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EEUU tiene un plan maestro para ahogar la tecnología china (pero por ahora hace agua)
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TIENE ALGUNOS AGUJEROS

EEUU tiene un plan maestro para ahogar la tecnología china (pero por ahora hace agua)

Washington suma a Japón y Holanda a su cordón sanitario para impedir que el país asiático acceda a las máquinas y componentes clave para el desarrollo de cosas como la IA. Sin embargo, su red tiene agujeros

Foto: Técnicos de ASML instalan una máquina de litografía ultravioleta extrema. (Reuters)
Técnicos de ASML instalan una máquina de litografía ultravioleta extrema. (Reuters)

Lo de ser únicamente la fábrica del mundo hace bastante tiempo que dejó de interesar a China. El régimen de Pekín lanzó en su momento una ofensiva para dejar de ser el lugar donde peregrinan miles de marcas y compañías con el fin de montar sus dispositivos y productos por cuatro duros y comenzar a marcar el ritmo de la industria tecnológica. Sus esfuerzos han tenido frutos. Basta con echar un vistazo a algo tan de moda como la inteligencia artificial, el negocio en el que ahora todos se fijan después de la onda expansiva de ChatGPT.

Las empresas que más patentes tienen a día de hoy relacionadas con esta disciplina son Tencent y Baidu, que superan holgadamente a empresas como IBM, Microsoft o Alphabet. La cuestión es que hace un lustro eran las firmas occidentales las que estaban al frente de estas clasificaciones. Un vuelco que resume a la perfección el tremendo avance que ha logrado la segunda economía del mundo en unos pocos años. Y también resume a la perfección las inquietudes de Estados Unidos. Un país que ve por primera vez en muchas décadas, como alguien puede moverles la silla y quitarle el liderazgo en materia tecnológica.

Para evitarlo, Estados Unidos diseñó un cordón sanitario con el que pretende impedir el acceso a lo que estas patentes sobre inteligencia artificial y prácticamente cualquier revolución necesitan para hacerse realidad: los microchips de última generación. Un palo en las ruedas en forma de sanciones y listas negras que hasta el momento, a pesar de haber sido bastante efectiva en casos concretos como el de Huawei, no han conseguido ahogar por completamente el avance de China y de muchas de sus empresas.

El objetivo de la administración norteamericana ha sido cortar el acceso a la maquinaria necesaria para producirlos. En otoño, aprobó una batería de restricciones destinadas a limitar los envíos de equipos por parte de sus empresas, a las que también se les ha advertido de que tienen prohibido expandir la fabricación de chips más allá de los 28 nanómetros (los más punteros se encuentran en la escala de 3 nanómetros) en el país asiático o en Rusia durante una década. Pero ahora los planes de Washington pueden recibir una dosis extra de efectividad, ya que parecen haber conseguido que Japón y Países Bajos le sigan el paso.

El poder de las máquinas

¿Por qué estos dos compañeros de viaje pueden resultar tan importantes? No tiene tanto que ver con lo potente de sus economías (los nipones ocupan el tercer puesto a nivel mundial y los holandeses el decimoctavo), sino con algunas de las empresas que tienen en su territorio. Esto es especialmente significativo en el caso del país europeo, lugar de origen de ASML. Esta compañía, una antigua subsidiaria de Phillips, es la única en todo el mundo capaz de construir los equipos de litografía ultravioleta extrema en todo el mundo.

Esas máquinas son imprescindibles para la producción de los microchips de última generación. Si las empresas chinas no pueden acceder a ellas es una odisea fabricar chips por debajo de los 10 nanómetros, fundamentales para cosas como móviles, ordenadores pero también para los centros de datos y los súper ordenadores necesarios para hacer funcionar y entrenar sistemas de inteligencia artificial. Lo de llegar a hacerlos en masa es sencillamente imposible.

