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La Tierra podría albergar restos de Theia, el protoplaneta que dio origen a la Luna
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Se creía "una idea descabellada"

La Tierra podría albergar restos de Theia, el protoplaneta que dio origen a la Luna

Un estudio publicado en Nature demuestra que es posible. Los restos de Theia se encontrarían bajo el manto terrestre a 3.000 kilómetros de profundidad, aproximadamente

Foto: Simulación del choque entre la Tierra y Theia (NASA)
Simulación del choque entre la Tierra y Theia (NASA)

La hipótesis sobre la formación de la Luna más aceptada por la comunidad científica dice que, hace unos 4.500 millones de años, un protoplaneta del tamaño de Marte impactó contra la Tierra. La mayoría de los escombros resultantes de la impresionante colisión se unieron originando el satélite, pero del resto nunca se había sabido anda. Al menos, hasta ahora. Y es que la revista Nature ha publicado un interesante artículo en el que se afirma que parte de ese cuerpo celeste, al cual se le da el nombre de Theia o Tea, permanece en el interior de nuestro planeta.

En concreto, se trata de dos enormes fragmentos situados a 2.900 kilómetros de profundidad bajo la superficie terrestre. Uno se encuentra en mitad del océano Pacífico y otro en África occidental. Los investigadores llevan mucho tiempo preguntándose por qué las ondas sísmicas procedentes de los terremotos sucedidos en ambas regiones se desaceleran notablemente al atravesarlos, lo que tiene que implicar que su composición es más densa que el resto del manto del planeta.

Hay otras teorías que podrían explicar este hecho como, por ejemplo, las que afirman que ambos fragmentos son el resultado de la acumulación de corteza oceánica en zonas de subducción o de magma solidificado. Sin embargo, según el geólogo chino Qian Yuan, que es uno de los autores principales de la investigación, son mucho menos probables que la suya, a pesar de que en un primer momento fue tildada de “descabellada”.

¿Cómo ha sido posible?

Tras producirse la colisión, parte del manto de Theia se incorporó al manto fundido de la Tierra. Sin embargo, su elevado nivel de hierro hizo que se hundiera hasta llegar al límite con el núcleo de nuestro planeta. No hay que olvidar que el núcleo terrestre está formado en un 85 % por este metal y que su presencia en el manto es del 8 %. Sin embargo, en el manto de la Luna alcanza el 10 %, lo que sustenta la teoría de Qian Yuan.

Foto: Las últimas muestras recogidas en la Luna revelan datos sorprendentes (BIG/ICON)

Aunque todos estos datos apoyaban la hipótesis de Qian Yuan, todavía era necesario demostrar que realmente era posible que el hierro de Theia hubiese podido llegar hasta las profundidades de la Tierra y a las zonas en las que se encuentra. Por ello, realizó una serie de simulaciones computarizadas que, finalmente, demostraron que era factible. Es más, han dado lugar a pensar que Theia no fue el único protoplaneta del Sistema Solar primitivo que impactó contra el nuestro.

En este sentido, los investigadores han logrado identificar 'bolsas' de materiales especialmente densos en las profundidades del manto terrestre que difícilmente podrían haber llegado hasta la zona sin una colisión planetaria previa. También creen que parte de estos metales podrían haber emergido ya a la superficie a través de eventos geológicos como, por ejemplo, las erupciones volcánicas de Hawái. Sin duda, se trata de un descubrimiento que abre una importante ventana de conocimiento respecto a los misterios que entraña el proceso de formación de la Tierra hasta lo que es hoy.

La hipótesis sobre la formación de la Luna más aceptada por la comunidad científica dice que, hace unos 4.500 millones de años, un protoplaneta del tamaño de Marte impactó contra la Tierra. La mayoría de los escombros resultantes de la impresionante colisión se unieron originando el satélite, pero del resto nunca se había sabido anda. Al menos, hasta ahora. Y es que la revista Nature ha publicado un interesante artículo en el que se afirma que parte de ese cuerpo celeste, al cual se le da el nombre de Theia o Tea, permanece en el interior de nuestro planeta.

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