2024 y acabó hace solo unos días con el concurso de Las Bodas de Isabel de Segura. Un hito por el que el artista de Xàtiva (Valencia) se ha embolsado cerca de 1.950 euros, más los premios de otras regiones que ha cosechado por el camino (desde finales de diciembre son, al menos, otros 1.800). Puro éxito que tiene un punto curioso: es imposible dar con la lista real de premios totales ganados, ni con el autor. Porque Iborra no tiene redes sociales, web personal, ni nada que se le parezca.

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