Los fabricantes chinos más avanzados como SMIC verían dificultada no ya de la tecnología más puntera

Trump ya consiguió limitar las ventas presionando al ejecutivo neerlandés en 2019.La entrada de Japón en el frente estadounidense supone una vuelta de tuerca a la campaña contra China. ¿Por qué? Porque a pesar de que el país del sol naciente hace tiempo que fue desplazado como Corea del Sur y perdió peso en el mercado de semiconductores (apenas maneja un 10% de la producción global) sigue siendo un productor clave de equipos de litografía ultravioleta profunda, la segunda tecnología más puntera, gracias a empresas como Nikon, Lasertec o Resonac. También de origen japonés es el grupo Ajinomoto, conocido por el glutamato pero el único suministrador a nivel mundial de una resina, conocida como ABF, clave para la producción de semiconductores.

Se da por supuesto que tanto La Haya como Tokio van a endurecer sus posturas, aunque no está claro si igualarán la dureza aplicada por EEUU. "Si estos nuevos controles son efectivos, causarán dificultades sustanciales en la capacidad de China para construir nuevas instalaciones informáticas avanzadas en las que se puedan entrenar los sistemas de IA", comenta Chris Miller, autor de Chip War (una de las obras de referencia sobre esta industria). "El acuerdo trilateral entre los Países Bajos, Japón y los EEUU ilustra la alineación sustancial entre estos países sobre los riesgos de permitir que China desarrolle capacidades sofisticadas de IA que puedan rivalizar con las producidas en Occidente".

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Foto: Reuters.

Para entender la motivación detrás de esta última jugada, hay que fijarse en SMIC, el mayor foundry del país asiático. Con ese término se define a las compañías que solo fabrican chips, pero no diseñan nada. El consenso general era que esta y otras compañías habían logrado avanzar hasta los 14 nanómetros. Para tener una referencia, los procesadores más avanzados se fabrican en 3 o 5 nanómetros.

Sin embargo, una reciente investigación señaló que podrían llevar produciendo en secreto componentes en el nodo de los 7 nanómetros, lo que causó sorpresa ya que no tienen la capacidad de comprar las máquinas de ASML. "La opción más probable, por así decirlo, ha sido la de estirar la tecnología anterior, la litografía ultravioleta profunda, conocida como DUV, a cuyos equipos sí tienen acceso", explicaba Ignacio Mártil de la Plaza, doctor en Física y catedrático de Microelectrónica en la Universidad Complutense de Madrid, en una entrevista con Teknautas. Este académico y divulgador recuerda que no es ni mucho menos la primera vez que alguien hace esto.

Foto: Técnicos aprendiendo a montar una máquina de ASML. (Reuters/Ann Wang)

"La propia TSCM lo logró hace años, pero lo sustituyó por la litografía ultravioleta extrema, porque los siete nanómetros con equipos DUV ya presentan problemas y dificultades que pueden afectar al rendimiento del producto final", apuntaba a este periódico Manuel Lozano, investigador del Instituto de Microelectrónica de Barcelona y del CSIC, a este respecto. Intel, la única empresa que hace todo el proceso —diseñar y fabricar— junto con Samsung, también ha experimentado durante muchos años retrasos en el salto a generaciones más modernas por su empeño en explotar la vida útil de las tecnologías más maduras de producción.

¿Por qué esto inquieta al frente occidental? Porque si China consigue apuntalar este avance podría autoabastecerse de equipos algo más punteros que le permitieran no quedarse descolgada de la carrera por la inteligencia artificial. Es cierto que tendría que hacerlo con equipos con menor rendimiento pero esta brecha es salvable, por ejemplo, con una recolección de datos mejorada. Es decir, la potencia es importante, pero no lo es todo.

Las empresas y el fuego cruzado

Muchas veces se tiende a identificar a las empresas con sus banderas. Y no. Algunas se están viendo en medio del fuego cruzado de estas guerras comerciales. El capítulo más señalado es el de Apple y YMTC. Esta compañía es el mayor fabricante de chips de memoria del país asiático. Recientemente anunció el lanzamiento de una memoria NAND 3D de 232 capas, un logro que le coloca a la altura de empresas estadounidenses como Micron, tradicionales referencias de este mercado. Los de Cupertino pretendían utilizar estas memorias para sus teléfonos, algo que levantó las suspicacias del Congreso y el Senado. De nada sirvió que la compañía asegurase que solo instalaría ese componente en los terminales que se comercializan en China. La presión de los legisladores acabó por hacer que abandonaran estos planes.

