Es noticia
Del odio al amor: por qué nadie esperaba que Musk se convirtiese en el hombre fuerte de Twitter
  1. Tecnología
ASÍ HA ACABADO DEJÁNDOSE 2.900M

Del odio al amor: por qué nadie esperaba que Musk se convirtiese en el hombre fuerte de Twitter

Después de semanas levantando dudas sobre la red social y asegurar que estaba pensando lanzar una propia, el fundador de Tesla ha dado un giro inesperado y se ha convertido en su máximo accionista. Este ha sido su viaje

Foto: El CEO de Tesla y máximo accionista de Twitter, Elon Musk. (Reuters / Lucy Nicholson)
El CEO de Tesla y máximo accionista de Twitter, Elon Musk. (Reuters / Lucy Nicholson)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Elon Musk está acostumbrado a dar golpes de efecto en Twitter, pero nadie esperaba que el cambio de guion fuese a incluir a la propia compañía. Desde este lunes, el hombre más rico del mundo se ha convertido en su principal accionista. La jugada de despiste ha sido colosal: el fundador de Tesla llevaba un par de semanas levantando sospechas sobre la idoneidad de esta red social y dejando caer que iba a montar una propia. No ha sido la única vez que ha cargado contra la plataforma del 'pajarito': cuando Parag Agrawal se convirtió en CEO el pasado noviembre, lo comparó con Iósif Stalin. Este ha sido el viaje para haber pasado de aquello a dejarse 2.900 millones de dólares –precio de mercado, no se conoce el importe exacto– en el 9,2% de los títulos.

"Me preocupa que el sesgo del 'algoritmo de Twitter' tenga un efecto importante en el discurso público. ¿Cómo sabemos lo que realmente está pasando?", escribió el pasado 24 de marzo en respuesta al bloguero Tim Urban. Unas horas después, lanzaba una encuesta en la misma red social, donde cuenta con más de 80 millones de seguidores y acostumbra a hacer todo tipo de comentarios, que van desde memes sobre asuntos de actualidad hasta la venta de acciones de Tesla o declaraciones que han tenido una influencia considerable en la valoración de criptomonedas.

Esta vez, preguntó si su código debería ser público, algo a lo que respondió afirmativamente el 82,7% del millón de personas que respondieron. Al día siguiente, tiró un poco más de la cuerda con otro nuevo sondeo. "La libertad de expresión es esencial para el funcionamiento de la democracia. ¿Piensas que Twitter se adhiere rigurosamente a este principio?", preguntó antes de indicar que "las consecuencias del resultado serán importantes; por favor, vota con cuidado". Cuando tuvo el resultado –el 70,4% dijo que sí, con 2 millones de votos–, fue más allá: "No adherirse a los principios de libertad de expresión socava fundamentalmente la democracia. ¿Qué debe hacerse?". Y una vez todo estaba repleto de gasolina, echó la cerilla que faltaba: "¿Es necesaria una nueva plataforma?".

Un usuario le consultó si estaría considerando crear una plataforma "con un algoritmo de código abierto, donde la libertad de expresión tenga la máxima prioridad y la propaganda sea mínima", aunque las dos últimas características tienen un equilibrio de lo más complicado. Musk le dijo que estaba "pensando seriamente" en lanzar una nueva red social, mientras que algunos seguidores le respondieron que no hacía falta: simplemente bastaba con comprar Twitter.

¿Twitter manejado por Stalin?

Cuando Agrawal llegó a lo más alto de Twitter, recibió una agria bienvenida por parte del fundador de Tesla. En concreto, una parodia de 'Grand Old Memes' de la conocida imagen en la que aparecen Stalin junto a Nikolai Yezhov, jefe de la policía secreta soviética, que sería purgado años después. Sus caras habían sido sustituidas por las de Agrawal y Jack Dorsey –su antecesor–, respectivamente. A continuación, aparecía el montaje posterior que hizo el estalinismo, en el que el segundo desaparecía de la imagen. Musk no añadió ningún comentario, aunque se podía intuir por dónde iban los tiros (pese a que, oficialmente, el nuevo CEO fue elegido por su predecesor).

De cualquier modo, el resto de sus comentarios iban más encaminados hacia las críticas a la moderación de contenido en la red social, el gran lodazal del que no se escapa ninguna plataforma. El discurso es muy parecido al empleado por el expresidente de Estados Unidos Donald Trump, que estuvo en guerra con esta plataforma durante su mandato presidencial.

Básicamente, el mandatario consideraba que poner límites al discurso del odio o a las mentiras eran en realidad un ejercicio de censura. La gota que colmó el vaso de aquel conflicto fue el asalto al Capitolio de enero de 2021. Desde entonces, su cuenta está suspendida de forma permanente por no haber cumplido las normas de uso de forma continuada, además de incitar a los manifestantes en un contexto de extrema gravedad como aquel.

Foto: Foto: Reuters.

La primera alternativa que tomaron algunos de sus seguidores fue acudir a Mastodon, pero después Trump anunció que crearía su propia plataforma: Truth Social. El primer problema llegó cuando se descubrió que usaba parte del código de esa misma red social sin la debida acreditación. Corregido aquello, ahora se ha lanzado el proyecto en fase beta, pero ha vuelto a aparecer un viejo problema y difícil de resolver: ¿qué se puede decir (y qué no) en internet?

Por ahora, no parece que Musk vaya a tener que responder a esa pregunta. El multimillonario no va a entrar, al menos en un primer momento, en el consejo de administración de Twitter, aunque sí será su hombre fuerte. Entre los mayores accionistas, le siguen Vanguad (8,79%), Morgan Stanley (8,37%) y BlackRock (6,51%). Por otro lado, Dorsey –que dejó el cargo el pasado diciembre– únicamente tiene un 2,25% de los títulos. Además, tal y como ha recordado el analista Peter Kafka, esta compañía no tiene acciones especiales que permiten a los fundadores controlar la empresa, algo que es habitual en las tecnológicas.

En cualquier caso, el mayor problema de Twitter no son tanto sus contenidos como su cuenta de resultados. En 2021, perdió 221 millones de dólares, que no son demasiados si se compara con los 1.100 millones que se dejó en el ejercicio anterior. Su capitalización bursátil no ha ido mucho mejor: en los últimos 12 meses, ha caído un 40%.

Elon Musk está acostumbrado a dar golpes de efecto en Twitter, pero nadie esperaba que el cambio de guion fuese a incluir a la propia compañía. Desde este lunes, el hombre más rico del mundo se ha convertido en su principal accionista. La jugada de despiste ha sido colosal: el fundador de Tesla llevaba un par de semanas levantando sospechas sobre la idoneidad de esta red social y dejando caer que iba a montar una propia. No ha sido la única vez que ha cargado contra la plataforma del 'pajarito': cuando Parag Agrawal se convirtió en CEO el pasado noviembre, lo comparó con Iósif Stalin. Este ha sido el viaje para haber pasado de aquello a dejarse 2.900 millones de dólares –precio de mercado, no se conoce el importe exacto– en el 9,2% de los títulos.

Elon Musk Internet
El redactor recomienda