La justicia de EEUU autoriza la compra de Activision por parte de Microsoft por 69.000M

A una semana de que se cumpliese el plazo para cerrar la operación, la compra de Activision Blizzard por parte de Microsoft, la mayor adquisición de la historia de la industria tecnológica, ha recibido un espaldarazo casi definitivo. La justicia de Estados Unidos ha tumbado el veto cautelar de la Comisión Federal de Comercio (FTC) a la compra, en la que los de Redmond invertirán 69.000 millones de dólares. La magistrada ha valorado las garantías que ha dado el gigante tecnológico en el marco del proceso. "Se ha comprometido por escrito, en público y en los tribunales, a mantener Call of Duty en PlayStation durante 10 años en paridad con Xbox. Llegó a un acuerdo con Nintendo para llevar Call of Duty a Switch. Y firmó varios acuerdos para llevar por primera vez el contenido de Activision a varios servicios de juegos en la nube", reza la sentencia.

Estas promesas parecen haber sido suficientes pruebas para la magistrada a cargo del caso para tumbar los argumentos de la FTC de que, en caso de llevarse a cabo, la competencia en la industria de los videojuegos se vería sensiblemente dañada en los próximos años. De esta manera, Microsoft parece que tiene vía libre para cerrar la operación.Si no lo lograba antes del próximo martes 18 julio, el acuerdo quedaba anulado y tenían que renegociarlo de cero. Aunque la FTC podría recurrir la decisión, viendo los antecedentes en casos similares con multinacionales como Meta, no parece que vaya a ser el proceder.

Ahora el obstáculo es la CMA británica. La empresa de Satya Nadella ha conseguido la autorización de absolutamente todo el mundo menos de Reino Unido. Allí el regulador se posicionó en contra, poniendo especial acento en el mercado del juego en la nube, ya que Microsoft podría conseguir una posición dominante si fagocitase la desarrolladora de Call of Duty, World of Warcraft o Candy Crush, entre otros. Las opciones sobre la mesa son cerrar un acuerdo con los supervisores del mercado o, en último término, dejar de distribuir estos productos en el mercado inglés