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Foto: Andrew Kelly/Reuters.

Peter Wennink, CEO de ASML, alertó que las eventuales sanciones del ejecutivo holandés pueden un incentivo para que China sea autosuficiente y no dependa de Occidente . "Si no pueden obtener esas máquinas, las desarrollarán ellos mismos. Eso llevará tiempo, pero finalmente lo lograrán", afirmó en una entrevista con Bloomberg. "Las leyes de la física allí son las mismas que aquí", dijo Wennink. "Cuanto más los presione, más probable es que dupliquen sus esfuerzos para lograrlo".

Las restricciones son un arma de doble filo, ya que afectan directamente al gremio de los semiconductores, en el sentido de que se pega un importante mordisco a su negocio. Cuando entraron en vigor la última batería de medidas de EEUU, la cotización de las empresas estadounidenses involucradas se vio reducida en 240.000 millones. La SIA, algo así como la patronal estadounidense de los fabricantes de microchips, dviertiendo que las compañías que se dedican a la fabricación de semiconductores tienen que invertir una quinta parte de su facturación en I+D, una de las mayores tasas "soportada por cualquier industria".

El mercado secundario

placeholder Un empleado dentro de una fábrica de SMIC. (EFE)
Un empleado dentro de una fábrica de SMIC. (EFE)

Los planes de Washington por ahora no están teniendo todo el éxito que pretenden. La razón es el mercado secundario. Una muestra de ello es la información desvelada por el Wall Street Journal esta misma semana, en la que se afirmaba que la Academia China Militar, una pieza fundamental del programa nuclear de aquel país, había conseguido componentes de Intel y Nvidia para sus desarrollos y estudios. Teniendo en cuenta que este organismo llevaba más de dos décadas sancionado, la noticia es una amarga cucharadita de ricino para los estadounidenses, que ven cómo su plan maestro para ahogar la tecnología china tiene importantes agujeros.

"Creo que es demasiado pronto para decir si los controles de exportación más recientes impuestos a China en octubre están funcionando. Realmente solo será posible evaluar su eficacia después de un año o más", explica Chris Miller a este respecto, que señala que la noticia del WSJ demuestra lo difícil que es hacer cumplir las restricciones en aquel país. "Esta es la razón por la que los nuevos controles de EEUU en octubre impiden la transferencia de ciertos chips (GPU avanzadas para aplicaciones de IA en centros de datos) a todo el país de China, independientemente de si el uso declarado es civil o militar".

Foto: Un hombre controla diferentes partes de una planta de producción. (Getty/David Hartung)
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En los últimos años, China se ha hinchado a comprar maquinaria vieja. En 2021, las empresas de aquel país invirtieron casi 30.000 millones de dólares con este fin, más del doble de lo que movilizaron un año antes. Esto les permite convertirse en un proveedor clave para industrias como la automoción. ¿De dónde salen estas máquinas? De otros fabricantes que trabajan con equipos más modernos, que abandonan las tecnologías más maduras para centrarse en otras con mayor margen. Cuando toman esa decisión, optan por alquilar o revender los equipos.

Lo de ser únicamente la fábrica del mundo hace bastante tiempo que dejó de interesar a China. El régimen de Pekín lanzó en su momento una ofensiva para dejar de ser el lugar donde peregrinan miles de marcas y compañías con el fin de montar sus dispositivos y productos por cuatro duros y comenzar a marcar el ritmo de la industria tecnológica. Sus esfuerzos han tenido frutos. Basta con echar un vistazo a algo tan de moda como la inteligencia artificial, el negocio en el que ahora todos se fijan después de la onda expansiva de ChatGPT.

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